La cueva de los polic¨ªas
150 agentes se entrenan por su cuenta ante la falta de formaci¨®n continua, que la Administraci¨®n no les proporciona


El agente sinti¨® la soledad. Frente a ¨¦l, un criminal considerado muy peligroso. El polic¨ªa gritaba e intentaba tranquilizarle pero sab¨ªa que su voz rebotaba contra una pared. Una careta cubr¨ªa el rostro del delincuente ataviado con unos pantalones de color naranja Guant¨¢namo y un jersey oscuro. Una d¨¦cima de segundo bast¨® para que el criminal se abalanzara sobre el agente. De la nada apareci¨® un cuchillo de grandes dimensiones en una de sus manos. El polic¨ªa, como pudo, empu?¨® el arma reglamentaria la dirigi¨® al bulto y apret¨® el gatillo. El disparo son¨® seco.
¡°Polic¨ªa, est¨¢s muerto. Le has dado en una pierna al malo, pero a siete metros es casi imposible de frenar a un tipo que se te lanza con un cuchillo¡±, grita el instructor. Tanto el polic¨ªa como el supuesto criminal no son m¨¢s que agentes entren¨¢ndose en una nave secreta, un inmueble oculto en un pol¨ªgono de la comarca barcelonesa del Vall¨¨s Occidental. Son los Cops Cave, una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, compuesta por agentes de los Mossos d'Esquadra, polic¨ªas locales, guardias civiles y polic¨ªas nacionales que, de forma solidaria, se forman entre ellos ¡°porque¡±, argumentan, ¡°tenemos que estar preparados para que no conviertan a nuestros hijos en hu¨¦rfanos¡±.
Los polic¨ªas se entrenan en un inmueble oculto en un pol¨ªgono del Vall¨¨s Occidental
La idea surgi¨® de tres mossos y un guardia urbano de Barcelona. Hace un a?o transformaron una nave en una guarida donde los agentes que lo desean se forman en diferentes disciplinas. Los instructores suelen ser polic¨ªas ¡ªsobre todo del ?rea de Recursos Operativos (ARRO), la Brigada M¨®vil (Brimo) y el Grupo Especial de Intervenciones (GEI)¡ª de la polic¨ªa catalana.
Con la formaci¨®n que imparten a sus compa?eros intentan ¡°dar un mayor servicio al ciudadano y, sobre todo, pulir las t¨¦cnicas para que los polic¨ªas no resulten heridos, y mucho menos muertos, en seg¨²n qu¨¦ actuaciones¡±. Y, por supuesto, ¡°no cometer errores policiales¡± con los que acaben sentados ante un tribunal.
Los fundadores de Cops Cave ten¨ªan sus razones para crear la guarida, pero no quieren enfrentarse a nadie. En su lugar, la Uni¨®n Sindical de la Polic¨ªa Auton¨®mica de Catalu?a (USPAC) y el Sindicato de Mossos d'Esquadra (SME) toman la palabra para criticar duramente la formaci¨®n que se da a los agentes desde ¡°la casa¡± en clara alusi¨®n al Departamento de Interior. Los mossos de seguridad ciudadana, los que circulan por las calles en los veh¨ªculos patrullas, reciben ¡°cuatro horas al a?o de formaci¨®n de tiro y cuatro m¨¢s sobre c¨®mo arrestar a alguien con los grilletes¡±, denuncia Toni Castej¨®n, portavoz del SME. Josep Miquel Milagros, de USPAC, denuncia la ¡°insuficiente formaci¨®n que nos proporciona el cuerpo a aquellos que nos enfrentamos a la realidad del d¨ªa a d¨ªa¡±.

Milagros asegura que incluso en ocasiones se han llegado a realizar pr¨¢cticas oficiales de tiro ¡°en seco por falta de munici¨®n¡±. ¡°En comarcas, la formaci¨®n de los agentes es todav¨ªa mucho menor¡±, denuncia el portavoz de la USPAC.
Los chicos y chicas de Cops Cave hace m¨¢s de un a?o que cogieron el toro por los cuernos y dise?aron su propia formaci¨®n. Hoy son 150 miembros que pagan 20 euros al mes para mantener las instalaciones. En la guarida hay un aula donde se imparten clases, por ejemplo sobre terrorismo yihadista, reformas legales e incluso cursos de ingl¨¦s.
En un tatami de 70 metros cuadrados los agentes encapuchados utilizan diferentes t¨¦cnicas policiales para enfrentarse a los violentos. ¡°Se?or, perdone, ?me puede ense?ar su documentaci¨®n?¡±, solicita un agente. ¡°No me da la gana¡¡±, as¨ª comienza otra pr¨¢ctica. Unos polic¨ªas ense?an a otros c¨®mo deben colocarse, c¨®mo impedir ser agredidos, y c¨®mo proteger, incluso, al malo. El instructor tiene siempre una frase en la boca: ¡°No es f¨¢cil¡±. En el tatami realizan mil y un ejercicios con esposas, cuchillos y armas simuladas. ¡°Hay que interiorizarlo, repetirlo mil veces para que en la calle no haya dudas y salga perfecto¡±, recuerda el instructor.
La formaci¨®n que nos proporciona el cuerpo es insuficiente", critica Josep Miquel Milagros, de USPAC
Las pr¨¢cticas siguen, cinco agentes deben arrestar a un individuo que opone resistencia. Mientras, el resto de asistentes a?aden realismo en la escena: ¡°Polic¨ªas asesinos, os estoy grabando, os vais a enterar cabrones¡±. Hay un tipo en el suelo y cinco agentes encima de ¨¦l intentando detenerle sin causarle da?o. La imagen recuerda a un v¨ªdeo de una pol¨¦mica detenci¨®n en el Raval que acab¨® con el arrestado muerto. Es el caso Ben¨ªtez.
Otra zona de la nave est¨¢ habilitada como gimnasio con roc¨®dromo. Frente a este hay la reproducci¨®n de una casa laber¨ªntica. Es una vivienda tortuosa repleta de habitaciones y escondites, bautizada como la Killing Cave. El lugar id¨®neo para practicar las entradas y registros de domicilios. Hay una c¨¢mara en cada habitaci¨®n y desde fuera se puede observar en un monitor los aciertos y errores que cometen los agentes dentro del inmueble ficticio.
Antes de entrar en la Killing Cave un comercial de una empresa de equipamiento policial les hace una demostraci¨®n propia de la teletienda. Esta arma blanca es incapaz de producir un rasgu?o en unos guantes anticorte que se coloca un agente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.