Desnudas de derechos
¡®Chicas nuevas 24 horas¡¯ muestra a la mujer explotada, abusada y finalmente desechada
El 18? Festival de Cine de M¨¢laga nos trajo en la Secci¨®n Oficial de Documentales y fuera de concurso el estreno de la directora de documentales con compromiso social Mabel Lozano con la pel¨ªcula?Chicas nuevas 24 horas. Mabel present¨® un impresionante documental de conciencia y compromiso social compartiendo adem¨¢s las historias de Yandy, Sof¨ªa, Ana Ramona o Estela. Las dos primeras menores de edad y todas ellas victimas de trata con fines de explotaci¨®n sexual desde sus propios pa¨ªses. Un largometraje rodado en cinco pa¨ªses (Argentina, Paraguay, Colombia, Per¨² y Espa?a) y que se adentra en la selva del alto Andino de Per¨² en Madre de Dios donde las mujeres son la misma mercanc¨ªa que las drogas o las armas.
Cualquier v¨ªctima ha de ser o¨ªda siempre en primera persona, con la atenci¨®n, empat¨ªa y sensibilidad que nos expresa Mabel a trav¨¦s de sus voces. Son las palabras de estas cuatro supervivientes de la trata la gu¨ªa del documental. Mabel nos sit¨²a frente a frente a las victimas invisibles de la trata de mujeres con fines de explotaci¨®n sexual. Desnudas tambi¨¦n en derechos.
Y lo hace bajo la perspectiva de ser un negocio mundial que mueve 32 millones de d¨®lares al a?o . Y es que Espa?a tiene el vergonzoso honor de ser el tercer pa¨ªs consumidor de este producto precedido solo por Tailandia y Puerto Rico.
Las dos terceras partes de v¨ªctimas de trata en el mundo son mujeres y de ellas el 79% lo son o lo ser¨¢n con fin de explotaci¨®n sexual. Son datos oficiales de la ONU Es por ello la trata es un crimen contra la mujer y con marcado componente de g¨¦nero. Exige un compromiso de los Estados de llevar la protecci¨®n de las mujeres tratadas a todos sus extremos, al igual que se hace hoy ya con las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero.
Y ah¨ª esta Yandy. Una menor de edad protagonista de una de las cuatro historias, olvidada, invisible, usada, abusada y sola. Nadie. Ni su propio pa¨ªs, ni su familia, ni las Instituciones se han encargado de ella. Un silencio roto solo por su impresionante testimonio que nos ofrece Mabel Lozano en el documental. En primera persona. Como solo puede ser. Sin intermediarios. Y es Yandy una de las voces de la esclavitud y del olvido en sus pa¨ªses de las v¨ªctimas de trata. Emocion¨¢ndonos tanto como a su directora cuando nos habl¨® de ella tras su estreno.
Ellas son las aut¨¦nticas v¨ªctimas del silencio, de la exclusi¨®n social y legal. Hasta que no se tenga un concepto integral de v¨ªctima de trata, ser¨¢n victimas fronterizas y eternas excluidas del sistema cuyo silencio ayuda a la impunidad de este crimen que afecta a las mujeres por el hecho de serlo tal y como en la Directiva 2012/129 del Parlamento europeo y del Consejo de 25/10/12 expresamente reconoce y nos obliga a transponer consider¨¢ndolas victimas de violencia ejercida a la mujer por raz¨®n de su g¨¦nero.
La ¨²nica forma de combatir la trata es hacerlo ¨ªntegramente y con documentales como este que nos sacudan las conciencias y los prejuicios. Para que al final solo podamos hablar de Derechos. De todos los derechos humanos que Yandy, Sof¨ªa, Estela o Ana Ramona est¨¢n despose¨ªdas.
Ellas seguir¨¢n siendo invisibles y dependientes al proceso que condene a sus captores. Solo ah¨ª tendr¨¢n carta de naturaleza como v¨ªctimas. Mientras tanto miedo, silencio y olvido. Un proceso de por si largo, dif¨ªcil y contradictorio. Y ellas solas, calladas y con sus traumas. A veces irredimibles. No consintamos m¨¢s que su repatriaci¨®n y su dependencia al proceso, favorezca un nuevo control en sus pa¨ªses de origen y en sus familias donde les volver¨¢n a esperar y rendir cuentas sus captores o su propio entorno.
?Es imprescindible una protecci¨®n integral a estas v¨ªctimas y para ello nada mejor que asumirlas como nuestras y no de los otros. Y necesario, muy urgente, que todos y todas leamos estas bellas y comprometidas palabras de Jos¨¦ Luis Sampedro (Desde la frontera, el d¨ªa de su ingreso en la RAE ¡°Seamos personas de fronteras, que se acercan a los l¨ªmites y que ven la realidad en su justa dimensi¨®n y cercan¨ªa¡±.
Mabel Lozano transita con maestr¨ªa por la frontera. Aquella que el Maestro Sampedro nos aconseja: Desde la frontera pero sin fronteras. Removi¨¦ndonos la conciencia y los prejuicios. Con maestr¨ªa en la direcci¨®n y en los datos del documental donde la mujer es un producto de consumo que se fabrica, se publicita, se explota y finalmente se desecha.
?Mi emoci¨®n. La misma que compart¨ª con su directora al abrazarla y recordar a Yandy, a los rostros, a las historias de la trata que nos ha reflejado en su pel¨ªcula: la esclavitud sexual como una verg¨¹enza y un drama social de nuestro Siglo XXI.
?Solo puedo desearle fuerza, mucha fuerza para, que su pel¨ªcula llegue a todos los pa¨ªses que colaboran con la gran empresa de la trata. Ahora en sus cortes Quechua y Guaran¨ª para Per¨² y Paraguay. Y luego por parte del mundo.
Inmensa directora Mabel Lozano. Tanto como su compromiso con las mujeres invisibles y desnudas de derechos.
POR FLOR DE TORRES, fiscal delegada de Andaluc¨ªa de Violencia de G¨¦nero y contra la Discriminaci¨®n Sexual
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.