Rajoy decide por Fabra (y por Barber¨¢)

Mariano Rajoy, a trav¨¦s de intermediarios y desde Madrid, ha designado finalmente a Alberto Fabra como candidato a la Generalitat. Es un ritual que puede que sea evidente en el PP (el candidato no emerge desde la organizaci¨®n en Valencia sino desde el v¨¦rtice de la pir¨¢mide), pero cuya sobreescenificaci¨®n no esconde su desprecio por el sistema auton¨®mico, puesto que las consecuencias, en caso de victoria electoral, exceden el ¨¢mbito estrictamente org¨¢nico. Fabra, tras un retraso ag¨®nico que no ha hecho sino acentuar su vulnerabilidad a manos de los barones de su entorno, ya es el hombre y por la felicidad con que lo celebr¨® el jueves se dir¨ªa que lleg¨® a dudarlo.

Rajoy le reconoce as¨ª que ha hecho el trabajo que le encomend¨®: recortar los excesos de su propio partido (a menudo seccionando ¨®rganos vitales para un pueblo con autogobierno y lengua propia como RTVV) y camuflar (con un trile de l¨ªneas rojas itinerantes) la basura que gener¨® y que hoy procesan los jueces (G¨¹rtel, Brugal, Emarsa, Cooperaci¨®n, F¨®rmula 1, Terra M¨ªtica, Carlos Fabra, Olivas¡­). Sin embargo, Rajoy ha evitado singularizar su designaci¨®n, neg¨¢ndole la autoridad de confeccionar las listas a su gusto y, por tanto, subrayando la debilidad de su liderazgo frente a los barones provinciales. De una misma tacada, Rajoy le nombr¨® los cabezas de lista por Castell¨®n (Isabel Bonig) y Alicante (Jos¨¦ Ciscar), y lo que resulta m¨¢s asombroso: el n¨²mero dos por Valencia.

Rita Barber¨¢ no solo repetir¨¢ como c¨¢ndidata por s¨¦ptima vez al Ayuntamiento de Valencia sino que se asegura un esca?o en las Cortes Valencianas cuando hay muchos m¨¢s pasajeros que asientos. Los ingredientes primordiales de las listas apuntan que la decisi¨®n de Rajoy para la Comunidad Valenciana est¨¢ tomada en clave de oposici¨®n. No aten¨²an la desconfianza de que el partido logre retener el poder ni en el Consell ni, mucho menos, en el Ayuntamiento de Valencia.

Barber¨¢, que tras 24 a?os en el cargo acaba de suministrar una secuencia de muestras de obsolescencia muy celebrada en las redes, pierde la oportunidad de cerrar su carrera como quer¨ªa, con un halo de infalibilidad, el que tanto abon¨® el PSPV con su voraz ensimismamiento. Rajoy le arrebata ese final feliz, pero ella no desaprovecha y se pone mo?os en lo que ha definido como ¡°los mejores a?os¡± de su vida. Aquellos en los que gobern¨® ¡°sin tropel¨ªas¡± (por ejemplo, El Cabanyal) y en los que la Generalitat y el Gobierno central le pagaban todas las cintas que cortaba, mientras se produc¨ªa el saqueo de la entidad metropolitana de aguas residuales (el caso Emarsa), su vicealcalde Alfonso Grau burlaba las normas de contrataci¨®n p¨²blica (seg¨²n la Audiencia de Palma en el caso N¨®os) y se perpetraba el desbarajuste de Feria Valencia.