Lo urgente, importante
El mercado libre produce grandes desigualdades y el sector p¨²blico debe intervenir para reducir estas desigualdades, redistribuir las rentas y conseguir mayor equidad
En los pr¨®ximos meses vamos a vivir, superpuestos y confundidos, tres debates en relaci¨®n con el papel de los Estados. Un debate de tipo territorial sobre las futuras relaciones entre Catalu?a y el Estado espa?ol; un debate de car¨¢cter puramente pol¨ªtico sobre las nuevas y las viejas formas de hacer pol¨ªtica, y un debate econ¨®mico sobre el progreso, la creaci¨®n de riqueza y la justicia social. Pienso que el debate m¨¢s importante es este ¨²ltimo, ya que el bienestar de todos, y de cada uno de los ciudadanos, ha de ser el objetivo ¨²ltimo de toda la pol¨ªtica, de la econom¨ªa, y de la organizaci¨®n territorial. Por ello creo que, sin dejarlos de lado, los otros dos han de tener car¨¢cter instrumental, y su valoraci¨®n, positiva o negativa, deben estar relacionada con ver c¨®mo se consigue mejor el objetivo del bienestar. Cito dos temas que, entre otros, estoy seguro que ser¨¢n objeto del debate.
1. Estado o Mercado. El objetivo final es conseguir un sistema que genere m¨¢s riqueza y que la distribuya mejor. Para ello se puede optar por una econom¨ªa basada en el mercado libre, o, alternativamente, en un modelo con fuerte intervenci¨®n del sector p¨²blico. A lo largo del siglo pasado se ha comprobado que, para los bienes no esenciales, la competencia real en el mercado, para asignar recursos o para establecer los precios de equilibrio, es m¨¢s eficiente que la planificaci¨®n centralizada. Pero tambi¨¦n se ha experimentado que el mercado libre produce un gran nivel de desigualdad, y que el sector p¨²blico debe intervenir, tanto para reducir la generaci¨®n de esta desigualdad, como para redistribuir las rentas y conseguir mayor equidad, primero igualando las oportunidades de las personas, y reduciendo luego las diferencias en sus niveles finales de renta disponible.
Sin reglas globales, las entidades econ¨®micas que act¨²an en un mercado global, evitan con facilidad las reglas nacionales
Ello se puede conseguir con cinco instrumentos pol¨ªticos que se podr¨ªan simplificar as¨ª: A) Mercado libre pero regulado para todos aquellos bienes y servicios que no se consideren esenciales. La regulaci¨®n debe tender a asegurar la competencia, impidiendo los actuales monopolios, oligopolios o concentraciones de poder; y debe evitar que se produzcan desequilibrios excesivos en la formaci¨®n de los precios, incluyendo los precios del factor trabajo. B) Mercado controlado desde el sector p¨²blico para productos o servicios de car¨¢cter universal o esencial (agua, energ¨ªa, conectividad, movilidad, formaci¨®n, salud¡). En estos casos, cuando se utilice la gesti¨®n privada, las reglas de funcionamiento de las empresas prestadoras, sus precios y sus beneficios, deben estar limitadas por las normas de concesi¨®n del servicio p¨²blico. C) Fiscalidad fuerte y progresiva para tener unos ingresos p¨²blicos suficientes; para conseguir m¨¢s equidad entre rentas del trabajo y del capital (IRPF) y mayor igualdad de oportunidades para todos (patrimonio, sucesiones); para desincentivar la econom¨ªa especulativa (rentas del ahorro y sociedades), y para incentivar la eficiencia (impuestos ecol¨®gicos). D) Correcto equilibrio fiscal entre territorios siguiendo estrictamente el principio de solidaridad, pero manteniendo siempre la ordinalidad. Y E) Estado del bienestar sostenible con ingresos que cubran las prestaciones y los servicios b¨¢sicos con calidad y con car¨¢cter universal; pero sin confundir la universalidad con la gratuidad total para todos los ciudadanos, sino que se puedan introducir, si es necesario, elementos de copago progresivo para las rentas medias y altas.
2. Estados y Uni¨®n Europea. El mercado globalizado exige reglas globales y pol¨ªticas p¨²blicas de ¨¢mbito general. Sin reglas globales, las entidades econ¨®micas que act¨²an en un mercado absolutamente global, evitan con gran facilidad las reglas nacionales; y, sin armonizaciones fiscales amplias, los capitales que tienen plena capacidad de movimientos, burlan permanentemente las normas de tipo nacional. Los Estados actuales, y a¨²n m¨¢s, los territorios infraestatales, han de aceptar que en estas ¨¢reas deben ceder la soberan¨ªa a entes como la UE (reclamando al mismo tiempo conservar, eso s¨ª, plena soberan¨ªa en temas de identidad, culturales, ling¨¹¨ªsticos o educativos¡). La UE debe exigir a sus miembros reglas comunes en t¨¦rminos econ¨®micos y de impuestos, que impidan el dumping laboral o fiscal.
Al votar, deber¨ªamos evitar dejar lo importante para m¨¢s adelante, y centrarnos s¨®lo en los otros dos temas.?
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro
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