Sant Jordi cabalga bajo el sol y vence por goleada a los malos augurios
La Diada se sobrepone a su celebraci¨®n en fin de semana y a la previsi¨®n de lluvia, que solo cay¨® al final del d¨ªa
El astro sol se ali¨® con?Sant Jordi y la que iba a ser una de las m¨¢s inciertas festividades del libro en Catalu?a en los ¨²ltimos a?os por la nefanda suma de caer en s¨¢bado y la supuesta lluvia garantizada a lo largo de todo el d¨ªa a punto estuvo, si no lo fue (los datos oficiales se sabr¨¢n el jueves), de convertirse en una de las m¨¢s exitosas de la ¨²ltima d¨¦cada. As¨ª, a la actitud previsora tan catalana que hizo que las dos semanas anteriores a la diada las ventas se incrementaran un 40% en relaci¨®n al a?o pasado, seg¨²n cifras del Gremio de Libreros de Catalu?a, se sumaron a las ventas del espectacular d¨ªa, donde V¨ªctor Amela y Paula Hawkins, con La filla del capit¨¤ groc y La chica del tren, fueron los libros de ficci¨®n m¨¢s vendidos.
Lo que hab¨ªa de compensar, pues, el baj¨®n de Sant Jordi, acab¨® sumando. Y s¨®lo el cambio brusco de tiempo que tuvo lugar a final de la jornada impidi¨®, quiz¨¢, cifras de r¨¦cord. En esa l¨ªnea, se superar¨¢n los 20,3 millones de euros de recaudaci¨®n del a?o pasado. ¡°S¨ª, se habr¨¢ hecho un poco m¨¢s¡±, declar¨® el presidente del gremio, Antoni Daura: ¡°La ma?ana ha sido excelente¡±.?La fiesta c¨ªvica lo fue m¨¢s que nunca porque tambi¨¦n fue pr¨¢cticamente invisible el componente pol¨ªtico, que en alg¨²n momento ti?¨® la fiesta en los ¨²ltimos a?os. La jornada se sald¨® sin incidente alguno ni tensiones e, incluso, con un notable descenso de la simbolog¨ªa independentista.
Los m¨¢s vendidos
Ficci¨®n catal¨¢n. 1. La filla del capit¨¤ Groc, de V¨ªctor Amela. 2. Tot aix¨° ho faig perqu¨¨ tinc molta por, de Empar Moliner. 3. La noia del tren, de Paula Hawkins. 4. Res no ¨¦s perfecte a Hawaii, de M¨¤rius Serra. 5. La vida sense la Sara Amat,de Pep Puig.
No ficci¨®n catal¨¢n. 1. Confessions d'un culer defectu¨®s, de Sergi P¨¤mies. 2. Educar millor, de Carles Capdevila. 3. La m¨¤gia de l'ordre, de Marie Kondo. 4. Aquella porta girat¨°ria, de Llu¨ªs Foix. 5. Sucs verds, de Carla Zaplana.
Ficci¨®n castellano. 1. La chica del tren, de Paula Hawkins. 2. Historia de un canalla, de Julia Navarro. 3. Los besos en el pan, de Almudena Grandes. 4. El secreto de la modelo extraviada, de Eduardo Mendoza. 5. 13 R¨²e del Percebe, de Francisco Ib¨¢?ez.
No ficci¨®n castellano 1. La magia del orden, de Marie Kondo. 2. X, de Risto Mejide. 3. AuronPlay, el libro, de Auronplay. 4. Ser feliz en Alaska, de Rafael Santandreu. 5. El libro de las peque?as revoluciones, de Elsa Punset.
Desde el minuto uno, las previsiones, meteorol¨®gicas y humanas, se rompieron. No eran ni las 10,30 de la ma?ana que las dos grandes rutas de peregrinaci¨®n santjordiesca por antonomasia de Barcelona, el paseo de Gr¨¤cia y Rambla de Catalunya, que enlaza con La Rambla, estaban casi a rebosar, colaps¨¢ndose a mediod¨ªa, por lo que no se estar¨¢ muy lejos del 1,2 millones de personas que el a?o pasado pasearon por la capital catalana. Fuera por el temor a que la meteorolog¨ªa se complicara o a que muchos quer¨ªan hacer los deberes a primera hora para marcharse de la ciudad, pero los tenderetes no daban abasto. ¡°La ¨²nica diferencia es que no hay grupos de alumnos de instituto¡±, constataba Sergi P¨¤mies.
Jonas Jonasson, autor de El mat¨®n que so?aba con un lugar en el para¨ªso (antes, El abuelo que salt¨® por la ventana), fue paradigm¨¢tico de los que ya empezaron temprano, arrancando con un completo desayuno. Emulando a sus personajes, iba haciendo muecas con cada inevitable selfie con el lector. ¡°El humor se tiene igual en Corea que en Suecia¡±, asegura quien ve paralelismos entre El Quijote y Forrest Gump: ¡°Dicen verdad en la locura¡±.
Pilas de ejemplares
El sector del libro, m¨¢s que castigarlos, deber¨ªa agradecer a los meteor¨®logos su falta de acierto al pronosticar lluvias todo el d¨ªa: quiz¨¢ hizo que muchos barceloneses no abandonaran la ciudad; a ellos se unieron los que vinieron de localidades circundantes en b¨²squeda de la firma de su autor favorito aprovechando el s¨¢bado y compensando la posible huida de los capitalinos. El resultado: la jornada, por s¨ª misma, dio para las cajas registradoras de las librer¨ªas un buen respiro, m¨¢s que en un d¨ªa laborable, cumpliendo con creces la funci¨®n de recaudar, en un solo d¨ªa, entre un 6% y un 8% de la facturaci¨®n de todo el a?o.
¡°Debe estar yendo muy bien porque hasta nos est¨¢n robando libros¡±, ironizaba Antonio Ram¨ªrez, responsable de la librer¨ªa la Central. ¡°Hac¨ªa tiempo que no ve¨ªamos a gente saliendo con pilas de cuatro y cinco t¨ªtulos¡±, comentaba, por su parte, Llu¨ªs Morral, de Laie. La jornada era tan excepcional que permiti¨® ver entre los firmantes a personajes tan poco dados a la exposici¨®n p¨²blica como el poeta y acad¨¦mico Pere Gimferrer. ¡°Es la segunda vez en toda mi vida: la anterior fue en 1983, por la novela Fortuny, con Isabel-Clara Sim¨® y Montserrat Roig¡±, recordaba. La segunda falleci¨® hace ya 25 a?os y la librer¨ªa, la hist¨®rica Catal¨°nia, es hoy un McDonald¡¯s¡ ¡°He firmado m¨¢s de los previstos¡±, reconoc¨ªa, aunque muy lejos de los 30.000 ejemplares que, seg¨²n su vasto conocimiento, vendi¨® Lord Byron en un d¨ªa de El corsario.
[TEX]<CS8.7>Tambi¨¦n entre tanta gente le parec¨ªa ver, alucinado, rostros de conocidos, como el del poeta Jos¨¦ ?ngel Valente. ¡°No tiene valor, pero me afecta¡±. Pero s¨ª se a?adi¨® a la larga cola de lectores que aplaud¨ªan la llegada de un Eduardo Mendoza real, de nuevo uno de los triunfadores de la jornada. Ataviado con zapatillas deportivas y un micr¨®fono de solapa (Emilio Manzano rodaba un documental para TVE: ¡°TV-3 dice que no le interesa¡±, coment¨® el periodista), llevaba el libro de Graham Greene, Nuestro hombre en La Habana, regalo de una admiradora.¡°Me ha dicho que le recordaba a ¨¦l; no est¨¢ mal¡±, solt¨® flem¨¢tico entre firma y firma.
Otro que recibi¨® regalos inopinados fue el pregonero Claudio Magris: una botella de perfume y una carta de una lectora que ayudaron a despeinar m¨¢s al ¨ªnclito triestino, que debutaba en la Diada, totalmente alucinado. ¡°Esto no tiene nada que ver con la promoci¨®n de libros: compran eso, rosas y toman una copa... Es, simplemente, fant¨¢stico¡±.
Tan espectacular es la jornada (quiz¨¢ la de mayor carga solidaria de los ¨²ltimos a?os, especialmente reflejada en el alto n¨²mero de paradas de entidades y asociaciones) que hay autores que intentan ya casar la salida de su libro con ella, como admit¨ªa ayer Julia Navarro: ¡°Quiero salir siempre en febrero para tener libro por Sant Jordi¡±. El p¨²blico le respondi¨® convirti¨¦ndola en la segunda m¨¢s vendida. ¡°A m¨ª es que esto me pone¡±, se solt¨® Amela.
La diada dio para alguna reflexi¨®n paraliteraria, como, am¨¦n de que no hubo un libro que se disparara en ventas como en a?os anteriores, la tendencia cada vez m¨¢s acentuada es a que los libros que funcionaron al final de la temporada anterior se arrastren hasta llegar a Sant Jordi, imponi¨¦ndose a las novedades espec¨ªficas. As¨ª ha sido este a?o, sobre todo, con el thriller psicol¨®gico La chica del tren, de Paula Hawkins. ¡°Hice imprimir para la campa?a 10.000 y habr¨¦ hecho corto¡±, admit¨ªa Isabel Mart¨ª, su editora en catal¨¢n. Estaba con su autor carism¨¢tico, Josep Maria Espin¨¤s: 62 santjordis y 40 a?os de art¨ªculo diario. Con dedicatorias tan delicadas como decididas, Espin¨¤s firmaba su La vella capitana, casi aforismos sobre la muerte. ¡°El a?o que viene le traigo la edici¨®n rusa de su Tots som iguals¡±, le emplazaba la lectora que le llev¨® la de EEUU. ¡°?Qu¨¦ optimismo! Yo ya voy solo por semanas¡±, dijo el autor de 90 a?os.
¡°Llevo firmando desde mi primer libro, en 1999; ahora escribo de cosas m¨¢s serias¡±, dec¨ªa tambi¨¦n sobre su veteran¨ªa en la cita Empar Moliner, la segunda autora m¨¢s vendida en catal¨¢n, ¨¦xito al que no debi¨® ser ajeno su pol¨¦mica intervenci¨®n en TV-3 quemando una Constituci¨®n: ¡°No cambies nunca¡±, le gritaban mientras dedicaba sus ejemplares.
Era casi lo mismo que le exig¨ªan a Almudena Grandes: ¡°Resiste: necesitamos que nos sigas llenando¡±, le dec¨ªa una lectora a la autora de Los besos en el pan. Era un sinf¨ªn de confesiones que llegaron a emocionar a la escritora: una lectora le dec¨ªa que hab¨ªa aprendido a leer a los 50 a?os, con una obra suya, y otra, que Malena en un nombre de tango la inst¨® a recuperar la vida de su abuelo, que cre¨ªan muerto en la batalla del Ebro y que encontraron su rastro en Mauthausen... de donde tambi¨¦n sobrevivi¨®.
El segundo fen¨®meno es la sedentarizaci¨®n, en pocos espacios y durante lapsos m¨¢s largos de una hora, evitando su trasiego por muchas librer¨ªas, de los autores que vender¨¢n mucho. Suele ser el caso de autores medi¨¢ticos, como ocurri¨® con Risto Mejide y Mario Vaquerizo (estuvieron tres horas... y juntos); pero se ha extendido a escritores como Mendoza (dos horas). ¡°Tengo una opini¨®n muy cr¨ªtica sobre los ranquin: es un d¨ªa demasiado bueno para editores, libreros y lectores como para convertirlo en una especie de 40 Principales¡±, aseguraba sobre las ventas un P¨¤mies que lider¨® la lista de no ficci¨®n con sus Confessions d¡¯un culer defectu¨®s. Aun as¨ª denunci¨® la ¡°inducci¨®n¡± medi¨¢tica que se hace los d¨ªas previos. El resto, mejor no tocar nada: sol y rosas.
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