Las dos caras de Adri¨¤ Punt¨ª
El artista despein¨® su repertorio en la presentaci¨®n en Girona de sus nuevos trabajos
Un ba?o de multitudes. Adri¨¤ Punt¨ª fue profeta en su tierra, y en la presentaci¨®n oficial de su ¨²ltimo trabajo dej¨® casi sin entradas el Auditori, ocupado por un p¨²blico entusiasta al que el artista de Salt regal¨® tres horas de un concierto del que, claramente dominado por la emoci¨®n, Adri¨¤ no sab¨ªa encontrar su final. Tanto fue as¨ª que si en el tramo central del recital, las canciones ajenas a la novedad apenas tuvieron protagonismo en todo un canto a la vigencia del actual material, mientras que la prolongaci¨®n fue una colecci¨®n de ¨¦xitos tanto de Umpah-Pah como de su carrera en solitario, desequilibrando un repertorio que no precisaba de tanta memoria. Como resultado su p¨²blico sali¨® satisfecho y Adri¨¤ se prepar¨® para afrontar la campa?a de conciertos que pasear¨¢n La clau de girar el taller y Enclusa i un cop de mall por toda Catalu?a.
Visto el primer concierto, podr¨ªa decirse que Adri¨¤ est¨¢ donde siempre: gustar¨¢ a sus fieles pero es complicado que ampl¨ªe su base de p¨²blico. Su concierto en el Auditori estuvo penalizado por unos arreglos que no hicieron mejores a sus nuevas canciones, de alma fr¨¢gil y detallista en disco, abandonadas a un rock que quisiera evocar a Neil Young en directo y que deja sin perfiles ni matices a las composiciones, cosidas con gruesas puntadas de guitarreo pese a la incorporaci¨®n de teclados, saxo y chelo. Adem¨¢s, Adri¨¤, al menos en su tierra, estaba m¨¢s caliente que el propio p¨²blico, al que a las primeras de cambio pidi¨® que corease canciones que a¨²n no conoce mientras paseaba por la platea ya en la tercera canci¨®n, El boig del tel¨¨fon roig, justo cuando el p¨²blico a¨²n se estaba situando en la actuaci¨®n. Estaba tan contento Adri¨¤ que perd¨ªa un poco la medida de las cosas, excitado. Los reencuentros tienen cosas as¨ª.
Con todo esto pareci¨® acentuarse la idea de que existen dos artistas, el que en disco muestra un alma que va mucho m¨¢s all¨¢ del rock, acerc¨¢ndose a Nueva Orleans, al pop, a la iron¨ªa electr¨®nica, al folk, incluso a la canci¨®n italiana o al inclasificable Van Morrison, y el que en directo acude al empuje del rock sin adem¨¢s ser un guitarrista extraordinario, dejando a su banda con el alma en vilo en m¨¢s de una ocasi¨®n. Y ese rock suena algo antiguo, demasiado f¨¢cil y consabido para un artista cuyo talento no s¨®lo deber¨ªa mostrarse en el escenario mediante comportamientos inusuales y un gui¨®n discontinuo. Ser genial no es exactamente eso.
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