Patriotismo intimista para un l¨ªder inesperado
Concentraci¨®n discreta de la Asamblea Nacional Catalana en apoyo de la investidura
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) tiene algo de Los S¨ªrex. En sus tiempos mozos llenaban estadios y estudios de televisi¨®n con hordas de admiradoras. Los S¨ªrex contin¨²an dando guerra, pero en fiestas mayores o en saraos intimistas para los fans que les han seguido hasta hoy. La capacidad de movilizaci¨®n de la ANC ha evolucionado de igual manera. Desde septiembre, sus convocatorias han ido bajando en asistentes al mismo ritmo que se complicaba el proceso de independencia. Solo unas 200 personas se concentraron ayer ante el Parlamento catal¨¢n para dar la bienvenida al nuevo e inesperado president.
Los asistentes segu¨ªan la investidura de Carles Puigdemont en una atm¨®sfera ¨ªntima, casi familiar. Muchos se conoc¨ªan; son los m¨¢s fieles a las llamadas de la ANC. Estaban los seis de cada manifestaci¨®n en representaci¨®n de los Jubilados por la Independencia ¡ªuna organizaci¨®n sectorial de la asamblea¡ª. En primera fila, se hallaba una conocida pareja de moteros vestidos de arriba abajo con los colores de la senyera; un hombre con zurr¨®n de pastor y barretina; un chico, habitual manifestante ante el Parlament, cargando un altavoz y una papelera con la foto de Artur Mas. Destacaban numerosos chavales con el atuendo de las juventudes de CDC ¡ªcamisa por dentro, tejanos ajustados, n¨¢uticos y caras de ilusi¨®n y acn¨¦¡ª y se?oras con mucho tiempo libre.
Pantalla gigante
Una de ellas es Loli Miguel, de 64 a?os. Su perfil de independentista es el m¨¢s com¨²n. Explica por qu¨¦ lo es: ¡°Estamos hartos de que nos enga?en [en Espa?a]¡±. Pero admite que no se lo toma tan a pecho como muchos de los presentes: ¡°Aqu¨ª hay gente que cree que en 18 meses seremos independientes¡±. En las auton¨®micas vot¨® a la CUP y, en las generales, a En Com¨² Podem.
Miguel estuvo en la plaza Sant Jaume cuando Tarradellas volvi¨® a la Generalitat y no duda en situar la investidura de Puigdemont al mismo nivel hist¨®rico. Opina que otras elecciones hubiesen sido un desastre para el independentismo. La situaci¨®n la satisface, pero reconoce que no se esperaba ¡ªni ella ni nadie¡ª que Puigdemont ser¨ªa president.
La ANC instal¨® una pantalla gigante para que los presentes pudieran seguir el pleno. El p¨²blico aplaud¨ªa a Puigdemont cada dos por tres. El ambiente se enrareci¨® cuando llegaron una veintena de personas con banderas espa?olas para competir en cantos tribales con la tribu rival. Dos abanderados con la rojigualda llevaban distintivos del Sindicato Unificado de Polic¨ªa; otro dec¨ªa ser legionario. Una pareja vest¨ªa con ropa de camuflaje y tambi¨¦n hab¨ªa un se?or que luc¨ªa un peluqu¨ªn negro caoba, sesentero como la mata de pelo del nuevo presidente.
La afici¨®n independentista silbaba primero al sector espa?olista, pero acab¨® ignorando sus gritos. El silencio devoto y los aplausos dieron paso al abucheo y pitorreo generalizado cuando habla In¨¦s Arrimadas. ¡°Facha¡± fue el insulto m¨¢s repetido, aunque la mayor¨ªa optaba por dialogar con la pantalla: ¡°?Pero qu¨¦ dices! ?Si somos mayor¨ªa!¡± ¡°?T¨² s¨ª que eres un fraude!¡±.
Arrimadas recuerda que el d¨ªa despu¨¦s de las elecciones, Antonio Ba?os afirm¨® que ¡°el plebiscito se ha perdido¡±. Dos adolescentes se burlan de ella, aunque acto seguido uno pregunta en voz baja: ¡°?Ba?os dijo esto?¡±.
El sol cae y el parque de La Ciutadella se vac¨ªa de turistas, paseadores de perros, africanos que tocan el bongo y practicantes de yoga. Solo quedan los hombres y las mujeres de la ANC que nunca han dejado de creer que la m¨²sica del proc¨¦s volver¨¢ a llenar estadios.
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