La noche de las mujeres

S¨ª, hay signos de cambio de ciclo. Nuevos actores que suben, mayor fragmentaci¨®n pol¨ªtica, desplazamiento a la izquierda, recorte significativo del poder del PP y signos de que la corrupci¨®n castiga incluso en las comunidades de mayor tradici¨®n clientelar. Dos mujeres, Manuela Carmena y de Ada Colau encarnan las claves de la transformaci¨®n pol¨ªtica en curso. Carmena ha transmitido autoridad, independencia (incluso de los que le apoyaban) y proximidad. A sus setenta a?os ha demostrado que la crisis pol¨ªtica no es tanto un problema generacional como de talante. Y Ada Colau, con su estilo directo, ha capitalizado el voto de la izquierda, dejando al PSC en fuera de juego en su territorio favorito. Lo que se ha hecho insoportable para muchos ha sido la concepci¨®n patrimonial del poder que emanaba del bipartidismo. Y la reiterada pretensi¨®n de que s¨®lo hay una pol¨ªtica posible y s¨®lo pueden hacerla los de siempre. El proverbial desd¨¦n de Rajoy, que solo ha salido del castillo cuando ya no le quedaba otro remedio, y el rito de amedrentamiento semanal que son las conferencias de prensa de S¨¢enz de Santamaria simbolizan las causas del hartazgo. La ciudadan¨ªa se ha puesto tozuda: pide la palabra y no quiere resignarse al papel de comparsa que vota cada cuatro a?os y calla.

El PP se ha empe?ado en negar el agotamiento del sistema y ha puesto toda su confianza en el reflejo conservador de la mayor¨ªa silenciosa. Sin duda PP y PSOE utilizaran el recuento global de votos para decir que el bipartidismo goza de buena salud. Pero todo el mundo sabe que ellos se presentan en casi todos los ayuntamientos del pa¨ªs mientras los nuevos lo hacen en muchos menos. La resistencia al cambio se paga. Se crey¨® que el miedo bastar¨ªa para frenar a los nuevos. No ha sido as¨ª. Podemos ha tumbado el poder del PP en lugares decisivos, su impacto es mucho mayor que el de Ciudadanos. El PSOE va un paso por delante de la derecha en renovaci¨®n y si es capaz de renovar su proyecto tendr¨¢ una ventana de oportunidad en los pr¨®ximos meses.

La derrota de Trias, a pesar de beneficiar del voto ¨²til conservador anti Colau, es un indicio alarmante para CiU

Un cierto aire de cambio tranquilo se ha puesto en marcha, sin estridencias, aunque sea visto como un desaf¨ªo a las ¨¦lites. La juventud reaparece como sujeto pol¨ªtico, los movimientos sociales demuestran capacidad de transformaci¨®n pol¨ªtica, con las nuevas tecnolog¨ªas de comunicaci¨®n, un proyecto puede tomar cuerpo en breve tiempo si se construyen alianzas adecuadas, la arrogancia del que se cree propietario de lo p¨²blico asfixia, y el eje derecha/izquierda sigue funcionando. Podemos o las coaliciones de la que formaba parte, como las de Carmena y Colau, han obtenido sus mejores resultados donde han aparecido inequ¨ªvocamente como izquierda alternativa. La dial¨¦ctica casta/pueblo est¨¢ verde todav¨ªa.

Desde el soberanismo catal¨¢n todo lo que apunte a una cierta fragmentaci¨®n en el mapa pol¨ªtica espa?ol, es visto como una oportunidad. Sin embargo, las municipales no han sido una gran revalida para el soberanismo. La derrota de Trias, a pesar de beneficiar del voto ¨²til conservador anti Colau, es un indicio alarmante para CiU. El debate del modelo de Estado no se ha impuesto al debate sobre el modelo econ¨®mico y social de ciudad, en parte por el protagonismo adquirido por el duelo Colau/Trias. Catalu?a rompi¨® su bipartidismo imperfecto (CiU/PSC) mucho antes de que el pluripartidismo empezar¨¢ a penetrar en la pol¨ªtica espa?ola. Quiz¨¢s por esta raz¨®n el mapa catal¨¢n, fuera de la capital, refleja menos cambios que el espa?ol, y el PSC salva feudos capitales. Ciutadans se ha quedado lejos de la pretensi¨®n de ser el referente del unionismo en Catalu?a.

Sin duda, toda extrapolaci¨®n de los resultados de unas elecciones municipales es arriesgada. Las claves locales y personales son muy determinantes. Para el soberanismo, los resultados de Catalu?a dar¨¢n argumentos a los partidarios de aplazar las elecciones auton¨®micas m¨¢s all¨¢ de las generales. Las municipales no han resultado ser la antesala del triunfo en las plebiscitarias que el independentismo esperaba. Pero m¨¢s all¨¢ del caso catal¨¢n, de estas elecciones sale un mensaje: enti¨¦ndanse, no nos sometan en las grandes ciudades a gobiernos minoritarios del que ha llegado en primer lugar contra todos, arrem¨¢nguense, trabajen en la configuraci¨®n de programas compartidos y formen mayor¨ªas plurales eficientes. La estrategia conservadora es previsible: se intentar¨¢ especular con la ingobernabilidad de los consistorios m¨¢s fragmentados para convencernos, de cara a las generales, de que s¨®lo en las mayor¨ªas del bipartidismo hay salvaci¨®n. Hay que combatirla, hay que exigir a los partidos que act¨²en con responsabilidad y no defrauden la oportunidad abierta.