Contra las pol¨ªticas del desd¨¦n

Hace tres a?os, dos d¨ªas antes de las elecciones andaluzas, cuando todo el mundo daba por hecho que, por fin, llegaba la alternancia, un profesor andaluz me dijo: ¡°Gobernar¨¢ el PSOE, no tengas ninguna duda¡±. Y, al preguntarle por la contundencia de su afirmaci¨®n, me precis¨®: ¡°Es una cuesti¨®n de sensibilidad, la derecha no ha entendido nunca a la sociedad andaluza y no sabe dirigirse a ella. Siempre acaba cayendo en un desd¨¦n que la penaliza¡±. Tres a?os despu¨¦s, Andaluc¨ªa sigue siendo la ¨²nica comunidad aut¨®noma que ha sido gobernada siempre por el mismo partido, el PSOE. Y el PP se hunde estrepitosamente.

Sin duda, los andaluces han castigado a Rajoy por las pol¨ªticas de austeridad expansiva y por el alejamiento de la ciudadan¨ªa con que ha gobernado Espa?a desde la mayor¨ªa absoluta. Pero cuando en 2012 no alcanzaron la prelatura andaluza, otra vez les traicion¨® la querencia por el desd¨¦n: Arenas se desentendi¨®, tardaron en sustituirlo, colocaron a un fiel servidor de Rajoy perfectamente desconocido. Los ¡°adanes, los tertulianos, los zascandiles y los amateurs¡±, como defini¨® el s¨¢bado Rajoy a sus adversarios, en otro ejercicio de prepotencia, han infligido una severa derrota al intocable PP. Un resultado que se?ala directamente al presidente, que ha monopolizado la campa?a de la derecha.

El Estado de las autonom¨ªas favorece cierto clientelismo. Es una versi¨®n posmoderna del eterno caciquismo. No es f¨¢cil la alternancia en las comunidades aut¨®nomas. Andaluc¨ªa ha batido records. Pero Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco han estado casi siempre en manos del nacionalismo conservador (excepto los a?os del tripartito y del Gobierno de Patxi L¨®pez), Extremadura ha sido socialista hasta la ¨²ltima legislatura. Valencia, cuando la cogi¨® el PP ya no la solt¨® y as¨ª sucesivamente.

Ciertamente, es dif¨ªcil entender la resistencia del PSOE en el gran pa¨ªs del sur, en medio de las acusaciones de corrupci¨®n y del cansancio que genera la repetici¨®n. Es verdad que Susana D¨ªaz le ha dado un baldeo a la imagen del partido, con su protagonismo y su arrojo, y ha sabido mantener, a pesar de todo, los servicios del Estado del bienestar y la atenci¨®n a los ciudadanos en apuros. Pero da la impresi¨®n que lo que salva al PSOE es que sintoniza m¨¢s con los andaluces y que no se dirige a ellos condicionado por los t¨®picos sobre Andaluc¨ªa que lastran muchas miradas. Quiz¨¢s este sea su secreto.

El resultado del PP es malo, sin paliativos. Rozaron la victoria hace tres a?os y ahora los andaluces les dan un no rotundo

Susana D¨ªaz apost¨® y gan¨®. El a?o electoral arranca con una victoria socialista, que confirma la intuici¨®n pol¨ªtica de la presidenta y refuerza su poder y autoridad en el partido socialista. Pedro S¨¢nchez tendr¨¢ una pausa hasta las municipales, pero se la jugar¨¢ en mayo. Ahora toca generosidad y capacidad de reconocer a los nuevos, empezando por Podemos. Las dudas sobre Rajoy empiezan a calar en el PP, precisamente cuando Susana D¨ªaz es percibida desde muchos frentes como una alternativa real.

?Del resultado andaluz se puede deducir que al PP se le abre una brecha seria en la fidelidad de su electorado? ?Cabe entender tambi¨¦n que Andaluc¨ªa ratifica la irrupci¨®n de Podemos? ?Y queda realmente tocado el bipartidismo? Vayamos por partes: El resultado del PP es malo, sin paliativos. Rozaron la victoria hace tres a?os y ahora los andaluces les dan un no rotundo. Y en la derecha ya no est¨¢ s¨®lo: Ciudadanos ha operado como refugio de desencantados. El electorado conservador ha perdido el miedo a abandonar el PP. Esta es la noticia de cara a lo que viene ahora.

¡°Ven¨ªamos a ganar y no lo hemos conseguido¡±, ha dicho la candidata de Podemos. Es cierto, se crey¨® que el cambio era para ya mismo y la pol¨ªtica requiere gran habilidad en el control del tiempo. La irrupci¨®n de Podemos no ha sido arrolladora per s¨ª firme: sacar un 15% de votos a la primera, en un terreno donde PSOE y IU estaban bien asentados, no es un accidente. Tambi¨¦n Ciudadanos est¨¢ ah¨ª. Acaba justo de hacer el salto a la pol¨ªtica espa?ola y saca un 9% de los votos. El globo se hab¨ªa hinchado mucho en las ¨²ltimas semanas. Y a algunos les puede saber a poco. Pero el PP ya sabe que hay en la escena algo nuevo: un partido capaz de acoger a sus votantes frustrados.

?Y el bipartidismo? Es cierto que PSOE y PP se han hecho con las dos primeras plazas. Pero han perdido 18 puntos entre los dos. El multipartidismo que entr¨® por Catalu?a una d¨¦cada atr¨¢s, se va propagando y, sin duda, se instalar¨¢ en el Parlamento espa?ol. Los grandes partidos tienen capacidad para resistir incluso estando muy desgastados. Su mutaci¨®n ser¨¢ lenta, porque est¨¢n muy instalados institucionalmente. Pero hay demanda de cambio. Los viejos partidos tendr¨¢n que mutar; los reci¨¦n llegados tienen mucho trabajo por delante. Falta mucho todav¨ªa para que se defina el paisaje del futuro y sus actores. En cualquier caso, el PP deber¨¢ entender que se ha acabado el tiempo de las pol¨ªticas del desd¨¦n.