La reencarnaci¨®n de CDC
En un sistema de seis o siete partidos, la nueva criatura pol¨ªtica que nazca de la muerte de Converg¨¨ncia estar¨¢ redimensionada a la baja y dif¨ªcilmente poseer¨¢ la extrema diversidad ideol¨®gica de su antecesora
Como saben, la reencarnaci¨®n es una creencia com¨²n a la mayor¨ªa de las religiones orientales seg¨²n la cual, tras la muerte de un individuo, su alma (o mente, o conciencia, o energ¨ªa...) renace alojada en otro cuerpo material, con un aspecto f¨ªsico distinto. Aunque es un concepto extra?o a las ciencias sociales, no se me ocurre otro mejor para describir aquello que pretende hacer Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya (CDC) de aqu¨ª hasta el pr¨®ximo mes de julio: una inmolaci¨®n controlada de su actual y maltrecho cuerpo pol¨ªtico, con el prop¨®sito y la esperanza de que el esp¨ªritu del partido, su legado positivo ¡ªeso que Artur Mas llama su ¡°historia de ¨¦xito¡±¡ª se materialice en una estructura organizativa nueva y distinta, libre de los achaques y las cicatrices del pasado, capaz de iniciar otro ciclo de vida pol¨ªtica de algunas d¨¦cadas de duraci¨®n.
Ante la explicitaci¨®n de estas intenciones, algunos observadores se han puesto en modo pla?idero: Converg¨¨ncia ya no es ni volver¨¢ a ser la de ayer, su campo de juego se ha empeque?ecido, viene perdiendo transversalidad ideol¨®gica a borbotones, etc¨¦tera. Y s¨ª, resulta indudable que la CDC de 2016 es muy distinta a la de 1987 o incluso a la de 2005; y por supuesto que ha perdido transversalidad ideol¨®gica.
Para calibrarlo, les propongo un peque?o ejercicio de pol¨ªtica-ficci¨®n. Supongamos que el PSOE, instalado en el gobierno, hubiese decidido un d¨ªa ¡ªqu¨¦ s¨¦ yo, en 2010, cuando Rodr¨ªguez Zapatero se vio acorralado por la troika¡ª dar un golpe de tim¨®n a su rumbo ideol¨®gico-program¨¢tico de las anteriores tres d¨¦cadas, y propugnar la nacionalizaci¨®n de la banca y de los medios de producci¨®n, la salida de la OTAN, el repudio de la deuda externa, etc¨¦tera. No s¨®lo propugnarlo, sino empezar a hacerlo desde el poder. En tal hip¨®tesis, ?no habr¨ªa perdido el PSOE centralidad ideol¨®gica, y sufrido la desbandada de miles de cuadros, decenas de miles de militantes, millones de votantes...?
Pues bien, el giro ideol¨®gico de Converg¨¨ncia a partir del 2012, el r¨¢pido viraje desde el autonomismo y el peix al cove hasta el independentismo y la colisi¨®n con el poder estatal, es tanto o m¨¢s arriesgado, rupturista y dram¨¢tico que aquel que he imaginado para el PSOE en el p¨¢rrafo anterior. ?C¨®mo no va a provocar p¨¦rdida de centralidad, mengua de la transversalidad, deserci¨®n de cuadros, afiliados y electores? Sinceramente, y dada la magnitud de la metamorfosis convergente en menos de cuatro a?os, los da?os sufridos me parecen leves.
M¨¢s todav¨ªa porque la Converg¨¨ncia cl¨¢sica, u ortodoxa, o pujoliana, hab¨ªa llevado la condici¨®n de partido catch all, atrapalotodo, hasta un cierto paroxismo. Tal vez muchos lectores lo ignoren o lo hayan olvidado, pero en aquel partido cupieron desde franquistas reciclados (el exprocurador en Cortes Josep Gomis, o el inefable exalcalde de Camarles, Primitivo Forastero) hasta veteranos y combativos comunistas (como el exedil de Balaguer Gregori Gallego) pasando por n¨¢ufragos del Centre Catal¨¤, de la UCD, del CDS, del PI, fugitivos de Esquerra, catalanistas montserratinos de misa y tortell, j¨®venes tecn¨®cratas liberales, soberanistas de toda la vida (el sempiterno alcalde de Solsona, Ramon Llum¨¤...) y otros forjados en la JNC, etc¨¦tera, etc¨¦tera.
Desplazar a una masa socio-electoral tan heterog¨¦nea desde las ambig¨¹edades de Pujol hasta el independentismo del ¨²ltimo Mas sin dejarse jirones por el camino era una pretensi¨®n ilusoria, que ning¨²n dirigente sensato de CDC puede haber albergado. Aspirar a un 40% de los votos en un sistema de 6 ¨® 7 partidos, tres de los cuales rivalizando en el espacio independentista, es un sue?o imposible. La nueva criatura pol¨ªtica que nazca de la muerte de Converg¨¨ncia, pues, estar¨¢ redimensionada a la baja y dif¨ªcilmente poseer¨¢ la extrema diversidad ideol¨®gica de su antecesora.
Lo crucial para su futuro, en todo caso, es que sea capaz de sustituir el paradigma de la gesti¨®n auton¨®mica por el de la construcci¨®n estatal; que sepa dotarse de una nueva cultura organizativa menos piramidal, menos carism¨¢tica, m¨¢s abierta y participativa; que pueda pasar de la larga ¡°¨¦poca de los triunviratos¡± (primero el formado por Jordi, Pujol y Soley, despu¨¦s el compuesto por Artur, Mas y Gavarr¨®...) a direcciones colegiadas, rejuvenecidas y que separen en lo posible el partido y las instituciones. Un partido independentista, s¨ª, aunque abierto a quienes todav¨ªa no lo son.
F¨¢cil no ser¨¢, pero tienen la obligaci¨®n de intentarlo.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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