Testigo de cargo de la historia
Grand¨ªsima Merc¨¨ Ar¨¤nega en el papel de la superviviente Neus Catal¨¤
Neus Catal¨¤ Pallej¨¤, nacida en octubre de 1915. Diplomada en enfermer¨ªa, afiliada a las juventudes del PSUC, exiliada, miembro de la Resistencia francesa, presa pol¨ªtica en la c¨¢rcel de Limoges, en el campo de concentraci¨®n de Ravensbr¨¹ck, y en el campo de trabajo de Holleischen hasta su liberaci¨®n por los partisanos checos en 1945. Militante del PCE clandestino y del PC franc¨¦s. Madre de dos hijos a pesar de los estragos f¨ªsicos sufridos durante su internamiento. Centenaria y activista por la memoria de las olvidadas: todas las mujeres que vivieron con ella el horror sistematizado de los nazis.
?C¨®mo hacer teatro con esa vida? que son muchas y todas duras? Pues como se hace en la Sala Muntaner, con un presente que guarda esperanzado todo el devenir; un flash-forward ideado por Josep Maria Mir¨® a partir de la informaci¨®n recogida en la novela de Carme Mart¨ª. Con el escenario casi desnudo ¡ªy m¨¢s que podr¨ªa estar sin la ininteligible estructura arb¨®rea creada por Pep Duran¡ª y la austera interpretaci¨®n de una grand¨ªsima Merc¨¨ Ar¨¤nega, guiada por Rafel Duran. La Ar¨¤nega vestida de negro para destacar el rostro, la voz y un torrente insoportable de biograf¨ªa. Cada episodio un trozo de historia cauterizada del siglo XX. La actriz levanta la costra de las viejas heridas con suma cautela, respetando el ritmo de revelaciones de la mujer que representa. La misma madurez ante el dolor que se impuso Catal¨¤ cuando una noche el hogar se vio sacudido por el televisor. Emit¨ªan un documental de Resnais: Noche y niebla. Esa noche Neus recuper¨® la memoria para sus hijos.
Un cel de plom se concentra en los a?os en los que esa mujer resilente ¡ªo al menos de cara al exterior¡ª perdi¨® su nombre para ser un n¨²mero confinado en un barrac¨®n hacinado con otros n¨²meros. La dramaturgia propone un breve pr¨®logo para explicar c¨®mo una catalana del Priorat acab¨® en un campo de concentraci¨®n alem¨¢n, y un ep¨ªlogo igual de breve para completar los datos biogr¨¢ficos, pero sin detenerse en su activismo pol¨ªtico posterior. La tentaci¨®n de regodearse en los aspectos m¨¢s morbosos de esta intensa vida se para en seco con el estoicismo que exhibe la Ar¨¤nega. La serenidad de un testigo de cargo en un tribunal. L¨¢grimas, las justas; sin desfallecimiento en el tono, sin titubear cuando describe el terror que se hizo cotidiano. Neus-Ar¨¤nega recuerda y acusa sabiendo que esa memoria es suficiente para colocar al p¨²blico en la posici¨®n de un jurado convocado por la historia. Y ¨¦ste responde con un silencio concentrado, atento a no perder ni una palabra de las muchas pruebas condenatorias. El relato de las supervivientes. La mujer con el traje a rayas y el tri¨¢ngulo invertido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.