Otra foto para la historia (y van...)
El refer¨¦ndum, hasta ahora ineludible, ha pasado a la historia y se pretende poder ir a la independencia con una mayor¨ªa simple
La maquinaria se ha puesto en marcha de nuevo. Los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos catalanes han sido llamados a formar para volver a caldear los ¨¢nimos. Nos encontramos ante la en¨¦sima foto, el en¨¦simo documento hist¨®rico firmado por los mismos protagonistas de siempre: el president de la Generalitat, el l¨ªder-de-la-oposici¨®n-y-socio-de-gobierno (prodigioso sintagma), m¨¢s las responsables de las entidades civiles encargadas de organizar-las-masivas-manifestaciones-espont¨¢neas (otro prodigioso sintagma) para respaldar lo que haga falta cuando se les diga. En esta ocasi¨®n faltan algunos protagonistas, pero ya se ir¨¢n sumando a la foto, en previsible goteo. ?Qu¨¦ los ha reunido? El objetivo, asimismo hist¨®rico, que lleva toda la legislatura anunci¨¢ndose. Ya tenemos una hoja de ruta que en realidad, al igual que el anuncio de la convocatoria de elecciones auton¨®micas, m¨¢s parece pensada para escapar de los problemas del pasado que para encarar el futuro del que dice hablar.
En efecto, tras semanas en las que no dejaba de crecer el rumor de que finalmente, a la vista de las p¨¦simas previsiones de las encuestas, las anunciadas elecciones no tendr¨ªan lugar, Mas resucitar¨ªa el argumento de que sin lista ¨²nica carec¨ªa de sentido el adelanto electoral, y anunciar¨ªa no solo que pensaba agotar la legislatura, sino que renunciaba a presentarse de nuevo como cabeza de lista de CDC (o como se denomine el partido para entonces), este documento ha operado a modo de rotundo desmentido. (En todo caso, alg¨²n fundamento deb¨ªa de tener el rumor cuando un pol¨ªtico nada biso?o como Alfred Bosch pudo cometer el desliz de resucitar el debate de la lista ¨²nica pocos d¨ªas antes de que se hiciera p¨²blica la hoja de ruta en cuesti¨®n, para rectificar a continuaci¨®n de manera tan torpe como precipitada).
Denominan hoja de ruta a lo que no es en el fondo otra cosa que un triste apa?o para permanecer en el poder a toda costa
Por supuesto que el acuerdo se ha presentado como una reafirmaci¨®n de los propios postulados, algo que suele constituir el indicio inequ¨ªvoco de una rectificaci¨®n encubierta. Por lo pronto, el refer¨¦ndum, hasta ahora ineludible, ha pasado a la historia. Ha dejado de ser obvia la necesidad de preguntar al pueblo de Catalu?a para conocer su opini¨®n respecto al futuro de su encaje en Espa?a. Aunque, bien mirado, tal vez la cosa no deber¨ªa sorprendernos, habida cuenta de que CiU alcanz¨® el poder hace dos a?os sin mencionar en su programa la independencia, cosa que no le est¨¢ impidiendo construir estructuras de Estado ¡°por si acaso¡±.
Pero la rectificaci¨®n vergonzante que ahora se plantea no es menor. Emprender el camino de la independencia con una simple mayor¨ªa parlamentaria (incluso raspada) no tiene nada que ver con los casos de Escocia y Quebec que hasta hoy eran utilizados como precedentes de lo que se quer¨ªa hacer en Catalu?a. En ambos casos se daba por descontado que no bastaba con mayor¨ªas de representantes, por m¨¢s holgadas que pudieran ser, para iniciar este tipo de procesos: hab¨ªa que consultar directamente a la ciudadan¨ªa, contar los votos uno a uno.
Pues bien, nuestros responsables p¨²blicos, a la vanguardia de la innovaci¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n en este punto, han decidido que se pueden saltar ese engorroso tr¨¢mite. Con lo que resulta, no solo que se le estar¨ªa exigiendo a la independencia menos apoyo (bastar¨ªa con un solo diputado, que bien podr¨ªa apellidarse Tamayo) que a la reforma del Estatut (para la que se requieren dos tercios), sino que¡ªm¨¢s grave todav¨ªa¡ª podr¨ªa darse el caso, certificado por el ¨²ltimo sondeo del CEO, de que, habiendo mayor¨ªa de ciudadanos en contra de la independencia, la ley electoral permitiera a los independentistas ponerla en marcha.
Tot plegat, la cosa desprende un inconfundible aroma de incompetencia pol¨ªtica. Tras dos a?os repitiendo que la independencia era la ¨²nica salida posible porque con el PP no hab¨ªa nada que hacer (como si su mayor¨ªa absoluta fuera a durar eternamente y no se pusiera a prueba al finalizar cada legislatura), en el momento en el que parece claro que, como m¨ªnimo, va a perder esa privilegiada posici¨®n parlamentaria y que, en todo caso, resulta altamente probable que se puedan constituir mayor¨ªas favorables a alguna forma de reformismo constitucional, la propuesta del oficialismo catal¨¢n transmite la sensaci¨®n de quien lamenta que se pueda abrir un nuevo escenario pol¨ªtico.
Preguntado el d¨ªa del anuncio Francesc Homs ¡ªquien tuvo mucho inter¨¦s, ¨¦l sabr¨¢ por qu¨¦, en destacar que esta hoja de ruta no era una propuesta surgida del gobierno de Converg¨¨ncia, pero que ¨¦ste la hac¨ªa suya¡ª por la situaci¨®n que se abrir¨ªa despu¨¦s de los 18 meses programados, su respuesta result¨® ciertamente llamativa: no pod¨ªa contestar porque probablemente entonces habr¨ªa otro portavoz. La cosa tendr¨ªa su gracia, si no fuera porque el patio no est¨¢ para bromas. Hablan como si se dirigieran a las generaciones futuras los que viven al d¨ªa. Y denominan hoja de ruta a lo que no es en el fondo otra cosa que un triste apa?o para permanecer en el poder a toda costa.
Manuel Cruz es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Contempor¨¢nea en la UB.
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