Lecciones brit¨¢nicas
El sistema electoral espa?ol favorece el bipartidismo. Son muchas las voces que quieren revisar esta situaci¨®n y existen experiencias interesantes que pueden mejorar la representaci¨®n
Las elecciones de la pasada semana en RU seguramente ser¨¢n un punto de referencia para la pol¨ªtica brit¨¢nica y europea de los pr¨®ximos a?os. Al margen de sus consecuencias directas, creo que adem¨¢s deber¨ªan ser motivo de reflexi¨®n sobre la evoluci¨®n de los sistemas democr¨¢ticos de otros pa¨ªses. Comento un aspecto que se ha manifestado con especial intensidad en este caso, y que nos obliga a pensar, ya que tiene mucho que ver con el debate que en estos momentos tenemos en Catalu?a, sobre sistemas electorales m¨¢s mayoritarios o m¨¢s proporcionales, y sobre el valor de los votos.
1.¡ª Representatividad mayoritaria. El sistema brit¨¢nico supone un extremo en la b¨²squeda de la representaci¨®n directa y personal entre el diputado y su electorado, lo que puede ser muy positivo. Los distritos son peque?os y unipersonales, es decir, los votantes de cada circunscripci¨®n eligen un solo diputado que representa al distrito, que es aqu¨¦l que obtiene m¨¢s votos. Esto significa que si se presentan cinco candidatos y el m¨¢s votado alcanza el 30% de los mismos, se convierte en el ¨²nico representante de todos los ciudadanos de la circunscripci¨®n, aunque la gran mayor¨ªa no le han votado, y dif¨ªcilmente sentir¨¢n que les representa.
El sistema favorece la rendici¨®n de cuentas del elegido, funciona bien con la existencia de solo dos grandes partidos y facilita las mayor¨ªas que dan estabilidad a los Gobiernos. Pero al mismo tiempo ignora la existencia de otras corrientes pol¨ªticas menos importantes, y desfigura la realidad plural de la sociedad. Pongo dos ejemplos de las recientes elecciones: la representaci¨®n de UKIP y el resultado en Escocia. El Parlamento tiene 650 esca?os. Los votantes de UKIP suponen el 12,6% de los votos de todo el pa¨ªs, pero como s¨®lo han ganado en un distrito, sus cuatro millones de votantes solo tendr¨¢n un diputado en el Parlamento, cuando en un reparto proporcional les hubieran correspondido 80¡
Escocia est¨¢ en un proceso de decisi¨®n sobre su independencia liderado por el SNP. El refer¨¦ndum de hace unos meses indic¨® que la poblaci¨®n est¨¢ dividida en dos partes m¨¢s o menos del 50%, a favor y en contra. Pero de los 59 distritos de Escocia, en 56 ha ganado el SNP, y por tanto el 50% de su poblaci¨®n (los ¡°no independentistas¡±) solo tendr¨¢n tres diputados, cuando, en t¨¦rminos proporcionales al n¨²mero de votos, les corresponder¨ªan casi 30¡ Son dos resultados que no parecen del todo l¨®gicos.
Aunque sin llegar a estas exageraciones, el actual sistema electoral espa?ol tiene muchos de estos defectos. La circunscripci¨®n provincial, la determinaci¨®n del n¨²mero de diputados por provincia y la asignaci¨®n de esca?os mediante la ley d'Hondt fueron pensados para favorecer la creaci¨®n de dos partidos grandes y asegurar as¨ª la estabilidad de los Gobiernos. Pero esto impide la rendici¨®n personal de cuentas, da un exceso de poder a los partidos y el Parlamento es solo una imagen deformada de la sociedad. Son muchas las voces que quieren revisar esta situaci¨®n. Una vez ya estabilizada la democracia, se pide ahora una mayor proporcionalidad, especialmente en Catalu?a.
2.¡ª Proporcionalidad. Un reparto de esca?os m¨¢s proporcional a los votos hace que el voto de cada persona valga igual, retrata mejor la composici¨®n y los deseos del electorado, pero tiene un gran inconveniente: al hacer casi imposible las mayor¨ªas absolutas, obliga a pactos y a Gobiernos de coalici¨®n, cosas a las que nuestra democracia est¨¢ muy poco acostumbrada, como se ha visto a menudo y se ve claramente en este momento en Andaluc¨ªa. Los pr¨®ximos tiempos pueden ser peores debido al aumento del n¨²mero de partidos¡
3.¡ª Opciones. Sin ser experto en el tema, creo que no es f¨¢cil encontrar un modelo que tenga m¨¢s ventajas que otro. Est¨¢ claro que no hay un sistema ideal. Hay que buscar un equilibrio, aunque ello signifique sofisticar un poco la votaci¨®n. Existen dos experiencias interesantes: un sistema ¡°mayoritario pero a dos vueltas¡± permitir¨ªa mantener la representaci¨®n personal, pero por lo menos el diputado elegido habr¨ªa sido votado por m¨¢s del 50% de los electores. Y un sistema ¡°mixto con doble papeleta¡± permitir¨ªa tener en el Parlamento un diputado por cada distrito pero completando los esca?os con diputados procedentes de las listas de los partidos, designados en raz¨®n a las proporciones totales de votos de cada uno de estos partidos. As¨ª se mantendr¨ªa la relaci¨®n personal, pero se mejorar¨ªa la proporcionalidad.
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