Versos sin rima
El peculiar y brillante cuarteto sevillano se apunta un gran ¨¦xito de convocatoria al margen de cualquier convenci¨®n
Oh, maravillas del boca a boca. O incluso, no seamos descre¨ªdos, de esa a?eja pero hermosa pr¨¢ctica que es la lectura del peri¨®dico. Pony Bravo es un cuarteto de diletantes sevillanos, un maravilloso verso sin rima que, para poner las cosas m¨¢s dif¨ªciles, acumula tres a?os sin molestarse en registrar un nuevo disco. No parece la candidatura m¨¢s segura para pronosticar la complicidad de la congregaci¨®n (hoy no nos atreveremos a hablar de tribus), pero 750 personas se acercaron este jueves por el Teatro Barcel¨® para empaparse de iron¨ªa, sagacidad y lisergia.
Hab¨ªa algo de estrafalario en la ceremonia, y m¨¢s si sumamos el ¨¢cido de los oficiantes a las abundantes gorritas de chulapo que el patrocinador de Sound Isidro distribuy¨® entre los asistentes. Pero quiz¨¢ en ello radica el encanto de esta historia: los Pony conservan la milagrosa capacidad de asombrar, van a su bola y no se parecen a nadie, salvo que apelemos a Captain Beefheart o a un Kiko Veneno sobrepasado por la qu¨ªmica.
El nervio se manifiesta incluso en la at¨ªpica alternancia, sin motivo aparente, que Dar¨ªo del Moral y Pablo Pe?a se traen a cuenta de la guitarra y el bajo. Parece una plasmaci¨®n del car¨¢cter irredento de la banda, que a rato se vuelve tan absorbente y reiterativa como Jefferson Airplane (El Mundo Se Enfrenta a Grandes Peligros) para luego decantarse por el blues asilvestrado (El Rayo) o hacer escala en la canci¨®n tradicional andaluza. Avisemos: Ni?a de Fuego, con sus teclados de mercadillo, o la mor¨ªsima Zambra de Guant¨¢namo alcanzan niveles mucho m¨¢s alucin¨®genos que todos los Solynieve y derivados.
Hora y cuarto de concierto basta para que el traj¨ªn sea incesante en la caja de las sorpresas. Mangosta representa una reinterpretaci¨®n delirante del mambo, a la manera de Oye C¨®mo Va. Y no ser¨¢ la ¨²nica vez que el esp¨ªritu de Santana asome junto a la bola de espejos: el bajo de La Rave de Dios casi calca el de Jingo. Salpiment¨¦moslo todo con unas gotas de distop¨ªa (Eurovegas, El Pol¨ªtico Neoliberal) y fulminantes inyecciones de sarcasmo (Mi DNI, la bailonga Ibitza), y tendremos ante nuestros o¨ªdos un men¨² absolutamente ins¨®lito. El cantante Daniel Alonso, responsable de gran parte de esta imaginer¨ªa pintoresca, no ejerce el liderazgo esc¨¦nico ni aprovecha el paso por la capital para dar a conocer sus planes futuros. No pretendan ponerles cercos: estos chicos van a su aire.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.