Votar en clave local o en clave de castigo
La crisis y los casos de corrupci¨®n convierten las municipales en una oportunidad para pasar cuentas con el Gobierno del PP
A cuatro semanas de las elecciones municipales y auton¨®micas en 13 comunidades no est¨¢ nada claro que vayan a celebrarse dentro de una simple l¨®gica de pol¨ªtica local y/o regional. El malestar social acumulado en casi siete a?os de crisis econ¨®mica y la fenomenal crisis de legitimidad desatada por los sucesivos esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que sacuden la conciencia c¨ªvica del pa¨ªs ponen inevitablemente en primer plano otro tipo de consideraciones y ofrecen a los electores una gran ocasi¨®n para castigar a los responsables de tantos desmanes y del incremento de la desigualdad social y econ¨®mica.
Se vio ya en las elecciones al Parlamento de Andaluc¨ªa del 22 de marzo: es imposible no entender el fuerte retroceso sufrido en ellas por el PSOE y el PP como un castigo por los esc¨¢ndalos de los ¨²ltimos a?os y por su actuaci¨®n en el Gobierno de Espa?a, algo que en puridad no era el motivo de aquellas elecciones. Y as¨ª sucedi¨® tambi¨¦n en las europeas de mayo de 2014, en las que el malestar sociopol¨ªtico dio pie incluso al despegue de una nueva fuerza pol¨ªtica, Podemos, cuya aparici¨®n alter¨® la relaci¨®n de poder en el sistema de partidos y, a su vez, abri¨® el camino para la posterior implantaci¨®n de otra, Ciudadanos.
No, no est¨¢ claro a qu¨¦ l¨®gica van a dar prioridad los electores a la hora de decidir el voto. No se sabe si como suele suceder en este tipo de elecciones primar¨¢ la personalidad de los candidatos a alcalde o presidente, el premio o castigo a gestiones puramente locales y regionales, o si pasar¨¢ otra vez a primer plano un juicio m¨¢s amplio relacionado con la situaci¨®n general de crisis econ¨®mica y pol¨ªtica en que est¨¢ inmersa la sociedad espa?ola desde 2008.
De c¨®mo se resuelva esta inc¨®gnita depende en gran parte el resultado global de unas elecciones que, en principio, se interpretan en clave local y regional. El PP puede cosechar una derrota hist¨®rica si se impone la l¨®gica del castigo por el fracaso de su promesa de resolver la crisis econ¨®mica y por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que le arrastran por los juzgados. La perspectiva para el PP no mejorar¨ªa mucho, sin embargo, si el 24 de mayo se impusiera finalmente en las urnas la l¨®gica pol¨ªtica local y regional, pues lo cierto es que muchos de los casos de corrupci¨®n han estallado en los entornos de sus gobiernos regionales y municipales de Madrid, Valencia, Baleares, Castell¨®n, Alicante y un largo etc¨¦tera.
El PP puede cosechar una derrota hist¨®rica si se impone la l¨®gica del castigo por el fracaso de su promesa de resolver la crisis y por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n
De esto depende tambi¨¦n, claro, el papel que vayan a tener Podemos y Ciudadanos, los dos partidos que se presentan como gran novedad en el escenario municipal y regional. Ninguno de los dos tiene experiencia alguna en la gesti¨®n de ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas. Ni surgen de una vocaci¨®n municipalista. Lo que les impulsa no es una demostrada capacidad de gobierno, sino la simple oferta de novedad. Es decir, una promesa de aire nuevo, de renovaci¨®n, que puede resultar atractiva para muchos votantes y muy funcional para apartar de posiciones de poder en ayuntamientos y gobiernos aut¨®nomos a partidos que con los a?os han ca¨ªdo en la tentaci¨®n de considerarse sus propietarios.
Si as¨ª es en el plano general espa?ol, m¨¢s a¨²n lo es en el escenario catal¨¢n, en el que, adem¨¢s de las circunstancias generales, opera otro factor muy espec¨ªfico. El movimiento independentista ha apostado claramente por convertir las elecciones municipales en una primera vuelta de unas elecciones al Parlament a celebrar en oto?o, como suced¨¢neo del refer¨¦ndum que el Gobierno del PP y el Tribunal Constitucional les impide llevar a cabo. Una nueva prueba de fuerza, pues, o de acumulaci¨®n de fuerzas, que en realidad no es m¨¢s que la repetici¨®n del argumento utilizado ya en las ¨²ltimas auton¨®micas. Y en las pen¨²ltimas, por cierto.
Este es el esfuerzo de ERC y sus aliados de la ANC y puede que el PP y Ciutadans, partidos con presencia testimonial en el municipalismo catal¨¢n, est¨¦n interesados en recoger el reto. Les resulta ¨²til para adquirir protagonismo en una batalla en la que tienen poco o ninguno. Pero no es el caso de los dem¨¢s partidos. CiU necesita renovar y mantener su amplia presencia territorial como emanaci¨®n del centro derecha despu¨¦s del trauma provocado por el hundimiento de la figura de Jordi Pujol. Los socialistas se juegan su reducci¨®n a mera fuerza municipal en el ¨¢rea metropolitana de Barcelona y el papel como segunda, tercera o cuarta fuerza. Lo que les interesa es reforzar su perfil de oposici¨®n a CiU y PP, su trayectoria municipalista.
La izquierda que ha confluido en torno a Ada Colau juega por primera vez una opci¨®n propia a la alcald¨ªa de Barcelona con posibilidad de ¨¦xito, impulsada por la oleada del malestar social y el rechazo a las recetas neoliberales de los gobiernos de CiU y PP. A ninguna de estas fuerzas le interesa convertir la campa?a para el voto municipal del 24 de mayo en una campa?a para otra cosa.
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