?Caer¨¢ Artur Mas?
El m¨¦todo asambleario se ha revelado incapaz de tomar una decisi¨®n. A la CUP se le ha ca¨ªdo un mito. La c¨²pula decidir¨¢ finalmente por todos
Todo es muy raro en la pol¨ªtica catalana actual. Cuatro fuerzas diferentes han ganado en de votos en las cuatro ¨²ltimas elecciones. ERC gan¨® las del Parlamento Europeo. CiU gan¨® las municipales, aunque perdi¨® la alcald¨ªa de Barcelona. Una alianza independentista, formada por Converg¨¨ncia y ERC gan¨® las elecciones al Parlament. Y una compleja plataforma surgida de la alianza de ICV con Podemos y dirigida por la nueva alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acaba de ganar las legislativas.
Nadie sabe c¨®mo va a asentarse esta plataforma, impulsada al principio por Iniciativa Verds y asociada ahora a Podemos. Converg¨¨ncia pretende reconvertirse en otro partido, liquidar la marca que cre¨® Jordi Pujol y ya ha concurrido a las elecciones legislativas sin Uni¨® y bajo otro nombre. Por su parte, el PSC, que fue sostenidamente la primera fuerza en las elecciones legislativas y europeas, la segunda en las auton¨®micas y municipales y dirigi¨® durante m¨¢s de treinta a?os el Ayuntamiento de Barcelona, ya no es nada de todo esto. Ahora es tercera o cuarta fuerza. Y la figura del jefe de la oposici¨®n en el Parlamento catal¨¢n ha reca¨ªdo en una diputada de Ciudadanos que reside en Catalu?a solo desde 2010.
M¨¢s raro a¨²n que todo esto es, sin embargo, que el actual aspirante a la presidencia de la Generalitat, Artur Mas, un correoso pol¨ªtico liberal, heredero pol¨ªtico de Jordi Pujol, lleve tres meses intentando que los diputados de una amalgama de extrema izquierda, que se autodefine como anticapitalista, las denominadas Candidatures d'Unitat Popular (CUP), le vote en el Parlament la investidura como presidente de la Generalitat. Tambi¨¦n es muy extra?o que Mas haya llegado a esta situaci¨®n despu¨¦s de haber disuelto el Parlament anticipadamente en dos ocasiones sucesivas, de forma que desde 2010 los catalanes han sido convocados a elecciones auton¨®micas en tres ocasiones. Tres veces en cinco a?os.
Esta agitaci¨®n pol¨ªtica tiene dos causas, muy distintas. Una de ellas es el conflicto con el Estado espa?ol originado a ra¨ªz de la decisi¨®n del PP de impugnar ante el Tribunal Constitucional el Estatuto de Autonom¨ªa aprobado en 2006 por las Cortes y luego en refer¨¦ndum por el electorado catal¨¢n. De aquella decisi¨®n surgieron una serie de acciones y reacciones que han convertido al independentismo en protagonista destacado del escenario pol¨ªtico catal¨¢n. Aunque es a todas luces incapaz de lograr la creaci¨®n de un estado catal¨¢n, el factor independentista ha desestabilizado a casi todos los partidos, ha trastocado el debate pol¨ªtico y ha modificado las alianzas hasta extremos tan insospechados y psicod¨¦licos como la pretendida investidura presidencial de Artur Mas por la CUP.
La otra gran causa de que todo sea tan raro es la oleada de casos de corrupci¨®n que ha sacudido a los tres partidos que han gobernado en Espa?a en las ¨²ltimas d¨¦cadas: PP, CiU y PSOE. El aluvi¨®n de asuntos de corrupci¨®n ha reducido extraordinariamente la credibilidad de estos tres partidos y ha favorecido la aparici¨®n de nuevas fuerzas decididas a sustituirlos. Un nuevo partido centralista y liberal, Ciudadanos, aspira a sustituir al PP; un nuevo partido radical-socialista, Podemos, aspira a sustituir al PSOE; en Catalu?a, adem¨¢s de estos movimientos en el sistema general de partidos, ERC aspira a sustituir a la Converg¨¨ncia que Artur Mas pretende ahora transmutar en otra marca.
Este complejo escenario ha ofrecido a los ciudadanos situaciones ins¨®litas. Una de las m¨¢s espectaculares fue la protagonizada el domingo pasado por m¨¢s de 3.000 participantes en la asamblea convocada por la CUP para decidir si apoyaba o no la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat. El empate, con 1515 asistentes a favor y 1515 en contra, ha provocado estupefacci¨®n general en propios y extra?os. El sistema asambleario, pregonado como el m¨¢s puro de todos los m¨¦todos de decisi¨®n, se revel¨® in¨²til, incapaz. La c¨²pula va a decidir, a desempatar. A los asamblearios se les ha ca¨ªdo un mito.
Ahora la pregunta es: ?caer¨¢ Artur Mas? Porque es obvio que la CUP ha sido ya incapaz de apoyarle y, por tanto, lo m¨¢s l¨®gico ser¨ªa que el desempate consistiera, simplemente, en tomar nota de esta situaci¨®n y validarla en forma de voto negativo en el Parlament. Es tambi¨¦n evidente que facilitar la investidura de Mas era lo coherente para los independentistas. Pero esto requer¨ªa un grado de madurez del colectivo que, de momento, no se da. Aunque, qui¨¦n sabe, de aqu¨ª al dos de enero puede ocurrir cualquier cosa. Todo es muy raro.
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