Comiendo, que no bailando, bajo el sol

Un disc jockey ca?ero y ataviado de forma disparatada no paraba de moverse bajo una carpa protectora mientas emit¨ªa una m¨²sica contagiosa en la que se mezclaba lo machac¨®n con abundantes notas de color. La del sardo Raver Jewish era pura incitaci¨®n al baile. Pero nadie bailaba. La explanada verde que se extend¨ªa ante el escenario estaba totalmente vac¨ªa y no era por falta de p¨²blico, la causa era el exceso de sol. A las tres de la tarde el sol picaba lo suyo y lo que menos apetec¨ªa era moverse m¨¢s all¨¢ de lo imprescindible.

La climatolog¨ªa no invitaba al baile. Para estas cosas puede se tan mala la solana del mediod¨ªa como una tormenta con granizo. A esa hora lo suyo era intentar conseguir una sombra, todas cogidas desde los primeros minutos (misi¨®n imposible ya luchar por una), y ligarse algo ex¨®tico para comer, eso s¨ª o sentado en el c¨¦sped (ese que no se puede pisar) o en alguna de las muchas mesas libres bajo el sol (imposible aguantar incluso con gorra).

Comer y bailar, ese era el doble prop¨®sito del festival SoundEAT! que, durante todo el d¨ªa de ayer, se celebr¨® en Barcelona y que este a?o estaba incluido en el festival Jardins de Pedralbes. Lo original de la idea (original ahora y aqu¨ª) era mezclar m¨²sica m¨¢s o menos alternativa con los manjares ofrecidos por una decena de camionetas restaurante que acabaron agenci¨¢ndose el protagonismo de la propuesta.

Definitivamente las camionetas restaurante, ahora ya irremediablemente conocidas como food trucks, est¨¢n de moda. Han dejado de lado su imagen de fritanga de fiesta mayor de barriada perif¨¦rica para llegar hasta los puntos m¨¢s chic de la modernidad. Este s¨¢bado, a lo largo de todo el d¨ªa, ocuparon uno de los parques m¨¢s suntuosos y elegantes de la ciudad: los jardines del palacio real de Pedralbes.

As¨ª, tanto en los regios jardines como en la habitualmente tranquila (ayer no) p¨¦rgola de Gaud¨ª o entre el espeso ca?averal el abundante p¨²blico repart¨ªa sus preferencias ex¨®ticas entre tacos de cochinita pibil, Pork Vindaloo o Shrimp Po'Boy con Pickled Red Onions. Incluso se pod¨ªa emular a Bob Esponja con un aut¨¦ntico cangreburger surfero o acabar el periplo gastron¨®mico-viajero con helados llegados de la capital de Osona. Una oferta como se suele decir para todos los gustos, de buena calidad y a precio asequible servida desde coloristas camionetas (o remolques) de nombre igualmente colorista.

En la parte musical el grupo Extraperlo abri¨® fuego cuando la gente todav¨ªa estaba entrando en contacto con la oferta y m¨¢s atentos a husmear entre las camionetas que a plantarse bajo el sol ante el escenario. Siguieron varios disc jockeys pero durante todo el mediod¨ªa y a la hora de la siesta la asistencia era m¨¢s familiar que discotequera y, aparentemente, los grupos, con muchos ni?os, que descansaban o com¨ªan en el c¨¦sped estaban m¨¢s por gozar del entorno que por disfrutar de la m¨²sica.

La cosa fue cambiando con la paulatina marcha del sol (que no el calor), los ni?os fueron sustituidos por personal m¨¢s maduro y algunos hasta se decidieron a bailar ante el escenario.