S¨¦ lo que hiciste los ¨²ltimos veranos
Lo propio de este verano vuelve a ser la extensi¨®n de la incertidumbre que escucho, el desconcierto de los que escuchan TV-3 y Catalunya R¨¤dio, convertidas en instrumento de propaganda oficial
Oigo como quien no escucha que en Catalu?a cunde la inquietud. No les creo, y sigo metiendo la cabeza debajo del agua, en una piscina armada con tubos de aluminio y lona resistente a los pinchazos pero no a la erosi¨®n de tantos veranos sin piedad. Los ¨²ltimos tres o cuatro, algo m¨¢s calientes todav¨ªa. Pero lo propio de este verano sin los sustos de alg¨²n otro vuelve a ser la extensi¨®n de la incertidumbre que escucho en la perplejidad de un arquitecto afable y sereno, en el sorprendente desconcierto que escucho en otro arquitecto que adem¨¢s es poeta, y en la divertida consternaci¨®n de un tercer arquitecto de mi edad que comparte conmigo su convicci¨®n de que esa inquietud est¨¢ en mucha gente que no construye casas pero tambi¨¦n se atribula cuando escucha Catalunya R¨¤dio y TV-3, ambas convertidas en instrumentos de la propaganda oficial.
Elegante y displiciente, yo quito hierro al asunto, a?ado fair play con chanclas y hasta esbozo un gag sobreactuado y bufonesco porque es verdad que de peque?ito quise ser arquitecto, pero no lo soy, y he acabado creyendo que tanta inquietud es s¨®lo cosa de la crisis y la falta de trabajo de los arquitectos. Pero no funciona: uno de ellos ya s¨®lo hace versos por el gusto de hacerlos, y los otros dos trabajan a destajo.
Yo desde luego no, yo s¨®lo leo y escribo pero me han contagiado la inquietud, en particular cuando he salido del coche de uno de ellos tras escuchar la notabil¨ªsima noticia del d¨ªa. Y es que la lista de la Generalitat ha sumado tres nombres m¨¢s a la independencia: Isona Passola, que produce cine sin tacha patri¨®tica, Ada Parellada, que tiene como m¨ªnimo un restaurante estupendo, y por fin, Montserrat Carulla, excelente acrtriz de teatro y veterana catalanista.
Y de golpe he empezado a activarme en serio, no exactamente porque no voy a poder ver m¨¢s cine, o porque ya no podr¨¦ seguir comiendo bien, y ni siquiera porque vaya a dejar de ir al teatro, sino porque he de empezar a saber con exactitud qu¨¦ hice yo en los tres ¨²ltimos veranos. E improviso sobre la marcha, muy excitado, en voz alta y al borde de la piscina con el agua turbia y tirando a mugrienta que en 2012 no estoy en las listas de adheridos a la manifestaci¨®n del 11 de septiembre pero repentizo sin desmayo la lista de amigos que s¨ª estuvieron (y a?ado que incluso una amiga me pregunt¨® al d¨ªa siguente: "qu¨¨, b¨¦, eh, ahir?"); en 2013 no estoy tampoco en las listas que registran y sit¨²an a la gente pero me acuerdo muy, muy bien de que no pude moverme de casa porque una lumbalgia me dej¨® tirado en la cama durante una semana, seguramente por los excesos deportivos en la piscina desde finales de agosto y principios de septiembre, y, por fin, el 2014, recuerdo como si lo estuviese viendo que anduve buscando el lugar donde inscribirme sin hallarlo porque manejo mal las redes sociales, me confund¨ª y acab¨¦ perdiendo el oremus, el norte y el sur, y no me inscrib¨ª tampoco, pero juro que lo quer¨ªa hacer y que s¨®lo la mala costumbre de no leer ni Twitter, ni Facebook me dejaron tirado en la piscina sin asomarme a las puertas del nuevo pa¨ªs.
?Y este a?o de 2015? ?D¨®nde estar¨¢s, qu¨¦ excusa inventar¨¢s para que nadie te encuentre por cuarto a?o consecutivo en las listas que reparten a la gente que cubrir¨¢ el trayecto de la Avenida Meridiana? ?Qu¨¦ trola soltar¨¢s? Es el amigo m¨¢s paciente quien me pregunta con las piernas sobre la mesa, reclinado en una butaca roja y exageradamente descolorida, mientras mira con piedad y atenci¨®n mis cavilaciones secretas, mis mentiras pat¨¦ticas, las excusas que fabula mi inquietud, la suya y la de los dem¨¢s, para explicar que tampoco esta vez, este 11 de septiembre, me pillar¨¢ en forma. Contra lo que dice la televisi¨®n p¨²blica, no estoy preparado. Estar¨¦ sacando a Cervantes de Argel porque all¨ª ha pasado cinco a?os entre 1575 y 1580, mientras intento averiguar por d¨®nde ha de seguir la biograf¨ªa y se me empantana el libro ah¨ª, cuando Cervantes no ha devuelto todav¨ªa ni un maraved¨ª de la morterada que le prestaron para rescatarlo de su cautiverio en Argel.
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