El dilema de la CUP
Mas aplica al partido independentista la misma estrategia con la que dobleg¨® a ERC para pactar la lista ¨²nica: hacerle responsable del fracaso del ¡®proc¨¦s¡¯ si no apoya su investidura
En una pirueta estrat¨¦gica que pocos esperaban, Artur Mas logr¨® forzar una candidatura unitaria e imponer la din¨¢mica plebiscitaria en las elecciones del 27-S. Los electores han dado una mayor¨ªa parlamentaria al bloque soberanista, pero no una mayor¨ªa de votos, lo que supone un grave lastre para la hoja de ruta que prev¨¦ la ¡°desconexi¨®n¡± del Estado en 18 meses. El resultado, sin embargo, nos aboca a lo que siempre fue evidente: que adem¨¢s de plebiscitarias son elecciones auton¨®micas y por eso ahora el problema inmediato no es c¨®mo se crean estructuras de Estado, sino c¨®mo se forma un Gobierno, con qu¨¦ programa y qui¨¦n se pone al frente.
Gracias a la estrategia plebiscitaria, Mas ha logrado evitar la rendici¨®n de cuentas durante la campa?a electoral y sigue teniendo a ERC atada de pies y manos por los pactos preelectorales. Pero ahora necesita a la CUP para formar Gobierno y, de repente, lo que en la din¨¢mica plebiscitaria aparec¨ªa como una virtud para sumar ¡ªel hecho de abarcar un espectro ideol¨®gico amplio¡ª, se convierte ahora en un gran escollo. Entre el liberalismo business friendly de Converg¨¨ncia y el radicalismo anticapitalista de la CUP hay una enorme distancia. ?Se mantendr¨¢ la CUP firme en su compromiso de no investir a Mas presidente, o renunciar¨¢ a sus principios en aras a que el proc¨¦s siga adelante?
Mas intenta arrinconar a la CUP con la misma estrategia con la que dobleg¨® a ERC para pactar la lista ¨²nica: hacerle responsable de un eventual fracaso de la hoja de ruta independentista si no apoya su investidura. En el caso de la CUP, sin embargo, la cosa puede que no sea tan sencilla: pedirle el voto significa pedirle que pase por alto los recortes y las pol¨ªticas que han aumentado como nunca las desigualdades sociales en Catalu?a. Converg¨¨ncia se ha mostrado ya dispuesta a hablar de un plan para abordar la emergencia social, pero ha tenido cuatro a?os para darse cuenta de que exist¨ªa tal emergencia y parece que no se enter¨®. Tambi¨¦n pretende que se olvide que Mas es el dirigente de un partido acusado de cobrar comisiones ilegales; que las investigaciones del caso Palau y del caso Teyco han revelado la existencia en Catalu?a de tramas corruptas tan extensas y sistem¨¢ticas como las de G¨¹rtel, B¨¢rcenas, P¨²nica o los ERE de Andaluc¨ªa. ?Puede olvidar la CUP que Converg¨¨ncia sigue siendo el partido de Felip Puig?
Dada la naturaleza de las cuestiones que se dirimen, se entiende que haya tensi¨®n interna en la CUP. Sus dirigentes han dicho por activa y por pasiva que no facilitar¨ªan la investidura de Mas. Pero ?es solo Mas el problema, o el problema es Converg¨¨ncia al completo? ?Cabe una soluci¨®n de compromiso, como con los toros, que se proh¨ªben las corridas pero se mantienen los correbous? Se comprende que sus militantes tengan el coraz¨®n partido: por un lado, quieren que el proc¨¦s hacia la independencia siga adelante, pero por otro, tambi¨¦n saben que si apoyan a Mas, su discurso de que quieren construir un pa¨ªs nuevo sobre bases nuevas pierde credibilidad. ?Qu¨¦ clase de pa¨ªs ser¨¢ ese que empieza con un pacto con el partido que representa el status quo y defiende un modelo econ¨®mico que destruye las bases del Estado de bienestar?
La CUP ha triplicado su representaci¨®n parlamentaria porque ha sabido atraer a muchos votantes de Iniciativa
Por otra parte, la CUP ha triplicado su representaci¨®n parlamentaria porque ha sabido atraer a muchos votantes de Iniciativa que, siendo de izquierda, quer¨ªan un mayor compromiso con la independencia. Y a muchos otros de ERC que no quer¨ªan votar a la lista de Junts pel S¨ª precisamente porque hab¨ªa pactado que Mas ser¨ªa presidente. Todos estos electores pueden verse defraudados si la CUP apoya la investidura.
Vivimos tiempos acelerados proclives a la amnesia y parece que ya hemos olvidado que hace menos de cinco a?os Mas era investido presidente gracias a la abstenci¨®n del PSC, pero luego pact¨® con el PP los presupuestos y un programa econ¨®mico privatizador que ha mantenido hasta el ¨²ltimo momento. En un ejercicio de funambulismo pol¨ªtico, Mas presenta ahora como ¡°desobediencia¡± un incumplimiento del d¨¦ficit que en realidad es fruto de su incapacidad para cumplirlo, y se atribuye como m¨¦rito propio las medidas fiscales que tuvo que aplicar a partir de 2012 por exigencia de ERC, su nuevo socio.
La CUP sufre ahora la presi¨®n del chantaje: si no apoya a Mas, ser¨¢ responsable del fracaso del proc¨¦s. Pero lo mismo que se dice de la CUP, puede decirse de Mas. Puesto que ¨¦l es el problema ?no deber¨ªa sacrificarse y dar un paso al lado? Por el ¨¦xito del proc¨¦s, se entiende.
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