Patriotismo espa?ol
La idea de patria del PP est¨¢ m¨¢s cerca del h¨²ngaro Orb¨¢n que de la izquierda espa?ola
Los efectos psicotr¨®picos de las victoriosas noches electorales seguramente alteran conductas, pero tal vez tengan la virtud de hacer aflorar ideolog¨ªas en su toda su rotundidad. Una de las consignas m¨¢s coreadas ante una sede tan visitada por la justicia como la del PP, en la madrile?a calle G¨¦nova, fue ¡°yo soy espa?ol, espa?ol, espa?ol¡±. Hubo otros gritos con retranca y pol¨ªticamente mucho m¨¢s comprensibles dirigidos a su gran adversario: Unidos Podemos. Ese fue el caso del c¨¦lebre ¡°S¨ª se puede¡±, coreado bajo una inusual escenograf¨ªa de banderas populares y de Espa?a. Pero que un partido que hace gala de no ser nacionalista, porque es antit¨¦tico con su supuesto constitucionalismo, emplee tanto el orgullo patrio comienza a ser sospechoso. Es el juego que con menor sutilidad dial¨¦ctica emplean esa lista de gobiernos populistas que pueblan el Este de Europa.
?Por qu¨¦ gritan ¡°yo soy espa?ol¡±? ?Por qu¨¦ Mariano Rajoy, en su tan improvisado discurso desde el altar de la patria la misma noche de las elecciones, dijo que el PP era un partido espa?ol? ?Alguien lo hab¨ªa puesto en duda? ?Hay que ser del PP para ser espa?ol? ?Era para reforzar su perfil de basti¨®n frente a la masoner¨ªa internacional, el comunismo y el separatismo? ?Era una respuesta a ese mapa de Espa?a en el que solo dos nacionalidades ¡ªCatalu?a y el Pa¨ªs Vasco¡ª escapan al uniformismo azul?
Lo lamentable e inquietante del caso es que quienes han hecho un uso partidista de las instituciones democr¨¢ticas pretendan erigirse en guardianes de las esencias patrias. Las conversaciones que hace solo unos d¨ªas trascendieron entre el jefe de la Oficina Antifraude de Catalu?a y juez en excedencia, Daniel de Alfonso, y el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, son un ejemplo de su visi¨®n torticera del Estado de Derecho. Estas comunicaciones telef¨®nicas entre dos patriotas ¡ªde Alfonso se autojustifica con un rotundo ¡°soy espa?ol¡±¡ª publicitadas por el diario P¨²blico ponen en entredicho todas las acciones que la Fiscal¨ªa y la inagotable Abogac¨ªa del Estado han generado, siguiendo ¨®rdenes del Gobierno central, contra, por ejemplo, los organizadores de la consulta del 9-N. ?O qu¨¦ decir de los escritos ap¨®crifos de la UDEF contra pol¨ªticos independentistas que elaboraba un grupo de polic¨ªas ¡ªcomo desvel¨® este diario¡ª supuestamente dirigidos por Eugenio Pino, director adjunto operativo de la Polic¨ªa del Ministerio de Interior?
Hay muchas maneras de sentirse espa?ol, pero s¨®lo hay una de entender las libertades y el Estado de Derecho. La idea de patria del partido que ha impulsado la ley mordaza est¨¢ m¨¢s cerca de la visi¨®n del premier h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, que de la izquierda espa?ola. Nada se parece tanto a un populista espa?ol como un populista h¨²ngaro.
Las urnas han arrojado el 26-J un mapa preocupante. El PP gana en toda Espa?a excepto en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco. El partido m¨¢s inmovilista respecto a la situaci¨®n catalana volver¨¢ a gobernar en Espa?a. ?Qu¨¦ oferta hace ante el laberinto catal¨¢n? De momento, el don trancredismo y la guerra sucia policial contra el independentismo han sido las credenciales de Mariano Rajoy en sus cuatro a?os al frente del ejecutivo. Afirmaciones patri¨®ticas como las de la noche electoral no ayudan a desencallar situaciones que precisan mucha cintura pol¨ªtica.
La hoja de ruta de los independentistas catalanes, que llegaron al 48% de los votos en las ¨²ltimas elecciones catalanas, aparece a ojos de una parte del electorado como una confusa aventura, muy parecida a una declaraci¨®n unilateral de independencia sin un triste aliado internacional. Quiz¨¢s eso explique la segunda victoria consecutiva en unas generales de En Com¨² Podem. Hay una voluntad expl¨ªcita de al menos una cuarta parte de los votantes catalanes de buscar una soluci¨®n que pase por un refer¨¦ndum acordado. Pero si el PP no cambia su estrategia y pone sobre la mesa una propuesta hasta ahora inexistente, la situaci¨®n seguir¨¢ enquistada.
La continuidad de la recentralizaci¨®n y el uso torticero del Estado de Derecho, desarrollado en la ¨²ltima legislatura por los populares, da alas al independentismo catal¨¢n. Ya sucedi¨® con la Esquerra de Josep Llu¨ªs Carod-Rovira. Los republicanos obtuvieron sus mejores resultados en votos en unas generales cuando la versi¨®n m¨¢s montaraz del PP impon¨ªa su ley. Encastillarse pensando que ya bajar¨¢ el sufl¨¦, al tiempo que se potencia el nacionalismo en el extremo opuesto no parece lo m¨¢s inteligente. Acostumbra a pasar lo contrario.
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