La cara m¨¢s negra (e irresistible) de Melody Gardot
La Gardot es un verdadero animal de escenario, cosa sabida, y el lunes en Barcelona sali¨® dispuesta a devorarlo todo
En un primer momento las cosas no pintaban demasiado bien. La huelga de controladores a¨¦reos franceses hab¨ªa retrasado el vuelo de Melody Gardot y su banda hasta obligar a la diva estadounidense a trasladarse pr¨¢cticamente desde el avi¨®n al escenario del Auditori. Nervios, cansancio y, es de suponer, una buena dosis de mal humor que desaparecieron totalmente cuando, con solo cuatro minutos de retraso, se apagaron las luces de la sala y el humo inund¨® el escenario (el humo y la penumbra no abandonar¨ªan la tarima en toda la noche).
La Gardot es un verdadero animal de escenario, cosa sabida, y el lunes en Barcelona sali¨® dispuesta a devorarlo todo. Y lo hizo. Comenz¨® con uno de sus ¨²ltimos singles, Same to you, y ya puso el Auditori patas arriba. Con ese punto de salvajismo seductor que le imprime a todo, Gardot comenz¨® con una fuerte dosis de ritmo, puro rhythm and blues de la mejor cosecha, aupada por una banda que sab¨ªa combinar la consistencia instrumental con buenas dosis de espect¨¢culo. Y eso fue lo que Gardot ofreci¨® a lo largo de noventa minutos exactos (bis incluido): m¨¢s un espect¨¢culo de altos vuelos que un concierto en sentido estricto.
Melody Gardot
FESTIVAL MIL.LENNI
Auditori, 21 de marzo
Melody Gardot cant¨®, toc¨® la guitarra y el piano, anim¨® al p¨²blico y hasta bail¨® (sin bast¨®n y con tacones de aguja) presentando su cara m¨¢s negra. Se pase¨® del rhythm and blues primigenio al puro sonido Motown y se detuvo algunos instantes en el jazz m¨¢s agresivo (recordando la figura de Charles Mingus) o en el swing m¨¢s danzante con un cierto toque afrancesado. Espole¨® a sus m¨²sicos una vez tras otra dejando que el saxofonista Irwin Hall, un nombre del que ya se est¨¢ hablando, y mucho, en medios jazz¨ªsticos, pudiera lucirse a placer y acab¨® con toques gospel para su ¨²ltimo ¨¦xito, Preacherman. Y en el bis, tambi¨¦n de su ¨²ltimo disco, se mostr¨® como una nueva James Brown desparramando funk entre el p¨²blico, que llenaba la sala, en pie y con algunos atisbos incipientes de baile en la platea. Realmente irresistible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.