Madrid, escaparate flamenco
Ya no es la capital del duende, pero los artistas siguen viendo la ciudad como un lugar donde mostrarse al mundo.
Madrid ya no es la ciudad canalla en la que Paco de Luc¨ªa y Camar¨®n se juntaban en un billar antes de ir al tablao de turno. Tampoco la que escuchaba los ecos de la risa de Morente por sus calles. La ciudad ha perdido su hegemon¨ªa ante una Andaluc¨ªa que ha visto en el flamenco un baluarte que explotar y convertir en santo y se?a de la comunidad y de su imagen. Los flamencos siguen visitando Madrid y algunos, como Jos¨¦ Merc¨¦, para quedarse. Pero ahora, aunque se les vea en los grandes teatros, buscan la esencia en otros lugares, los que fraguaron la leyenda flamenca de Madrid. A media luz y con el p¨²blico al alcance de la mano, el tablao se quita el sambenito de sala de ensayo para novatos y renace como jard¨ªn creativo para consagrados.
Rincones flamencos de Madrid
Sala Garc¨ªa Lorca (Calle Ca?izares, 10). Para los amantes del flamenco que busquen emociones fuertes aqu¨ª se canta a la antigua usanza: sin amplificaci¨®n. Sala por la que ha pasado la tradici¨®n de La Macanita pero tambi¨¦n la transgresi¨®n de El Ni?o de Elche, a modo de un antiguo caf¨¦ cantante.
Corral de la Morer¨ªa (Calle de la Morer¨ªa, 17). El tablao decano y m¨¢s legendario, est¨¢ m¨¢s vivo que nunca con una programaci¨®n intensa que incluye a grandes figuras del flamenco. El ¨²nico elegido como uno de los mil sitios que hay que ver antes de morir por The New York Times.
Clamores (Alburquerque, 14). Si bien se asocia este local con los conciertos m¨¢s ¨ªntimos del jazz y el soul, la personalidad de figuras como Jorge Pardo ha hecho que en esta sala de Chamber¨ª el flamenco tenga un papel fundamental y hasta su propio festival.
El Candela (Calle Olmo, 2). Como en muchas cosas en esta vida, lo que te encuentres aqu¨ª depende en buena medida de la suerte. Lo que s¨ª es seguro es que ning¨²n tablao tiene este ambiente tan ecl¨¦ctico en pleno coraz¨®n de Lavapi¨¦s.
Villa Rosa (Plaza de Santa Ana, 15). En plena Plaza de Santa Ana, la decoraci¨®n alhambrista y la rica azulejer¨ªa hacen que este tablao sea en s¨ª una obra de arte. Marco Flores, La Moneta o Juan Amaya son habituales de su escenario, y de vez en cuando hay una estrella invitada ¨Ccomo Manuel Li?¨¢n el mes pasado-.
Pe?a El Duende (Calle Luscinda, 2. Urbanizaci¨®n Tres Olivos). Para aquellos que busquen no solo el ambiente familiar sino tambi¨¦n escuchar las ra¨ªces y aquellos de los que hablaremos ma?ana, est¨¢n las pe?as. El Duende tiene programaci¨®n semanal y trae a cantaores de toda la geograf¨ªa espa?ola.
¡°En Madrid est¨¢ sucediendo algo inaudito: los artistas llegan a los tablaos con la intenci¨®n de hacer arte. Las estrellas se han dado cuenta de que se pod¨ªa crear all¨ª, y el flamenco necesita recogerse en la intimidad del tablao para volver a salir. Nos hab¨ªamos acostumbrado al gran teatro, pero hay que volver a los tres metros cuadrados¡±, dice ?ngel Rojas, director del Nuevo Ballet Espa?ol.
Casa Patas, Villa Rosa o el m¨ªtico Corral de la Morer¨ªa vibran m¨¢s que nunca en una ciudad en la que el flamenco ya no est¨¢ mal visto ni se le cierran las puertas de las grandes salas. Hasta en el Auditorio Nacional tiene su ciclo. Lejos queda esa noche de 1975, cuando Paco de Luc¨ªa era el primer flamenco en subirse a las tablas del Teatro Real para dar un recital en solitario. Aquella noche hubo que poner sillas en el escenario ante un desbordado aforo, y a pesar de las cr¨ªticas de la alta sociedad madrile?a por lo que consideraban una profanaci¨®n de un templo de la m¨²sica cl¨¢sica, la velada fue un antes y un despu¨¦s en el concepto del flamenco como alta cultura.
El cantaor Arc¨¢ngel es la muestra m¨¢s cristalina de que el tablao guarda esa esencia a la que hay que volver para coger impulso. Su nuevo trabajo Tablao est¨¢ grabado en directo en salas de este tipo de varias ciudades, entre ellas el Corral de la Morer¨ªa. Antes que ¨¦l, por estas maderas han pasado Estrella Morente, Roc¨ªo M¨¢rquez o Farruquito.
El artista dec¨ªa que necesitaba de nuevo el contacto con el p¨²blico, el tener al que te escucha a escasos metros, el ambiente ¨ªntimo; despu¨¦s de haber estado hace solo unas semanas cantando a Lorca en la ¨®pera El P¨²blico en el Teatro Real. ¡°Los tablaos son como peque?as catedrales, es el lugar para encontrarte contigo mismo y donde la gente viene a buscar lo aut¨¦ntico¡±, cuenta ?ngel Rojas. En Casa Patas, su director Mart¨ªn Guerrero presume repasando los artistas que han regresado a su tablao desde las grandes salas como Tomatito, Lola Greco o Israel Galv¨¢n. ¡°Muchos artistas tienen nostalgia de los tablaos, de lo que vivieron cuando estaban empezando. Y buscan de nuevo ese p¨²blico que, en lo ¨ªntimo, jalea y toca las palmas¡±.
Durante este mes, Madrid acoge dos festivales: Suma Flamenca y Flamenco Madrid. En sus carteles se puede ver un rosario de grandes nombres del flamenco que est¨¢n pasando por salas como los Teatros del Canal o el Fern¨¢n G¨®mez. Fernando Vacas estrena en este ¨²ltimo su ¨®pera flamenca A trav¨¦s de la luz, un compendio de cruces y di¨¢logos entre distintas m¨²sicas en torno al flamenco que contar¨¢ en Madrid con la presencia de Jorge Pardo, al que hemos visto formar d¨²o en repetidas ocasiones con Pepe Habichuela. Vacas renunci¨® al flamenco a pesar de que toda su familia amaba las guitarras y el cante, pero con los a?os y tras pasar por distintas fases de experimentaci¨®n, ha vuelto para redimirse con esa m¨²sica que se escuchaba en su casa cordobesa. ¡°Madrid lo que sigue siendo es el gran escaparate, acoge a todos los artistas y posee una gran sabidur¨ªa, aqu¨ª se puede escuchar el mejor flamenco y comer el mejor marisco¡±, explica.
Makiko Sakakura es una periodista japonesa especializada en flamenco. En su pa¨ªs, existen publicaciones solo dedicadas al arte flamenco y no dudan en mandar enviados especiales a estrenos de espect¨¢culos que se hacen en la capital. Sakakura, que escribe en Flamencolabo, estuvo cubriendo el pasado septiembre la Bienal de Flamenco de Sevilla y cree que las ciudades del sur han adelantado en creaci¨®n a Madrid. ¡°Estoy de acuerdo en que Madrid es un gran escaparate para el flamenco porque es la capital, pero esto se puede decir con cualquier arte. En una gran ciudad, como Tokio, hay m¨¢s oportunidades y mercado para presentar el arte. Aunque no creo que Madrid sea solo una vitrina: all¨ª es posible desarrollar las tendencias de cante, de baile y de toque, en las academias y en los escenarios. Pero sobre la creaci¨®n y la conservaci¨®n, que es muy importante para el flamenco, hay ciudades mucho m¨¢s importantes que Madrid¡±, cuenta.
Durante este mes, Madrid acoge dos festivales: Suma Flamenca y Flamenco Madrid.
En parte esto se debe a, como dice Juan Verd¨², testigo de excepci¨®n de la vida flamenca de Madrid en las ¨²ltimas d¨¦cadas, la atenci¨®n y medios que han puesto al servicio del flamenco en otros lugares como Andaluc¨ªa. ¡°Aunque Madrid ahora no tenga la fuerza que tiene Sevilla y no tenga el apoyo del que goza ni el presupuesto de la Junta de Andaluc¨ªa destinado a tal fin, no podemos obviar que Madrid ha sido una ciudad fundamental para el flamenco¡±, dice Verd¨². Por ejemplo, Rojas confiesa que Flamenco Madrid fue un festival que entregaron al ayuntamiento ¡°envuelto para regalo¡± y como director de la cita admite que se ha dejado gente fuera para hacer otro festival entero y que ha salido adelante movido por las inquietudes de los artistas.
Otra causa pendiente de la ciudad es crear una cantera propia.
Otra causa pendiente de la ciudad es crear una cantera propia. En los ¨²ltimos a?os la escuela de M¨®stoles del Nuevo Ballet Espa?ol cuenta con casi 300 alumnos inscritos, el Conservatorio Flamenco del tablao Casa Patas cumple 15 a?os y nace la llamada Universidad del Flamenco, a punto de cerrar su primer curso. Amelia Caro, directora de la Escuela de la M¨²sica Creativa que ampara este proyecto, explica que lo que se pretende es ¡°ense?ar toda una cultura con un programa completo que llegue a tener titulaci¨®n universitaria, dignificando el arte flamenco¡±. Con una visi¨®n multidisciplinar y abierta y a pesar de haber abierto el pasado noviembre, ya han pasado por sus aulas un centenar de alumnos. Una selecci¨®n de j¨®venes encaminados a enriquecer el tejido musical de la ciudad en un futuro pr¨®ximo.
Mientras tanto, la ciudad sigue respirando flamenco movida por la iniciativa de los propios artistas, que se niegan a dejarla caer. Salvador T¨¢vora tra¨ªa a la Gran V¨ªa la semana pasada su Carmen llena de cornetas y tambores y caballos jerezanos, Diego el Morao se recoge esta noche en la intimidad de Casa Patas y Arc¨¢ngel desgranaba anoche fandangos y tangos en los Teatros del Canal. ¡°El flamenco, y la cultura en general, no pueden estar solos. Las instituciones tienen que estar al lado del artista. Esto es como el amor: uno no puede solo dar sin recibir¡±, concluye Rojas.
Relato ¨ªntimo del renacimiento de este arte en Madrid
Juan Verd¨² se define como amigo de Enrique Morente. Aquel Morente lleno de vida y de ingenio que fascin¨® a Lou Reed y a Mick Jagger. Observador y vividor incansable de la noche madrile?a, sus memorias ahora recogidas en El jard¨ªn del flamenco (Ediciones Alfabia) son un retrato de un Madrid que sonaba a sole¨¢ y ol¨ªa a vino y whisky derramado sobre madera de tablao y silla de enea.
¡°Decirle a Juan que se vaya a acostar es como decirle a un ni?o que se baje del columpio¡±, dec¨ªa ayer en la presentaci¨®n del libro el Gran Wyoming. Al amparo de las vigas antiguas del Corral de la Morer¨ªa, Verd¨² desgranaba sus 30 a?os de vida disfrutada con los flamencos, reivindicando que su libro no habla de sufrimiento y sangre, sino de una cultura divertida que le hace feliz.
¡°La primera vez que escuch¨¦ flamenco fue jugando a las chapas con un garbanzo, porque mi abuela lo ten¨ªa puesto en la radio y sonaba Manolo Caracol. Entonces decid¨ª que se hab¨ªan acabado las chapas y que lo que yo quer¨ªa era escuchar flamenco¡±, cuenta Verd¨², que retrata en este libro un Madrid que vio pasar a Paco de Luc¨ªa, Camar¨®n, Carmen Linares o Pata Negra. ¡°Madrid fue la que me contagi¨® todo mi amor por el flamenco¡±, dice el artista, y por eso repasa en su libro el Candela, aquellos lunes del Rev¨®lver donde Chano Lobato cantaba seguiriyas ante punkis de chaqueta de cuero entre una nube densa de humo, aquel Corral de la Morer¨ªa por el que desfilaron todos los que hoy son Historia del Flamenco.
Pero sobre todo, en este libro lo que quiere es conectar emocionalmente con todos esos j¨®venes que Verd¨² quiere que conozcan el flamenco y que lo amen como ¨¦l lo hizo. ¡°En Espa?a hac¨ªa falta una colecci¨®n de libros que acercaran el flamenco de una manera ecl¨¦ctica que presente este arte a los j¨®venes¡±, cuenta la editora, Diana Zaforteza.
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