Veinticinco a?os despu¨¦s
En Bosnia, las fuerzas transversales que pretend¨ªan evitar una divisi¨®n identitaria, se vieron desbordadas por una l¨®gica perversa: votar nacionalista porque los otros har¨¢n lo mismo
La semana pasada tuve el privilegio de formar parte de un tribunal ante el que se defendi¨® una excelente tesis doctoral. Una muestra m¨¢s de la calidad de la investigaci¨®n que se lleva a cabo en muchas de nuestras universidades y que se traduce en trabajos de categor¨ªa comparable a los de las mejores universidades internacionales. El joven y brillante autor de la tesis se llama Alfredo Sasso, el t¨ªtulo de la misma es Non-nationalist Political Actors in Bosnia-Herzegovina (1989-1991) y la investigaci¨®n se ha desarrollado en el Departamento de Historia Moderna y Contempor¨¢nea de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona.
En la vor¨¢gine de los acontecimientos que desbordan en este momento a la Uni¨®n Europea, ha pasado desapercibido el vigesimoquinto aniversario de unas elecciones trascendentales: las que tuvieron lugar en Bosnia-Herzegovina en noviembre de 1990. En esas elecciones, y contra todo pron¨®stico, se produjo un triunfo arrollador de los partidos nacionalistas (serbios, croatas y musulmanes), que hasta apenas unos meses antes eran ilegales en aquella rep¨²blica yugoslava. La forma en que cristaliz¨® el nuevo Parlamento bosnio, as¨ª como las din¨¢micas que se generaron a partir de aquel momento, condujeron un a?o y medio m¨¢s tarde a la guerra m¨¢s terrible que haya asolado un pa¨ªs europeo desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La tesis analiza el per¨ªodo inmediatamente anterior a las elecciones y las consecuencias de las mismas. Y lo hace atendiendo a las din¨¢micas pol¨ªticas, sociales y econ¨®micas de aquellos tres a?os cruciales. Su mayor inter¨¦s radica en explicar c¨®mo fue posible que se produjese una enorme polarizaci¨®n en torno al eje nacional, hasta el punto de desembocar en una brutal guerra civil, en una sociedad en la que solo un a?o antes de esas elecciones cruciales la identidad nacional no era un elemento especialmente relevante en la definici¨®n ideol¨®gica de los ciudadanos bosnios, y estos no percib¨ªan ning¨²n tipo de tensi¨®n derivada de esas adscripciones identitarias.
La respuesta, compleja por fuerza, pone el foco en algunas cuestiones especialmente relevantes, como la crisis del r¨¦gimen pol¨ªtico, en el marco de la quiebra de los pa¨ªses de la Europa oriental acelerada por la perestroika sovi¨¦tica y la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. La crisis propici¨® una redefinici¨®n del espacio pol¨ªtico y la aparici¨®n de nuevos partidos que cuestionaban la hegemon¨ªa de quienes hab¨ªan monopolizado el poder en las d¨¦cadas precedentes, al tiempo que se abr¨ªa el debate sobre las reformas constitucionales necesarias para abordar la dif¨ªcil situaci¨®n pol¨ªtica.
El descr¨¦dito de las instituciones federales abon¨® el camino de quienes defend¨ªan la liquidaci¨®n del Estado yugoslavo y la creaci¨®n de rep¨²blicas independientes
La crisis de r¨¦gimen se desarroll¨® entre graves esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y en el marco de una profunda crisis econ¨®mica que hab¨ªa disparado las tasas de paro, hab¨ªa erosionado de forma importante la situaci¨®n de las clases medias y hab¨ªa impactado duramente sobre una juventud muy bien formada acad¨¦micamente y que ve¨ªa c¨®mo se frustraban sus posibilidades de acceso a buenos empleos. El enorme malestar social se volvi¨® contra las instituciones y las organizaciones pol¨ªticas y sindicales del r¨¦gimen, y no pocos ciudadanos bosnios depositaron en las fuerzas nacionalistas sus esperanzas de una r¨¢pida salida del pozo en el que estaban.
Las tensiones entre las diferentes rep¨²blicas que compon¨ªan Yugoslavia, y especialmente entre las din¨¢micas independentistas de Eslovenia y Croacia, por una parte, y las centralizadoras de Serbia y Montenegro, por otra, se trasladaron al interior de Bosnia-Herzegovina. El descr¨¦dito de las instituciones federales abon¨® el camino de quienes defend¨ªan la liquidaci¨®n del Estado yugoslavo y la creaci¨®n de rep¨²blicas independientes. Las diferencias ling¨¹¨ªsticas, culturales y religiosas, que hasta aquel momento no hab¨ªan sido relevantes ni conflictivas, empezaron a serlo en la medida que los nuevos partidos nacionalistas exageraron, cuando no inventaron, agravios y diferencias, mientras despreciaban los evidentes lazos comunes como forma de hacerse con un espacio pol¨ªtico propio.
En esa din¨¢mica, las fuerzas que eran nacionalmente transversales y pretend¨ªan evitar a toda costa un futuro parlamento dividido seg¨²n criterios de identidad nacional se vieron desbordadas por una l¨®gica perversa: votar nacionalista porque los otros har¨¢n lo mismo; la defensa del propio inter¨¦s, no mediante la adscripci¨®n ideol¨®gica en su sentido cl¨¢sico (izquierda/derecha, comunismo/socialdemocracia/liberalismo), sino mediante la identificaci¨®n con comunidades nacionales homog¨¦neas. Un sistema electoral que primaba las ¨¢reas rurales sobre las urbanas hizo el resto. La ciudadan¨ªa fue derrotada por la naci¨®n. Primero en las urnas. Meses m¨¢s tarde, en una guerra sin cuartel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.