La gran comisi¨®n Homs
Si la sociedad catalana est¨¢ dividida, es en Catalu?a donde hay que rehacer el debate
Nunca estuvo menos claro, desde las primeras elecciones democr¨¢ticas, qui¨¦n gobernar¨ªa con qui¨¦n. Seg¨²n los argumentarios de campa?a, importa menos el c¨®mo. Desde lo que queda de Converg¨¨ncia, el candidato Francesc Homs ha ido rebajando las expectativas del secesionismo, en paralelo ¡ªcausal o trazado¡ª con giros similares del actual presidente de la Generalitat. Parece evidente que nadie ten¨ªa previsto que el proceso independentista pudiese fracasar, con lo que no hab¨ªa planes B, sino cortinas de humo, como la constituci¨®n de Junts pel S¨ª y depender de una CUP que act¨²a como dominatrix azotando en la caverna de los deseos secretos lo que en otros tiempos fue el pujolismo hegem¨®nico. Y as¨ª vemos c¨®mo la creaci¨®n de estructuras de Estado est¨¢ en punto muerto porque incluso para desconectarse hay que saber cu¨¢les ser¨¢n los resultados del domingo 26. Mientras tanto, el populismo podemita busca votos entre okupase independentistas ultra acariciando la idea de una consulta sobre el derecho a decidir, un concepto de sem¨¢ntica muy singular.
Una de las aportaciones m¨¢s genuinas a las rebajas del secesionismo ha sido, por parte de Francesc Homs, proponer que se cree en el pr¨®ximo Congreso de los Diputados una comisi¨®n para analizar la posibilidad de consulta sobre la independencia de Catalu?a. Ser¨ªa justo que, al menos coloquialmente, fuese conocida como la Gran Comisi¨®n Homs. Es un planteamiento que ¡ªseg¨²n el propio Homs¡ª se basa en los augurios de un gobierno PSOE-Podemos. Eso es una novedad porque el grupo parlamentario de CiU pr¨¢cticamente nunca, ni por supuesto en tiempos de Miquel Roca ni de Duran Lleida, hab¨ªa presentado sus propuestas electorales a partir de supuestos resultados. A lo mejor, dada la incertidumbre del escrutinio, el no a esa comisi¨®n ser¨¢ una nueva excusa para el victimismo, m¨¢s all¨¢ de la responsabilidad pol¨ªtica de avalar un gobierno en el que Podemos sea determinante. Seg¨²n los indicios demosc¨®picos, el electorado convergente est¨¢ saltando de un tren a otro, cualquiera, porque ya no conf¨ªa en las actuales presunciones del partido al que votaron una y otra vez.
El problema de Francesc Homs es la impropiedad definitoria de su propuesta de Gran Comisi¨®n. En realidad, en el Congreso de los Diputados, comisi¨®n por comisi¨®n y casi pleno por pleno, Catalu?a ha tenido una presencia espec¨ªfica, tanto en el debate constitucional, como en el proceso de un primero y un segundo estatuto de autonom¨ªa. Y de modo tangible, desde los esca?os elegidos en las circunscripciones de Catalu?a, a¨²n siendo cada uno representativo de toda Espa?a, los intereses de la sociedad catalana tienen sus defensores, nacionalistas o no. De modo equiparable ocurre en el Senado, con el a?adido de los senadores designados por el Parlament de Catalu?a despu¨¦s de cada elecci¨®n auton¨®mica. Tanto con gobiernos con mayor¨ªa amplia o necesitados del apoyo de otros grupos de la C¨¢mara, la experiencia parlamentaria del grupo de CiU ha generado consensos, transacciones y, en su d¨ªa, transferencias notorias en la Ley de Acompa?amiento Presupuestario.
Es as¨ª: Catalu?a es tema preferente en el debate parlamentario espa?ol. El contra-argumento secesionista era que tan largo debate ha sido est¨¦ril y que eso avalaba la exigencia de una Catalu?a independiente, pero ahora es constatable que hubo acelerones imprudentes, una interpretaci¨®n maximalista del independentismo de la sociedad catalana, mientras la corrupci¨®n y los abusos de poder iban dando voto al movimiento antisistema, sin que se produjese una reafirmaci¨®n del catalanismo liberal y autonomista, por no hablar del voto catalanista conservador, al que se han aplicado maltratos de alcance hist¨®rico.
De hecho, si la sociedad catalana est¨¢ dividida respecto a la promesa de un futuro al margen de Espa?a y fuera de la Uni¨®n Europea, cuesta suponer que Francesc Homs pueda obtener unanimidades en la hipot¨¦tica Gran Comisi¨®n. Todo eso lleva a pensar que es en Catalu?a donde debe rehacerse el debate, con raz¨®n razonable, sentido institucional y la imparcialidad de Catalunya R¨¤dio y de TV3, entre otras cosas. A la vista del estado actual de la opini¨®n p¨²blica en Catalu?a, incluso Carles Puigdemont y Artur Mas han dicho que no existe un apoyo social suficiente para avanzar hacia la independencia. Lo mismo est¨¢ difundiendo, m¨¢s menos, Oriol Junqueras desde ERC. ?C¨®mo y porqu¨¦ lleg¨® a dar por supuesta una mayor¨ªa sobrada a favor de la secesi¨®n? Es el debate que requiere la sociedad catalana y no otra entelequia como la Gran Comisi¨®n de Francesc Homs.
Valent¨ª Puig es escritor.
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