Gente solvente
Kiko Veneno, Corizonas, Ilegales o Enemigos contribuyen a que perdure en Matadero la fiesta del D¨ªa de la M¨²sica
En caso de duda, siempre nos queda gente como Kiko Veneno. El protagonista del primer concierto extenso en la edici¨®n inaugural de este Mat Mad Festival se plantific¨® el s¨¢bado en el Matadero como un chaval¨ªn sexagenario con un hatillo de canciones inexpugnables. Se ha instalado el de Figueres en una juventud eterna y definitiva, como un cl¨¢sico atemporal, y alterna sin que se noten las costuras la rumba, el rock con ra¨ªces y hasta los latidos africanos. Podr¨ªan discutirse detalles como ese viol¨ªn dubitativo que F¨¦lix Romero blande cuando aparca la guitarra, pero incluso esa f¨®rmula retrata a un hombre incapaz de estarse quieto, de dar por bueno aquello que cualquier otro considerar¨ªa suficientemente asentado. No es casualidad que Kiko sea dylanita, y le honra que profese la fe de manera tan activa.
Ca¨ªa la tarde del d¨ªa m¨¢s largo y el rumbero pelicano se encarg¨® de inyectar la sorna, el salero, la sabidur¨ªa. ¡°Mala sangre tiene el que no le pide a la vida satisfacci¨®n¡±, reiteraba como una letan¨ªa mientras el patio de sacud¨ªa la calorina y la pereza. Cerca de 5.500 personas se acercaron durante todo el d¨ªa (la mitad, en la sesi¨®n vespertina de pago) a este redivivo D¨ªa de la M¨²sica de horarios casi puntuales, organizaci¨®n eficaz, pocas apreturas e integrantes solventes en un cartel mucho m¨¢s propicio para cuarentones que veintea?eros, como acab¨® sucediendo. La jornada, con Jero Romero, ?ngel Stanich y Smile en los proleg¨®menos, result¨® un muy buen plan sabatino, aunque sin grandes picos de entusiasmo. Porque hubo m¨¢s de pl¨¢cido picnic rockero que de cosquilleo el¨¦ctrico.
Nadie lleg¨® a meternos el dedo en el enchufe, la verdad, aunque Javier Vielba, el l¨ªder de Corizonas, fue quien se tom¨® m¨¢s molestias en el arte de la provocaci¨®n (¡°?hab¨¦is venido a jugar o a plantaros?¡±, inquiri¨® con chuler¨ªa de tah¨²r). Es curioso que una banda surgida de la intersecci¨®n casi accidental entre Los Coronas y Arizona Baby haya superado los logros de sus dos matrices y practique una lectura tan s¨®lida del rock con trompeta mariachi de hace cinco d¨¦cadas (el de Love, pongamos por caso). Vielba se deleit¨® dedic¨¢ndole Thieves and liars a los gerifaltes del pasado, ¡°ahora que soplan aires nuevos por toda la pen¨ªnsula¡±, y en consonancia adelant¨® tiempos de ¡°reinvenci¨®n¡± para el grupo, que en oto?o regresa al estudio de grabaci¨®n. Mientras tanto, su lectura medio campestre de Wish you were here (Pink Floyd) y la excelente Run to the river, muy leg¨ªtima hija de la costa Oeste, siguen siendo lo mejor del cat¨¢logo.
La fiesta conclu¨ªa con doble raci¨®n del mejor rock urbano de los ochenta. Siendo bandas entradas en a?os, Ilegales y Enemigos coinciden en su vigencia nada impostada. Incluso acreditan piezas de car¨¢cter casi visionario, como esa Europa ha muerto que Jorge Ilegal garabate¨® m¨¢s de tres d¨¦cadas atr¨¢s. El m¨¢s ilustre cr¨¢neo despoblado de nuestra escena ha sabido reactivar con piezas recientes (Hipster) su habilidad para tocar las narices y dispone de un grupo acompa?ante manifiestamente rejuvenecido. Pero su chuler¨ªa ilustrada sigue aliment¨¢ndose del vigor de Agotados de esperar el fin o Soy un macarra, himnos incluso m¨¢s argumentales que generacionales.
Los cuatro Enemigos tambi¨¦n optaron por privilegiar su larga letan¨ªa de cl¨¢sicos frente a los contenidos de Vida inteligente, la reaparici¨®n de 2014. Josele Santiago no es el hombre de mayor carisma sobre unas tablas, pero se sab¨ªa beneficiario de una holgada mayor¨ªa absoluta en las preferencias del p¨²blico, al menos a juzgar por la profusi¨®n de camisetas. El suyo fue el triunfo de un sonido rocoso e inapelable, con ese caracter¨ªstico pellizco desabrido. Gente solvente, tambi¨¦n en este caso, que se anot¨® la victoria casi sin bajarse del autob¨²s.
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