C¨®mo recuperar la utop¨ªa de AZCA
La salida de grandes empresas marca una nueva era del gran centro financiero Un grupo de comerciantes intenta dar vida a un modelo urban¨ªstico hostil para el viandante
Hay un lugar en Madrid por el que pasan cada d¨ªa 120.000 peatones (el equivalente a la poblaci¨®n de C¨¢diz) que parecen incapaces de darle vida. Se llama AZCA y es una microciudad de 19 hect¨¢reas de rascacielos, comercios, restaurantes y bares de copas conectados por pasadizos, galer¨ªas subterr¨¢neas, plazas y parques que, seg¨²n alguno de sus moradores, nunca ha dejado de ser un fantasma. Ahora, en pleno vendaval de movimientos inmobiliarios que van a dejar libre buena parte de sus oficinas, este sue?o urban¨ªstico de la Espa?a de los cincuenta busca su lugar en el siglo XXI.
El punto de inflexi¨®n lo marca la inminente salida de los empleados del BBVA desde su emblem¨¢tica torre hacia una nueva sede a 15 kil¨®metros de Madrid, los de la consultora KPMG de la Torre Europa, la oferta de oficinas en la Torre Titania (construida sobre las cenizas del Windsor) y la remodelaci¨®n de la Torre Ederra. Todas ellas, sumadas al espacio libre que ya hab¨ªa, elevan a unos 100.000 los metros cuadrados que quedan libres en esta zona considerada prime (las m¨¢s exclusivas y cotizadas de la ciudad), seg¨²n la consultora JLL.
Hay pocos espacios buenos para empresas en el centro de Madrid, los precios en AZCA est¨¢n bajos (25 euros por metro cuadrado) y el mercado inmobiliario de las oficinas, muy animado. As¨ª que los expertos prev¨¦n que todo aquello volver¨¢ a ocuparse r¨¢pidamente con caras nuevas. Algunos comerciantes, como los que se reunieron hace un par de a?os en torno a la asociaci¨®n PRO-AZCA, est¨¢n convencidos de que se puede aprovechar el tir¨®n para cambiarle de una vez la cara al complejo. Su presidente, Manuel Rodr¨ªguez Peralta, asegura, adem¨¢s, que hay desde hace un tiempo est¨¢n llegando muchos comercios nuevos, sobre todo de restauraci¨®n.
De espaldas a s¨ª mismo
Rodr¨ªguez Peralta, cuya farmacia est¨¢ en el centro comercial Moda Shoping, en el extremo norte de AZCA, trabaja all¨ª desde hace 15 a?os. Entonces ya estaba bajando, asegura, la sensaci¨®n de inseguridad provocada, sobre todo, por la vida nocturna de los bares de copas situados en los bajos. Estos tienen una larga historia de reyertas que m¨¢s de una vez han incluido tiros y muertos. El farmac¨¦utico repasa los problemas de AZCA, se?alados una y otra vez casi desde que empez¨® all¨ª la actividad a finales de los a?os setenta, principios de los ochenta. Se trata, b¨¢sicamente, de que casi todas las empresas, los comercios y las viviendas (hay 10 edificios residenciales en una de las caras laterales) miran hacia fuera. La parte interior se queda apenas como un lugar de paso de los trabajadores, desierto fuera de las horas de oficina, con pasadizos y galer¨ªas laber¨ªnticas que lo hacen hostil e inseguro para el paseante.
Por eso, lo que intenta PRO-AZCA es darle vida a ese gran espacio p¨²blico atrayendo a la gente, a familias que puedan pasar all¨ª con sus hijos los fines de semana. ?C¨®mo? Con oferta de ocio. Ya han hecho alg¨²n experimento que ha funcionado bastante bien, como el Madrideat, una feria callejera de gastronom¨ªa. Y est¨¢n pensando m¨¢s, por ejemplo, un cine de verano.
El ocio era precisamente un punto clave del proyecto inicial de AZCA, pero se fue diluyendo poco a poco hasta quedarse en nada. El Plan de Ordenaci¨®n Urbana de Madrid, redactado justo despu¨¦s de la Guerra Civil, entre 1941 y 1946, por Pedro Bidagor, habla de ¡°un centro comercial¡± a la izquierda de la Castellana. Bajo el criterio de ¡°invadir lo m¨¢s posible¡± la barriada de Cuatro Caminos, proyectaba ¡°una nueva agrupaci¨®n de comercio y espect¨¢culos¡± construida para ¡°iniciar as¨ª la descongesti¨®n a fondo de la ciudad vieja, actual centro comercial¡±. Aquel texto hablaba un palacio de exposiciones ¡°con salones de fiestas¡± y ¡°tres salas de espect¨¢culos importantes y la posibilidad de ocho o 10 m¨¢s¡±.
As¨ª, en el proyecto del arquitecto Antoni Perpi?¨¢ para AZCA, con el que gan¨® un concurso internacional convocado en 1954, el interior se articulaba en torno a un gran teatro de la ¨®pera, de cuya construcci¨®n se iba a encargar la Fundaci¨®n Juan March. Inspirado en centros similares de EEUU como el Rockefeller Center de Nueva York o Back Bay en Boston, pero tambi¨¦n en algunos brasile?os, pretend¨ªa unir todos los usos de la ciudad (residencial, comercial, ocio) en un solo espacio perfectamente ordenado. Todo perfectamente unido, pero separado: tres anillos enterrados de circulaci¨®n rodada y aparcamientos, y dos niveles, en superficie, de circulaci¨®n peatonal. Las viviendas se construir¨ªan en la calle de Orense, y los edificios comerciales y de oficinas, en las tres v¨ªas perimetrales restantes.
"El espacio libre al exclusivo uso del peat¨®n es un concepto primordial e inherente al centro", que debe constituir "una verdadera isla para el peat¨®n dentro de la ciudad", escrib¨ªa el propio Perpi?¨¤ en la revista Arquitectura en 1966. "Con estos espacios libres se pretende en este sector volver a dar a las calles y plazas su primitivo sentido. [...] no es un conjunto de viviendas, sino el lugar donde los ciudadanos se re¨²nen". Pero los ciudadanos, as¨ª en general y en n¨²mero significativo, nunca llegaron a ocupar todo eso que se le ofrec¨ªa en AZCA.
La oferta cultural que nunca fue
El hijo de Antoni Perpi?¨¤ tambi¨¦n se llama Antonio y tambi¨¦n es arquitecto y urbanista. Sobre un mont¨®n de recortes de peri¨®dicos, planos y fotograf¨ªas antiguas, explica que su padre era un hombre templado, que nunca entr¨® al trapo de las cr¨ªticas, algunas feroces, que despert¨® el plan, sobre todo cuando se empez¨® a construir en los a?os setenta. Lo cierto es que el hecho de que se descartara el teatro de la ¨®pera ¨Cb¨¢sicamente por motivos econ¨®micos- y fuera sustituido por un parque supuso una distorsi¨®n definitiva del proyecto original. A eso se sum¨® que cada due?o de terreno fue desarrollando por su cuenta, con distintos arquitectos, cada trozo de AZCA, dando un resultado bastante incoherente. Al final, cualquier idea de esparcimiento social y cultural qued¨® enterrado bajo los intereses comerciales.
Perpi?¨¤ hijo dice que su padre tampoco entr¨® a juzgar p¨²blicamente eso, y tampoco quiere convertirse en traductor de su opini¨®n. Pero admite que es muy dif¨ªcil dar vida a este tipo de espacios comerciales abiertos, como pasa tambi¨¦n en el barrio de la Defensa en Par¨ªs, transformado en un lugar muerto cuando cae la noche. Lo mismo que en la City de Londres. ¡°Los espacios abiertos tan grandes tienen que estar arreglados y necesitan mucha luz, si no se degradan¡±, explica.
Tal vez sea una cuesti¨®n de un modelo (esos centros comerciales abiertos, de escala desproporcionada para el uso del viandante) condenado a la deshumanizaci¨®n, pero, una vez que est¨¢ ah¨ª, merece la pena intentar darles vida, dice el arquitecto Carmelo Rodr¨ªguez, que recibi¨® un premio en 2006 en un concurso de ideas de activaci¨®n de AZCA. ¡°Es un espacio p¨²blico de gran calidad¡±, insiste. Son nada menos que nueve hect¨¢reas de suelo p¨²blico y espacios verdes.
Despu¨¦s de muchos a?os de ideas y propuestas que se dilu¨ªan como una aspirina efervescente, el presidente de PRO-AZCA dice que esta vez es la buena. Habla de sus propias iniciativas. Pero tambi¨¦n del plan del Ayuntamiento de Madrid para el complejo. Aprobado por el anterior equipo de gobierno municipal, contempla arreglar los t¨²neles del tr¨¢fico rodado, y rehabilitar y quitar obst¨¢culos (que se pueda atravesar el complejo f¨¢cilmente de norte a sur y de este a oeste) mediante convenios de colaboraci¨®n p¨²blico- privada, es decir, la empresa paga y el Ayuntamiento ejecuta (ya hay varios firmados). Tambi¨¦n contempla limitar las molestias de los bares de copas y, a medio plazo, crear espacios de arte urbano e incluir all¨ª dotaciones para los vecinos, que pueden ir de un carril para hacer footing o una escuela infantil a una biblioteca o un centro de salud.
?Lo limpias t¨² o lo limpio yo?
El uno por el otro la casa sin barrer. Esta expresi¨®n popular explica perfectamente el estado de algunas zonas de AZCA. La mezcla y, a veces, la confusi¨®n entre los espacios p¨²blicos y los privados del complejo han hecho que muchas partes del mismo acaben profundamente deterioradas. Ya a principios de los noventa se hicieron evidentes las tensiones entre el Ayuntamiento de Madrid y las distintas empresas que se han ido encargando del mantenimiento hasta 2009. Desde entonces, se encarga el propio Consistorio.
Uno de las iniciativas del plan director de AZCA aprobado el a?o pasado consiste en dejar bien claro los l¨ªmites de los espacios p¨²blicos y los privados y establecer las responsabilidades de cada uno. Una nueva ordenanza, dice el plan, deber¨ªa "proporcionar a los particulares un conocimiento claro y sin ambig¨¹edades de cu¨¢les son sus derechos y obligaciones en relaci¨®n con la conservaci¨®n y uso de las urbanizaciones". Tambi¨¦n habla de conveniencia de "entidades de mantenimiento", creadas esta vez por los propietarios, las cuales podr¨ªan establecer acuerdos con el Ayuntamiento.
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