Una austeridad arraigada

Brotan las primeras notas, con el teatro a¨²n en pr¨¢ctica penumbra, de esos dedos privilegiados que la naturaleza le concedi¨® a Ni?o Josele, y resulta claro que el sortilegio no ha hecho m¨¢s que comenzar. Guitarra de agua, guitarra de arroyo y remolino: el almeriense se basta para llenarlo todo hasta que una sombra perfilada, un velo, emerge por la izquierda del escenario. Estrella Morente es todav¨ªa una artista joven, pero desprende una aureola casi m¨ªstica. En aquellos primeros compases del recital, este martes en el Nuevo Apolo, asemejaba una madonna del cante con hondura.

Estrena la pareja Amar en paz, su reciente declaraci¨®n conjunta de amor a la m¨²sica brasile?a, y el acercamiento que ambos han concebido a la obra de Vinicius, Jobim o Ary Barroso es tan minimalista como esa portada escueta y blanqu¨ªsima del disco. El repertorio supone un b¨¢lsamo de melancol¨ªa para tiempos de ¡°infinita tristeza¡±, como advierte el tema titular. A la amargura se le confiere durante toda la velada una profundidad casi de oratorio. Y esa congoja se convierte en irrenunciable, por mucho que asociemos los aires de bossa (en Baile del desamor, por ejemplo) con una cierta efervescencia.

El d¨²o y su productor, Fernando Trueba, han sabido desnudarse hasta acertar con un sonido arrugao, que dir¨ªa la primog¨¦nita de don Enrique Morente: ensimismado, sutil, de austeridad arraigada y conmovedora. Los acordes son brasile?os, claro, pero no as¨ª el p¨¢lpito, el pellizco, la intenci¨®n. Josele no ha perseguido tanto la fusi¨®n como la impregnaci¨®n: no pretende agitanar a Moraes, sino abrazarlo. Y Estrella conserva esa compungida serenidad incluso en las piezas, como Dindi, de evoluci¨®n mel¨®dica m¨¢s endiablada. No es un espect¨¢culo f¨¢cil, pero esta vez tocaba trascender, hurgar en la llaga. Acaso para curarla, pero, como m¨ªnimo, para cerciorarse del abismo de su profundidad.