El edil de Seguridad de Madrid se refugia en un bar acosado por una manifestaci¨®n de polic¨ªas

El concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, Jos¨¦ Javier Barbero, y el director de la Polic¨ªa Municipal, Andr¨¦s Serrano, se han refugiado este martes por la ma?ana en un bar del centro de la capital, perseguidos por numerosos polic¨ªas municipales que acababan de manifestarse en la plaza de la Villa. Los agentes protestaban por la disoluci¨®n de las Unidades Centrales de Seguridad (UCS), los conocidos como antidisturbios municipales. Los manifestantes siguieron a los dos cargos p¨²blicos por la calle Mayor al grito de ¡°dimisi¨®n, dimisi¨®n¡±. El edil no logr¨® salir del establecimiento hasta que lleg¨® su coche oficial.

Los hechos se produjeron alrededor de las once de la ma?ana, al finalizar la reuni¨®n de la Comisi¨®n de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, donde se trataba precisamente la disoluci¨®n de una de las unidades centrales de Seguridad. En la plaza hab¨ªa concentrados unos 500 manifestantes con pancartas en las que mostraban el rechazo a la disoluci¨®n de esta unidad. El concejal y el director salieron del edificio de Cisneros, colindante con el antiguo edificio del Ayuntamiento, y cruzaron la plaza ante los abucheos, pitos e insultos de los concentrados. Pero cuando llegaron a la calzada de la calle Mayor, el coche oficial de Barbero no estaba listo, para sorpresa del propio concejal y de los escoltas, que rodearon al edil para evitar agresiones e insultos y pidieron un nuevo veh¨ªculo por la emisora policial.

Como el coche se demoraba, el concejal comenz¨® a caminar por la calle Mayor en direcci¨®n a la Puerta del Sol. Los manifestantes cortaron entonces la circulaci¨®n de esta v¨ªa, al tiempo que pitaban al edil y le insultaban con improperios como ¡°fascista¡±. Algunos agentes intentaron hablar con Barbero, pero el equipo de seguridad lo impidi¨®. Los viandantes, mientras, asist¨ªan sorprendidos a lo que estaba ocurriendo sin entender lo que pasaba.

Antes de llegar a Sol, uno de los asesores de Barbero y de Serrano les aconsej¨® que se refugiaran en un bar hasta que llegase el coche oficial. Pero en el primer local donde lo intentaron se les neg¨® el paso al estar a¨²n cerrado, por lo que tuvieron que ir a un restaurante contiguo. En la bajada por la calle de Bordadores, uno de los polic¨ªas que participaba en la protesta tir¨® el tel¨¦fono m¨®vil a una periodista de la agencia Efe que estaba grabando lo que ocurr¨ªa. Barbero se qued¨® en el restaurante hasta que el coche oficial accedi¨® a la zona gracias a la ayuda de la Unidad de Intervenci¨®n Policial (antidisturbios de la polic¨ªa nacional).

Justo cuando el veh¨ªculo par¨® delante del local, Barbero sali¨® del establecimiento, momento que aprovecharon los manifestantes para volver a insultarle. Gracias a los escoltas, el edil logr¨® entrar en el coche, mientras este era zarandeado. Tambi¨¦n recibi¨® varias patadas.

Algunos polic¨ªas que estaban de servicio se dirigieron a los agentes de la UIP y les aplaudieron. Despu¨¦s la manifestaci¨®n se disolvi¨® sin otros incidentes.