Un Kiko Veneno entre pinos preside las primeras horas del Vida Festival
Wilco y Manel tambi¨¦n act¨²an en la primera jornada del festival de Vilanova i la Geltr¨²
En un festival de bolsillo puede pasar cualquier cosa, y todas son divertidas. Un ni?o que pisa a su padre, quien no puede gritar de dolor porque canta Mar¨ªa Arnal una versi¨®n de Ovidi Montllor y no se puede romper la magia con un prosaico quejido. O que Kiko Veneno haga la prueba de sonido en su escenario tal y como si fuese una parte m¨¢s del concierto, una especie de inopinado y p¨²blico pre¨¢mbulo a la actuaci¨®n. Son cosas que pasan en el Vida Festival, que ayer vivi¨® entre detalles as¨ª su primera jornada en Vilanova i La Geltr¨², en torno a la mas¨ªa D¡¯en Cabanyes. Para ayer se esperaba como plato fuerte, ya pasada la medianoche, a Wilco, antes de que Manel siguiesen all¨ª con su verano triunfal, que hoy les lleva al Canet Rock.
Pero ayer, bajo el sol del atardecer, olvidadas ya las horas de fritura, fue Kiko Veneno quien, ensayo al margen protagoniz¨® momentos artesanales. Toc¨® en El Vaixell, un escenario que en realidad es una barca de pescadores plantada en mitad de un pinar. S¨ª, as¨ª de m¨¢gico y surrealista. All¨ª, sin que se supiese si era a¨²n ensayo, comenz¨® con En un Mercedes blanco, para seguir recuperando piezas hist¨®ricas de su m¨²sica de calle y vino de Chiclana, ayer de bosque y setas, ayudado por Ra¨²l Refree en la segunda guitarra, la el¨¦ctrica, ¨²nica hija aparente de la tecnolog¨ªa en aquel entorno tan buc¨®lico. No hac¨ªan falta luces, y sin ellas parec¨ªa a¨²n m¨¢s natural la m¨²sica y el gracejo de Kiko, uno de nuestros mejores observadores de la vida meridional, a la postre un resumen de la vida en buena parte de nuestro pa¨ªs.
Como fuere que en el Vida se intenta no haya solapamiento entre los seis escenarios que este a?o despliega en sus reales, casi todo el mundo estaba frente a la barca de Kiko, de igual manera que antes hab¨ªan estado frente al escenario de Inspira, cuya actuaci¨®n frente al sol estuvo marcada por un sonido cuyo volumen despeinaba. Pero como en el Vida hay distancia y escasos agobios, el festival presume de ofrecer a sus usuarios un entorno habitable, siempre quedaba alejarse del escenario para atenuar la presi¨®n en los t¨ªmpanos. Es el Vida que hoy contin¨²a con pocos agobios y con un reloj que nunca marca la hora de la prisa.
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