Desahuciados y estafados por las mafias okupas
Una familia rumana con dos hijos menores es desalojada de una casa que alquilaron a una mujer que se hizo pasar por su propietaria
La familia de Costica ha sido desahuciada este mi¨¦rcoles de la casa de Alcal¨¢ de Henares en la que viv¨ªa desde hace dos meses. Sin embargo, la orden judicial no iba destinada a ellos, sino a la anterior inquilina, D¨¦bora. La mujer okup¨® la vivienda durante cuatro meses y luego la alquil¨®, haci¨¦ndose pasar por su propietaria. Se trata de una actividad cada vez m¨¢s frecuente en la regi¨®n, seg¨²n la Federaci¨®n Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). Costica, que tiene dos hijos menores, sostiene que fue estafado y ahora, adem¨¢s, tiene que abandonar su hogar. El banco propietario de la casa alega que desconoc¨ªa qui¨¦n viv¨ªa all¨ª y asegura que buscar¨¢ una soluci¨®n para la familia.
Costica, rumano de 34 a?os, mira desde la puerta, cigarrillo en mano, como su mujer, Alexandra (29), y sus suegros recogen las ¨²ltimas pertenencias entre sollozos. Han dejado la casa vac¨ªa, tal y como la encontraron. La peque?a Alicia, que cumple dos a?os la pr¨®xima semana, grita, corretea y salva los pocos obst¨¢culos que quedan sobre el parqu¨¦. Parece intuir la inminente llegada de la comisi¨®n judicial que ha ejecutado el desalojo. No ven¨ªan a echarlos a ellos, sino a la antigua inquilina del inmueble. D¨¦bora okup¨® la casa durante cuatro meses y luego la alquil¨® a esta familia originaria de Resita, a 600 kil¨®metros de la capital de Ruman¨ªa, Bucarest. Entre tanta tristeza, emerge la t¨ªmida sonrisa de David, el otro hijo de la pareja. Tiene ocho a?os y quiere irse. ¡°Aqu¨ª no tengo amigos¡±. El peque?o no va a la escuela desde hace tres meses, el tiempo que hace que lleg¨® desde Vigo.
El antiguo hogar de la familia estaba en esa localidad gallega. All¨ª, Costica descargaba los barcos que llegaban al puerto. Si dej¨® la ciudad fue porque unos conocidos le dijeron que en Alcal¨¢ hab¨ªa trabajo. De aquello hace ya seis a?os. Se equivocaron. Los ¨²nicos empleos que encuentra, ya sea transportando chatarra o pintando pisos, son de d¨ªas sueltos y sin darle de alta en la seguridad social. Hace meses que decidi¨® reunir a su familia, pero ahora el ¨²nico sustento que entra en casa es la ayuda no contributiva que cobran sus suegros: 426 euros cada uno. ¡°Les estafaron. Pagaron, compraron los muebles y ahora se tienen que ir teniendo dos hijos menores de edad¡±, se ha quejado Mariana, la suegra de Costica. A pesar de su vehemencia, su yerno no quiere denunciar a la persona que les alquil¨® la casa tras okuparla. Tiene miedo a posibles represalias. ¡°Nosotros nos vamos de forma pac¨ªfica y ya est¨¢¡±.
¡°Pagu¨¦ 800 euros a D¨¦bora. Me dijo que a partir de ese momento tendr¨ªa que darle otros 200 mensuales, pero nunca m¨¢s la volv¨ª a ver¡±, ha explicado Costica. Al principio, no le extra?¨® que todo el proceso se realizara sin documentos. A ¨¦l, incluso, le beneficiaba, ya que no dispone de n¨®mina. Solo el paso de los d¨ªas y las advertencias de los vecinos le hizo ver que la anterior inquilina viv¨ªa en esa casa de forma ilegal. ¡°D¨¦bora lleg¨® el 5 de enero. Fue ella misma la que llam¨® a la polic¨ªa para informarles. Luego, el banco al que pertenece la vivienda les dio la opci¨®n de un alquiler social¡±, ha confirmado Eva L¨®pez, vecina de Costica en la casa del Camino viejo de Esgaravita. La entidad bancaria niega las palabras de Eva. Explica por tel¨¦fono que intent¨® contactar con la persona que okup¨® la vivienda en enero, pero que fue imposible. Ahora, subraya, desconoc¨ªan qui¨¦n viv¨ªa en la casa, pero tratan de buscar una soluci¨®n para la familia porque la pol¨ªtica de la empresa es "evitar desahucios".
¡°Antes de abrir esta casa, se confundieron y abrieron la m¨ªa. Me reventaron las rejas. Son aut¨¦nticas mafias", explica esta vecina que ha permitido a Costica dejar en una de sus habitaciones todas las pertenencias, que ahora no puede transportar a casa del amigo que los albergar¨¢ durante una semana. No tienen otro sitio a d¨®nde ir, aunque tampoco se han dirigido a los servicios sociales del Ayuntamiento ni de la Comunidad. Los agentes que les han desahuciado con trato exquisito, les explica que soliciten una soluci¨®n a la Administraci¨®n y que ellos no pueden hacer nada porque deben cumplir un mandato judicial. "Es injusto que se tengan que ir. Son unos vecinos que no dan ning¨²n problema", cuenta Eva. Relata que la anterior inquilina, que entr¨® por la ventana, s¨ª era violenta. Incluso lleg¨® a agredir al cerrajero que intent¨® cambiar la cerradura de la vivienda.
Costica y los suyos salen de la casa cabizbajos. Ha intentado hasta el ¨²ltimo momento buscar una soluci¨®n con la entidad bancaria propietaria, a la que solicitaba un alquiler social. Un grupo de operarios cambia la cerradura. "Ech¨¢is a mi familia, pero ma?ana os volver¨¢n a entrar y el banco perder¨¢", espeta a los polic¨ªas tras ser desalojado. Costica est¨¢ convencido de que las mafias volver¨¢n a lucrarse con el inmueble.
La pr¨¢ctica es cada vez m¨¢s frecuente, seg¨²n la FRAVM, pero no existe un censo oficial de viviendas okupadas por el m¨¦todo de la patada en la puerta. Solo en Madrid capital, han contabilizado m¨¢s de mil casas okupadas por al menos "cinco grupos organizados" que se hacen pasar por sus propietarios leg¨ªtimos y las venden o las alquilan. Estos delincuentes tambi¨¦n se concentran en las grandes poblaciones, entre ellas Parla, Aranjuez y la propia Alcal¨¢ de Henares. Sin embargo, destacan desde la FRAVM, que no tienen demasiada informaci¨®n al respecto. "Solo sabemos lo que nos cuentan las asociaciones locales. Estas bandas, al estar organizados se mueven de un lugar a otro y es dif¨ªcil seguirles la pista", afirma FRAVM. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Alcal¨¢ desestim¨® realizar declaraciones.
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