La pasi¨®n a 80 pulsaciones
El estiloso d¨²o de Baltimore revienta La Riviera con una propuesta tan capaz de fascinar como de encasquillarse en la reiteraci¨®n
Las luces tenues y borrosas convert¨ªan este domingo en espectros a los cinco oficiantes repartidos por el escenario de La Riviera. Es solo la plasmaci¨®n visual de eso que ahora viene denomin¨¢ndose dream pop, y que dif¨ªcilmente podr¨ªa explicarse mejor que con esta meditabunda pareja de Baltimore y sus no menos nebulosos colaboradores. Victoria Legrand y Alex Scally se han vuelto m¨¢s org¨¢nicos frente a sus anteriores excesos con los sonidos pregrabados; pero los teclados planeantes y esas guitarras que rezongan, perezosas, sus notas graves y prolongadas siguen constituyendo sus mejores se?as de identidad. Por no hablar, claro, de la hipn¨®tica voz de Legrand, que parece hija de una c¨®pula flagrante entre Nico y Elizabeth Fraser.
El ascendente de Cocteau Twins (o, en este caso, la sombra) es una constante en la obra de un d¨²o cada vez m¨¢s seductor y consolidado, tan capaz de reventar la taquilla madrile?a como de marcarse este a?o dos ¨¢lbumes, Depression Cherry y el inesperado Thank Your Lucky Stars, en apenas un par de meses. Pero la fascinaci¨®n por esta arquitectura sonora tan on¨ªrica no logra disimular la naturaleza reiterativa del d¨²o de Baltimore, decidido a suministrarnos permanentes dosis de pasi¨®n a 80 pulsaciones por minuto. Y ese metr¨®nomo encasquillado se convierte en ant¨ªdoto frente al ardor que podr¨ªan transmitir piezas como Gila o la inaugural Levitation, de tensi¨®n progresiva y creciente.
Victoria, sobrina del excelente Michel Legrand, arranca algo dubitativa en las notas agudas de Walk in the Park, pero acaba dejando huella con su amplia gama de matices: los fraseos susurrados en PPP, como una Jane Birkin m¨¢s vitam¨ªnica; las palabras disgregadas en s¨ªlabas para Space Song, la garganta casi resquebrajada de Silver Soul. Beach House no incitan a la excitaci¨®n playera ni invocan al astro rey, sino que propician una suerte de baile absorto y zombi. Una atracci¨®n a c¨¢mara lenta.
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