¡®Las Damas de Cerdanyola¡¯ vuelven tras su visita a Barcelona
La vidriera modernista ha participado en la exposici¨®n de la Pedrera sobre modernismo que han visitado casi 100.000 personas
Que el modernismo no es solo un fen¨®meno barcelon¨¦s es algo sabido. Otras localidades pr¨®ximas a la capital poseen obras firmadas por Antoni Gaud¨ª, Llu¨ªs Dom¨¦nech i Montaner o Josep Puig i Cadafalch. En la exposici¨®n Modernismo, arte, talleres e industrias que han visitado casi 100.000 personas en La Pedrera en la que se mostraban el papel fundamental de las artes aplicadas y decorativas en el modernismo catal¨¢n, la primera pieza que recib¨ªa al visitante era una espl¨¦ndida vidriera del Museo de Arte de Cerdanyola (MAC), conocida, popularmente, como las ¡°Damas de Cerdanyola¡±. Considerada una de las obras m¨¢s destacadas del arte del vidrio modernista de Catalu?a, este fin de semana, una vez concluida la muestra, vuelven a lucir en el lugar para el que fueron creadas, la Casa Evarist L¨®pez, una vivienda modernista de Gaeiet¨¤ Buigas y Eduard Maria Balcell, construida en 1894 en pleno centro de la ciudad del Vall¨¦s Occidental.
¡°Ha sido como tener un escaparate en el passeig Gr¨¤cia. Cuando solicitaron las piezas fue una responsabilidad enorme. Pedimos asesoramiento del Centro de Restauraci¨®n de Bienes Muebles de la Generalitat y Jordi Bonet, [el restaurador que les devolvi¨® su esplendor en 2014] que asesoraron el traslado¡±, explica Txema Romero, director del MAC, que mantiene que ha sido una difusi¨®n tremenda de su museo que ha hecho aumentar el n¨²mero de visitantes. ¡°A las personas que nos visitan les preguntamos de d¨®nde vienen y, sobre todo los fines de semana, son de Barcelona.
Las Damas de Cerdanyola son tres enormes plafones realizados en 1910 para el sal¨®n principal de la residencia de veraneo del comerciante Evaristo L¨®pez. En ella aparecen seis mujeres rodeadas de naturaleza. En una de ellas, dos mujeres se columpian de forma placida (este es el conjunto que ha viajado a Barcelona); en los otros, dos mujeres lanzan peon¨ªas a los cisnes desde una barca y las ¨²ltimas recogen flores junto al agua.
Las viejas damas se han encontrado con un regalo a su regreso a casa. ¡°El mi¨¦rcoles ha terminado el montaje de la puerta original de acceso a la casa; un ejemplo exquisito de la uni¨®n de la madera y el vidrio emplomado y de la inspiraci¨®n floral del modernismo¡±, explica Romero. La puerta, como las otras vidrieras del edificio que acogi¨® los Laboratorios Dom¨¦nech, de ah¨ª que se conozca tambi¨¦n como Can Dom¨¦nech, fueron desmontados en los a?os sesenta. Cuando el museo se inaugur¨® en 2009 se pudo recuperar la parte inferior de los vidrios emplomados y la madera inferior, pero se reconstruy¨® la parte superior. ¡°Casualmente, cuando se iba a proceder a la restauraci¨®n de la puerta, con problemas en la emplomada, apareci¨® un vecino que hab¨ªa localizado la parte superior que faltaba, por lo que todo ha encajado¡±, explica, contento, el director que conoce un esbozo de 1906 de Balcells de la puerta ¡°por lo que cumple 100 a?os¡±.
¡°Muchas de las personas que nos visitaron desde Barcelona han dicho que volver¨ªan para ver las Damas en su lugar original¡±, explica Romero. Tambi¨¦n podr¨¢n ver una muestra que ahora est¨¢ en marcha en el MAC, sobre la arquitectura racionalista en Cerdanyola, analizando siete ejemplos de estos edificios proyectados por arquitectos de primer nivel cuyas carreras germinaron en los a?os treinta y que la Guerra Civil trunc¨®. ¡°Hoy en d¨ªa solo quedan dos en pie, los otros se ampliaron y modificaron y son casi irreconocibles¡±, remacha Romero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.