Acampada contra un alta m¨¦dica
Una mujer que sufri¨® un ictus pide que le revoquen el alta que la devuelve al mundo laboral porque sus enfermedades le impiden trabajar
Encajonada en una tienda de campa?a de tela, sobre un colch¨®n hinchable y decenas de piezas de ropa y mantas a su alrededor, Nati L¨®pez pasa la tarde de su d¨¦cimo quinto d¨ªa acampada a las puertas de la sede del Instituto Catal¨¢n de Evaluaciones M¨¦dicas (ICAM, en sus siglas en catal¨¢n). La joven lleva m¨¢s de 15 d¨ªas (desde el 6 de octubre) apostada en la calle para reclamar que el Departamento de Salud le revoque el alta m¨¦dica que le otorgaron hace unas semanas, un a?o y medio despu¨¦s de sufrir un ictus cerebral. El Tribunal M¨¦dico del ICAM, encargado de evaluar las incapacidades laborales, la considera apta para trabajar. Ella discrepa. ¡°Ojal¨¢ pudiera trabajar y volver a tener una vida normal, pero no puedo. Tengo p¨¦rdidas de memoria, falta de sensibilidad en el lado derecho, migra?as, no consigo retener informaci¨®n y no soporto los ruidos fuertes ni los cambios de luz. ?Qui¨¦n va a contratar a una persona que tiene que ir al m¨¦dico al menos tres veces por semana?¡±, reflexiona. No puede trabajar pero tampoco le conceden la incapacidad permanente, denuncia.
Una fiambrera con macedonia custodia la puerta de trapo que la separa del fresco oto?o barcelon¨¦s. Tres sillas plegables y un ba?o port¨¢til ¡ªtambi¨¦n padece problemas intestinales¡ª completan la residencia que se cobija de la lluvia y el sirimiri de los ¨²ltimos d¨ªas bajo una lona azul. Los transe¨²ntes se acercan y preguntan a Nati por su caso. cuenta, por en¨¦sima vez ¡ªsu historia ha levantado mucha expectaci¨®n medi¨¢tica y vecinal¡ª, la larga agon¨ªa que la ha llevado a las puertas del ICAM o, como ella lo llama, ¡°el Guant¨¢namo sanitario¡±.
Historial
?Con s¨®lo 33 a?os, la joven tiene un historial m¨¦dico de varios cientos de p¨¢ginas. Un infarto de coraz¨®n hace tres a?os y un ictus cerebral hace uno y medio capitanean su historia cl¨ªnica. La chica, vecina de L'Hospitalet de Llobregat y contable administrativa de profesi¨®n, se recuper¨® m¨¢s o menos bien del infarto y volvi¨® a su trabajo en una multinacional, aunque ten¨ªa que llevar pa?ales de vez en cuando por la incontinencia que le provacaban las ¨²lceras intestinales que a¨²n sufr¨ªa. ¡°Ten¨ªa un buen trabajo. No soy una ni-ni. Cobraba bien y cotic¨¦ durante 10 a?os. Dej¨¦ de trabajar porque me estaba encontrando muy mal¡±, recuerda. Trabaj¨® hasta poco antes del accidente cerebrovascular. Aunque a simple vista la rehabilitaci¨®n haya hecho milagros y apenas tenga secuelas motrices, el ictus la dej¨® tocada. Visita semanalmente a una retah¨ªla de especialistas: cardi¨®logos, neum¨®logos, neur¨®logos, digest¨®logos, neuropsic¨®logos, psiquiatras y ginec¨®logos (toma anticoagulantes y la menstruaci¨®n la postra en la cama durante una semana).
En el momento del ictus, Nati estaba en paro, as¨ª que cuando le dieron la baja por 18 meses la joven cobraba una parte proporcional de la prestaci¨®n que ten¨ªa: 320 euros mensuales con los que ha vivido, no sin apuros, casi 18 meses. Su abogada pidi¨® la incapacidad permanente en febrero pero no se la dieron porque, seg¨²n el ICAM, ¡°todav¨ªa no se hab¨ªa agotado la posibilidad de mejora ni los recursos terap¨¦uticos¡±.
El asunto se recurri¨® en los tribunales y siguen a espera de juicio pero, paralelamente, en septiembre, la joven recibi¨® una carta del ICAM en la que, adem¨¢s de denegarle la incapacidad permanente, le daban el alta m¨¦dica. Estaba apta para trabajar. ¡°Me qued¨¦ sin ingresos, sin nada, y yo no puedo trabajar. Qu¨¦ m¨¢s quisiera, pero no puedo. Me est¨¢n condenando a la indigencia. Son inhumanos¡±, protesta la joven.
Su abogada, Marta Barrera, del Colectivo Ronda, espera que las medidas de presi¨®n favorezcan, al menos, una reuni¨®n con la direcci¨®n del ICAM para llegar a un acuerdo. Con todo, aseguran, el caso de Nati no es una excepci¨®n. Su despacho recibe numerosas consultas para pleitear con el ICAM, una instituci¨®n a la que acusan, adem¨¢s, de regirse por criterios economicistas y otorgar m¨¢s altas m¨¦dicas para alcanzar los objetivos econ¨®micos que le marca la Administraci¨®n.
?Pocos visos de acuerdo
Por su parte, la subdirectora general del ICAM, Consol Lemonche, niega la mayor y se?ala que el conflicto con Nati es ¡°un caso particular sin trascendencia colectiva¡±. Lemonche rechaza, adem¨¢s, que reciban presiones para dar m¨¢s altas y apunta que ellos s¨®lo hacen un informe y la decisi¨®n final de si el paciente es alta, baja o incapacidad permanente depende del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
En el caso de Nati, a?ade Lemonche, ¡°se vio que el ictus ya estaba resuelto en junio de 2014, pero se alarg¨® la baja hasta ahora, cuando se vio que no hay patolog¨ªa que le impida trabajar y no era necesario seguir de baja¡±. La responsable del ICAM, que reconoce que prepar¨® un dossier con su caso a petici¨®n del Departamento de Salud, concluye: ¡°Lo que hemos valorado con todos los informes que se le han hecho, a los que podemos acceder desde la historia cl¨ªnica compartida, son sus antecedentes y su situaci¨®n actual y vimos que estaba bien¡±.
Con pocos visos de llegar a un acuerdo, Nati se mantiene en sus trece. Con cansancio acumulado y agotada por las picaduras de mosquitos y una f¨ªstula en el ombligo que le acaba de salir, insiste en que no se va a ir. Dice que lo m¨¢s duro de sus dos semanas a la intemperie no son las condiciones en las que vive, sino ¡°la realidad, la crueldad y las injusticias¡± que ve pasar en el ICAM. Algunos pacientes se paran a hablar con Nati al salir del Tribunal M¨¦dico, se sientan en la que han dado en llamar ¡°silla de la depresi¨®n¡± y le cuentan sus penas a la joven. ¡°Esto es un drama, son historias distintas y a la vez muy parecidas a la m¨ªa¡±, apunta. La joven apunta que, puestos a quedarse en la calle, es mejor empezar cuanto antes y protestando. ¡°A m¨ª me ha dado un ictus pero no soy idiota. De aqu¨ª no me voy¡±, sentencia.
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