Con Mario hab¨ªa un problema

Sin pretenderlo posiblemente, y con una dosis de sorprendente ingenua sinceridad, Gregorio Villalabeitia se ha encargado demasiado r¨¢pido de desvelar dos de los secretos mejor guardados en la historia reciente de Kutxabank.

En su estreno, al airear precipitadamente la ins¨®lita esencia del caso Cabieces, aire¨® uno de los errores m¨¢s sangrantes para el orgullo profesional de Mario Fern¨¢ndez y que ha merecido el repudio generalizado por sus formas a costa de flagelar la reputaci¨®n del banco. Y este jueves, presa seguramente del desgaste de imagen que le ha supuesto las intencionadas descalificaciones sobre su sueldo ¡ªnada escandaloso en el ranking financiero¡ª, Villalabeitia dej¨® malparados a quienes sostuvieron hasta la extenuaci¨®n que el anterior presidente de Kutxabank hab¨ªa dejado el cargo por su propia voluntad, los mismos que pusieron cara de sorprendidos por la despedida.

Ha bastado que Villalabeitia situara sin cautela alguna cu¨¢ndo empez¨® a negociar su incorporaci¨®n a Kutxabank para dejar sentado definitivamente y sin enmienda posible que ya exist¨ªa en el pasado verano un evidente deseo pol¨ªtico de acelerar el final de la etapa de Mario Fern¨¢ndez en el banco vasco, ¡°su obra¡±. Era el abrupto desenlace de un desencuentro dentro y fuera de la din¨¢mica diaria de la entidad.

Dentro, porque Mario se hab¨ªa envuelto ¨¦l solo en la bandera de una privatizaci¨®n que ni el sector ni el negocio reclamaban, mientras segu¨ªa relegando el impulso a una eficiencia nada boyante, como anhelaba en voz baja ¡ªla ¨²nica forma posible¡ª su socio mayoritario, la BBK. Fuera, porque estaba comprometiendo en exceso al PNV tras haberse acostumbrado a dar cada vez menos explicaciones trascendentales sobre sus proyecciones de futuro, amparado como siempre en el brillo que destella su ¨¢urea profesional. Vaya, que se fue porque era un problema.