Las drogas enardecen el conflicto de La Mina despu¨¦s de un asesinato
Los Baltasares aprovechan la muerte de uno de los suyos para presionar al resto de los clanes y quedarse con los puntos de venta
La guerra en la Mina no es una guerra f¨¢cil. El conflicto por el control de las drogas y la muerte de un hombre el pasado 23 de enero ha enardecido la situaci¨®n. Aparentemente, en la actualidad reina la calma en el barrio despu¨¦s de que 500 personas, de los clanes de los Chatos, los Peluos, los Cascabel, los Zorros y los Manuel, se hayan visto obligados a abandonar el barrio por la presi¨®n, el miedo y las amenazas por parte del clan de los Baltasares, al que pertenec¨ªa la v¨ªctima. Nunca antes se hab¨ªa vivido una dispersi¨®n as¨ª.
La Operaci¨®n Tit¨¢n, llevada a cabo en dos fases por los Mossos d¡¯Esquadra contra el menudeo de droga en el barrio, gener¨® una situaci¨®n de vac¨ªo de poder. Un contexto que los Baltasares, junto con los Alunda, supieron aprovechar para hacerse con los puntos de venta, sobre todo pisos liberados despu¨¦s de la actuaci¨®n policial, expulsando a todos los dem¨¢s en parte con la excusa del asesinato. ¡°La droga que se vende ahora en el barrio es pr¨¢cticamente toda de los Baltasares¡±, concretan fuentes policiales.
Los Mossos siguen muy de cerca lo que pasa, y tienen identificadas a cinco personas que amedrentan al resto y que infunden el temor en la comunidad: Juli¨¢n, Joaquina y Miguel Ugal, t¨ªos de la v¨ªctima, Luis Miguel Antimasveres, tambi¨¦n de los Baltasares, y Miguela Amaya, del clan de los Alunda, que se han asociado con ellos y se han beneficiado de la huida masiva del barrio.
Fuentes policiales destacan la agresividad y la violencia de algunos de los Baltasares. En concreto de Miguel Ugal, que hace poco ha salido de prisi¨®n, donde cumpl¨ªa condena por uno de los cr¨ªmenes con m¨¢s ense?amiento que se recuerdan en La Mina, el asesinato a pu?aladas de Francisco Lacera en el parque del Bes¨°s. Adem¨¢s, seg¨²n esas mismas fuentes, otro de los familiares ha comprado seis armas, entre ellas dos ametralladoras, para advertir y tensar m¨¢s a¨²n el ambiente.
Esas mismas fuentes hablan de extorsiones a peque?os comerciantes, a los que les piden que les paguen a partir de ahora los alquileres de locales o pisos que antes eran propiedad de las familias que han huido. La presi¨®n ha afectado a cinco generaciones relacionadas con los Peluos, que se han instalado en localidades del Maresme y el Vall¨¨s.
Tambi¨¦n clanes tradicionales, con autoridad en el barrio, que ya se han desvinculado de las drogas, como los Chatos, que ahora viven de un negocio de chatarra, de manera legal, se han visto obligados a irse, con el drama que eso supone para las familias. ¡°Van ocupando pisos como pueden, pero a la que les localizan les echan, nadie les quiere all¨ª¡±, aseguran fuentes policiales.
Los Jodorovich
Oficialmente, el ¨¢rea de mediaci¨®n de los Mossos trabaja para apaciguar el conflicto y evitar que vaya a m¨¢s. Pero en realidad, la negociaci¨®n recae en otro clan, mucho m¨¢s prestigioso que el resto, y alejado de La Mina: los Jodorovich, de la Zona Franca. A trav¨¦s de un pastor evang¨¦lico de la familia, est¨¢n decidiendo qui¨¦nes pueden volver y en qu¨¦ condiciones. Aunque el regreso est¨¢ siendo a cuentagotas.
?Y por qu¨¦ los Jodorovich? Algunas fuentes policiales apuntan en primer lugar a que son una familia neutral, que no est¨¢ viciada por el conflicto. Adem¨¢s, es una de las familias m¨¢s poderosas de Catalu?a, sospechosa de nutrir de la droga al resto de clanes que despu¨¦s se vende en los pisos. Los Jodorovich han sido objetivo de diversas investigaciones policiales de las que hasta ahora han conseguido salir de manera m¨¢s o menos airosa.
La Mina es un barrio donde conviven hist¨®ricamente diversos clanes de la droga mezclados con personas que no tienen nada que ver con ese mundo, y que normalmente no suele salpicar con sus conflictos m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Su propia naturaleza provoca que muchos de los problemas se solucionen en casa, al margen de los cauces legales. A lo que se suma la conocida como ley gitana, del ojo por ojo, diente por diente, que se enarbola desde el 23 de enero, y que posiblemente no cesar¨¢ hasta que los otros seis implicados en la muerte (los Mossos ya han detenido a dos) no sean arrestados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.