El arte de reivindicar derechos
Los 70 integrantes del Coro de hombres gays de Madrid act¨²an esta noche en el teatro Compac de la Gran v¨ªa
Las reivindicaciones de los derechos civiles suelen pasar por duras luchas pol¨ªticas y sociales. Pero no siempre. Tambi¨¦n pueden tener una cara m¨¢s amable. Los 70 integrantes del Coro de hombres gays de Madrid, que act¨²a esta noche en el teatro Compac de la Gran v¨ªa, han encontrado en el arte la herramienta para afirmar la necesidad de normalizar el derecho universal de cualquier pareja a desarrollar su proyecto de vida, sea cual sea el genero de quienes forman parte de ella. ?Qu¨¦ movida! La historia de un hetero infiltrado, es un cuidado espect¨¢culo de actuaci¨®n, baile y canto que utiliza la iron¨ªa para desmontar los estereotipos que a¨²n enjaulan muchos ¨¢mbitos sociales.
El espect¨¢culo se desarrolla en un mundo al rev¨¦s. Un coro de hombres gays encuentra un par de calzoncillos que no pertenecen a nadie, y al cabo de poco tiempo se dan cuenta de que alguien se ha infiltrado entre ellos: se trata de un hombre heterosexual. La noticia sembra el p¨¢nico entre un colectivo sesgado por los prejuicios que animan su visi¨®n de quienes tienen una orientaci¨®n sexual distinta a la suya. "Hemos jugado con la paradoja de representar el exacto opuesto de lo que pasa en realidad. Vivimos en un mundo de clich¨¦s, y los utilizamos como base para desarrollar el gui¨®n" explica Pamela Pons, guionista del espect¨¢culo.
Desde ah¨ª arranca el show de un coro capaz de bailar y a la vez producir un sonido potente, que ahonda con su repertorio en el pop espa?ol, desde una versi¨®n a capela de Escuela de calor de Radio Futura hasta una larga elaboraci¨®n de Diga lo que diga de Raphael. "La idea era la de tener una base musical compacta que permitiese sin embargo desarrollar un repertorio variado. Y el pop espa?ol era ideal en ese sentido", subraya Gonzalo Garc¨ªa Baz, el director musical del coro.
Tanto ¨¦l como Pons, as¨ª como otros miembros de la organizaci¨®n que cuidan su administraci¨®n, son heterosexuales: "El proyecto trata de afirmar la normalizaci¨®n de derechos que no tienen que ver solo con la orientaci¨®n sexual. Me hubiera adherido aunque hubiese sido un coro de mujeres con problemas relativos a la violencia de g¨¦nero o un grupo de jubilados cuyos derechos no se respetan", asegura la guionista.
"El hecho de que haya miembros de la organizaci¨®n que no son homosexuales simboliza la integraci¨®n que con este proyecto pretendemos alcanzar", explica Pablo Malav¨¦, presidente y fundador del coro. Ha sido suyo el esfuerzo de juntar a los 70 integrantes, cuya inmensa mayor¨ªa trabaja en sectores que no tienen nada que ver con la m¨²sica o con el teatro. "Es un momento de voluntario altruismo y una manera de ofrecer un espacio art¨ªstico que quiz¨¢s faltaba en la comunidad gay espa?ola", especifica.
Malav¨¦ lleva nueve a?os en Espa?a pero es natural de Puerto Rico. Ha Hablado con EL PA?S pocos minutos despu¨¦s de que el Tribunal supremo de EE UU legalizase el matrimonio homosexual en todo el pa¨ªs. Al enterarse de la noticia, un complacido asombro se apodera de su cara: "?Ahora podr¨¦ casarme con Ricky Martin [su compatriota]!", bromea.
El pa¨ªs norteamericano es clave para el nacimiento del coro: "La idea en la base de este proyecto surgi¨® porque tengo un primo que forma parte del coro de hombres gays de Boston. Y ah¨ª, en Estados Unidos, est¨¢ el origen de todo: nos inspiramos en el primer coro gay, que se constituy¨® en lo a?os setenta en San Francisco, en la California del pol¨ªtico y activista para los derechos gay Harvey Milk, escenario de importantes luchas por los derechos homosexuales", explica.
Los coros se difundieron en las principales ciudades estadounidenses, y poco despu¨¦s tambi¨¦n en muchas ciudades europeas, como Londres o Hamburgo. Al llegar a Espa?a, Malav¨¦, que es un publicista con experiencia laboral en productoras musicales, tuvo que ponerse manos a la obra: "Cuando llegu¨¦ a Madrid no hab¨ªa ning¨²n coro gay, as¨ª que decid¨ª crearlo. ?C¨®mo? Con una audici¨®n a la que acudieron 126 personas. Escogimos 50, a los que se a?adieron otros 20 m¨¢s tarde¡±.
En mayo de 2014 el coro actu¨® por primera vez: ¡±Vendimos 350 entradas en tres d¨ªas y llenamos el teatro en el que actuamos, fue un gran ¨¦xito" asegura Malav¨¦. Tras la primera actuaci¨®n, el coro ha seguido su actividad gracias a la contribuci¨®n mensual de 5 euros de sus miembros y a la ayuda de algunos patrocinadores.
Un a?o m¨¢s tarde, el entusiasmo sigue vivo entre sus integrantes: "El coro representa un momento en el que puedo hacer que el canto se una con la afirmaci¨®n de algo en que me identifico", remarca Enrique Mart¨ªnez, un mexicano de 36 a?os que forma parte del coro. Y que ha escogido el arte para reclamar la normalizaci¨®n de sus derechos.
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