Vuelve el Parlamento
Sin la mayor¨ªa absoluta, el legislativo recupera el verdadero sentido de la democracia: dar voz a los ciudadanos
1. Con su voto del 20-D, los ciudadanos han devuelto al poder legislativo la centralidad que le corresponde en un r¨¦gimen parlamentario y que los dos grandes partidos le hab¨ªan arrebatado en beneficio del poder ejecutivo, amo y se?or en el reparto de poderes. En cierto sentido, se podr¨ªa hablar de retorno del r¨¦gimen pol¨ªtico a su momento fundacional. Porque en los primeros a?os de la democracia, pese a la incultura caudillista de la que ven¨ªamos, el parlamento fue el eje central de la vida pol¨ªtica.
Lo fue como espacio simb¨®lico (la imagen de Dolores Ibarruri y de Rafael Alberti en la mesa de edad de la sesi¨®n de constituci¨®n del primer parlamento qued¨® como un signo inequ¨ªvoco de ruptura), lo fue como asamblea constituyente y lo fue como escenario de la confrontaci¨®n democr¨¢tica, con momentos de alt¨ªsima tensi¨®n. Vuelve el Parlamento como clave del r¨¦gimen y se nota la falta de entreno de una clase pol¨ªtica demasiado acostumbrada al ordeno y mando del todopoderoso presidente del gobierno.
2. Se habla mucho estos d¨ªas de la transici¨®n, con cierta melancol¨ªa y con las deformaciones propias del paso del tiempo y de la memoria. Se trata del per¨ªodo que se abre con la muerte de Franco y culmina con la mayor¨ªa absoluta del PSOE en 1982, que es el momento en que la transici¨®n se pueda dar por terminada, aunque su ratificaci¨®n final fuera la firma del tratado de adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea en 1985. De estos a?os surgi¨® el mito de los consensos de la transici¨®n al que se apela sistem¨¢ticamente estos d¨ªas en que la pol¨ªtica espa?ola ha entrado en una grado de imprevisibilidad que no se hab¨ªa dado desde entonces. No s¨¦ qu¨¦ transici¨®n vivieron o quien se la ha contado. Porque m¨¢s all¨¢ de los acuerdos que permitieron consensuar la nueva Constituci¨®n, no fueron precisamente unos a?os tranquilos. ?O es que nadie se acuerda de c¨®mo despellejaron a Adolfo Su¨¢rez sus socios de la UCD, en medio de los ruidos de sables incitados por los poderes del antiguo r¨¦gimen empe?ados en acabar con el experimento en curso y volver a la dictadura, o de c¨®mo le remat¨® el PSOE en una despiadada campa?a contra ¨¦l? Aquellos episodios han hecho tradici¨®n: todos y cada uno de los presidentes han tenido que soportar antes de salir una despiadada campa?a de descalificaci¨®n pol¨ªtica y moral. Todos excepto Rajoy que se ha hundido solo.
3. Al promover, con su voto, un mayor protagonismo del Parlamento, los ciudadanos han provocado una cierta revoluci¨®n en la cultura pol¨ªtica instalada. La ¨²ltima legislatura ha sido un compendio de lo peor de las mayor¨ªas absolutas: arrogancia, desprecio al Parlamento ¡ªni una sola comisi¨®n de investigaci¨®n pese a la avalancha de casos de corrupci¨®n del PP, ausencia de debate en cuestiones fundamentales como el rescate de la econom¨ªa espa?ola¡ª, ninguneo de la oposici¨®n, uso partidario ¡ªo mejor, patrimonial¡ª de las instituciones del Estado, recorte sistem¨¢tico de derechos y libertades. Liberada la pol¨ªtica del cors¨¦ de la mayor¨ªa absoluta, la percepci¨®n es de confusi¨®n pero tambi¨¦n de mayor amplitud de juego. Y lo primero que se ha constatado es que nada da?a tanto a la pol¨ªtica democr¨¢tica como la resistencia a asumir responsabilidades. Apoyado en su mayor¨ªa absoluta, Mariano Rajoy se neg¨® a afrontar como era debido el caso B¨¢rcenas. Y ahora ¨¦l y todo su partido lo pagan. Hace dos meses en campa?a electoral, Mariano Rajoy todav¨ªa alardeaba de haber salvado la econom¨ªa espa?ola. Ahora, anda noqueado por la corrupci¨®n, incapaz todav¨ªa de reconocer el naufragio moral del PP.
Sin melancol¨ªas, sin evocar arcadias que no existieron, porque la pol¨ªtica es dura por definici¨®n, hay que cambiar de registro. Y hacer de la interrelaci¨®n virtud. La pol¨ªtica es lucha por el poder, por mucho que se apele al inter¨¦s general. El inter¨¦s general es un concepto muy relativo, funci¨®n de las relaciones de fuerzas en la sociedad. Siempre beneficia a unos m¨¢s que a otros. Y los beneficiarios son precisamente los que tienen poder para camuflar su inter¨¦s propio como inter¨¦s general. Pero el verdadero sentido de la pol¨ªtica democr¨¢tica es dar voz a los que no tienen otro poder que el voto. Y configurar de este modo una idea del inter¨¦s general que no sea patrimonio de unos pocos. Es tiempo de escuchar.
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