Rodrigo Garc¨ªa: ¡°En Madrid me han despreciado siempre¡±
El creador argentino y actual director del Centro Dram¨¢tico de Montpellier presenta su obra 'Daisy' en los Teatros del Canal
En una gran pantalla decenas de cucarachas, muy juntas, mueven sus finas antenas. Su aspecto y el ruido de su caminar, amplificado por unos altavoces, convierte la experiencia en algo fastidioso y repulsivo. Mientras, una tortuga parece luchar por salir de dentro de un tambor transformado en acuario. De repente, su imagen agrandada es proyectada. Un animal agit¨¢ndose en el agua con la cabeza estirada, buscando una y otra vez la salida.
Las im¨¢genes en la obra de teatro Daisy, del argentino Rodrigo Garc¨ªa y actual director del Centro Dram¨¢tico de Montpellier, causan cierto repel¨²s, cierta convulsi¨®n, un fruncir de cejas o un encogimiento de hombros. La Sala Verde de los Teatros del Canal acoge Daisy desde hoy y hasta el domingo, en el marco del Festival de Oto?o a Primavera.
¡°Madrid es la ¨²nica ciudad donde me han despreciado siempre, pateando en la sala y gritando insultos en todas y cada una de mis obras¡±, dice el autor. Garc¨ªa empez¨® su carrera teatral en las salas alternativas de Madrid a finales de los ochenta, sin experiencia previa sobre las tablas ni como actor ni como director. Cuando lleg¨® a la capital por primera vez, en la ola descendiente de la movida, su incursi¨®n en el teatro la motiv¨® su observaci¨®n del trabajo de artistas pl¨¢sticos como Bruce Nauman, Jenny Holzer, Paul Mac Carthy, y su amistad y di¨¢logo art¨ªstico con ¡°la gente adecuada¡±, como Chete Lera o Juan Loriente. ¡°Gracias a que ellos me explicaban c¨®mo quer¨ªan que fuese su vida, qu¨¦ cosas amaban y qu¨¦ les hac¨ªa rabiar, fui haciendo mis obras y haci¨¦ndome a m¨ª mismo¡±, comenta Garc¨ªa y a?ade: ¡°Ten¨ªamos fuego cruzado noche y d¨ªa, a?o tras a?o. Los medios de comunicaci¨®n nos ninguneaban o maltrataban, los teatros importantes ni ven¨ªan a vernos¡±.
Pero su reacci¨®n contra el teatro convencional no lo atribuye a la necesidad de rebelarse contra nada. ¡°En aquel entonces apenas si frecuent¨¦ lugares como el Yast¨¢, El Escueto o el Moroco. Ni tomaba drogas. Era un paleto inconsciente y para colmo, heterosexual¡±, dice de s¨ª mismo. ¡°La obra teatral con sus personajes y la man¨ªa de la representaci¨®n, pasa en otro espacio y en otro tiempo. El teatro tradicional tiene algo horrible y es que te hace olvidar durante un par de horas de que est¨¢s vivo¡±, afirma.
En Daisy, los textos que interpretan los actores, Gonzalo Cunil y Juan Loriente, carecen de una l¨ªnea narrativa, y podr¨ªan ser casi un elemento pl¨¢stico que se superpone o cohabita con los objetos y animales sobre la escena. Sobre la imagen de las cucarachas dice: ¡°Nadie las quiere. Y si nadie las quiere, yo las quiero. Hay animales que son evocadores, incluso los repugnantes¡±. Aparte de la tortuga, dos perros peque?os forman parte del montaje. Garc¨ªa explica que trabaja desde lo visual con los int¨¦rpretes: ¡°Hago dibujos, los muestro y los actores hacen algo parecido al dibujo¡±. As¨ª, las escenas de todas su obras est¨¢n construidas por el solapamiento de elementos visuales y sonoros.
¡°A inicios de los noventa, no exist¨ªa un teatro contempor¨¢neo de corte confesional en Espa?a. Quien hablaba de uno mismo se ocultaba tras un Hamlet o una Medea. Nadie dec¨ªa: me llamo fulano y me pasa tal cosa. Esa puerta era imprescindible abrirla¡±, explica y relaciona su obra Carnicero espa?ol, que escribi¨® por ese entonces, con un esfuerzo por romper con esa l¨ªnea tradicional. Garc¨ªa, de padres espa?oles, creci¨® en Buenos Aires, y trabaj¨® en la carnicer¨ªa que era el negocio familiar.
Ahora con Daisy, el director dice ¡°anular lo biogr¨¢fico y confesional¡±, y afirma que pretende lograr algo m¨¢s complejo: ¡°Una reinvenci¨®n del entendimiento. Daisy, como obra escrita, aspira a ocupar un podio en la carrera de la idiotez¡±, concluye.
Garc¨ªa que es desde el 2014 el director del Centro Dram¨¢tico de Montpellier logr¨® el salto a la escena internacional por casualidad. A inicios de los noventa present¨® en Buenos Aires la obra Conocer gente, comer mierda dentro de un festival Internacional, y After sun y Borges, en un teatro off. ¡°Volv¨ªa a mi pa¨ªs donde nunca hab¨ªa mostrado mi trabajo. Fue un fracaso total. La gente que fue a ver la obra en el festival la detestaba y a las obras que hicimos en el teatro alquilado vinieron mi madre, un amigo de la infancia y dos personas que no conoc¨ªa y que resultaron ser el director del Festival de Avignon y Sacha Waltz, core¨®grafa de la Schaub¨¹hne. De ah¨ª salieron los primeros contratos con el Festival y con Berl¨ªn¡±, recuerda el director. En la Schaub¨¹hne como director residente, Garc¨ªa consolid¨® su obra dentro de lo que se conoce como el teatro posdram¨¢tico, un lenguaje polif¨®nico, donde varias disciplinas art¨ªsticas y esc¨¦nicas se mezclan y la narrativa resulta de la asociaci¨®n entre todos los elementos.
¡°Me siento afortunado de escapar con vida de esa trampa acultural que fue aquella Espa?a borrica. Se suced¨ªan el PSOE y el PP¡ nada cambiaba, nunca lleg¨® una persona con una visi¨®n contempor¨¢nea de las artes esc¨¦nicas y un compromiso aut¨¦ntico¡±. Pero recordar a Madrid como el territorio en el que el teatro contempor¨¢neo sigue ¡°enterrado vivo¡±, seg¨²n Garc¨ªa, no es lo peor para el director: ¡°Lo peor es que hab¨ªa un peque?o bar donde iba a comer los caracoles y los callos, a pocos metros de la Filmoteca de Ant¨®n Mart¨ªn, que ahora es uno de esos sitios cool , un garito muy in donde van incluso los turistas¡±.
¡°Sois rematadamente tontos¡± o el bogavante que muri¨® sobre las tablas
En la obra de teatro Accidens, matar para comer el actor Juan Loriente cuelga a un bogavante vivo de unos hilos para matarlo y com¨¦rselo sobre la escena. Aunque este montaje de Rodrigo Garc¨ªa era una producci¨®n de 2005 y hab¨ªa sido presentada en otros escenarios, al p¨²blico parisino no le hizo gracia esta performance cuando la compa?¨ªa de Garc¨ªa present¨® la obra a mediados de abril. Organizaciones ecologistas protestaron y, por medio de las redes sociales, se recogieron miles de firmas para que se suspendiera la funci¨®n. El director tambi¨¦n dej¨® sentir su reacci¨®n. En su p¨¢gina de internet (www.rodrigogarcia.es), lo primero que recibe al visitante es un ensayo de Garc¨ªa titulado Sois rematadamente tontos. El director explica que el animal es cocinado sobre las tablas de acuerdo con las instrucciones del chef del restaurante La Rula de la localidad de Lastres en Asturias.
¡°Quiero decir que si en el mundo mueren en las mesas de restaurantes (y en casas tambi¨¦n) unos cien mil bogavantes por d¨ªa, resulta que el ¨²nico que lo hace para una causa po¨¦tica es el nuestro¡±, reza una parte del texto. Y remata: ¡°Sois rematadamente tontos¡±
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