Rock para una noche estival
Wilco realiz¨® en el Vida Festival de Vilanova i la Geltr¨² un concierto intachable
Hay que situarse en el lugar. El bosque tiene luces, focos que proyectan en tierra formas geom¨¦tricas donde los asistentes se hac¨ªan fotos como se?alados por un Dios ateo o simplemente miraban como monaguillos sorprendidos. Sus pasos elevaban el polvo, que captado por los haces les confer¨ªa consistencia casi f¨ªsica, barreras de luz que se proyectaban de la copa del ¨¢rbol hasta el suelo. El entorno, bonito de d¨ªa, es casi m¨¢gico de noche. Quiz¨¢s entre otras cosas por ello, el Vida Festival ha agotado los abonos en esta edici¨®n, que contaba con Manel y Wilco como reclamos centrales, concentrados adem¨¢s en la primera noche, la del viernes. Y ambos justificaron su papel de protagonistas de la noche en Vilanova i la Geltr¨².
Wilco llevaban tiempo sin actuar en Catalu?a, y dado el funcionamiento infantil de las modas es una banda a la que hace tiempo ya toca cuestionar. Sus ¨²ltimos discos no son epatantes y el grupo pena con el castigo de no haber inventado la sopa de ajo. Pero Tweedy y los suyos, aparentemente ajenos a ello, siguen siendo una banda con un directo impecable capaz de aunar fragilidad y tormenta, sosiego y excitaci¨®n. En el Vida realizaron un concierto intachable, con un sonido impoluto, un milimetrado trenzado de guitarras casi de orfebre y un Tweedy en forma dentro de ese cascar¨®n tan poco rockero que le ha tocado como cuerpo. Su aire atormentado y una cabellera alambrada que s¨®lo puede dominar encofr¨¢ndola en un sombrero son el perfecto complemento a su forma de decir, melanc¨®lica en unos casos, airada en otros, dolida casi siempre. Su ¨²ltimo disco fue protagonista, pero no faltaron citas a Yankee Hotel Foxtrot, su obra m¨¢s respetada o rescates como ese Impossible Germany que llen¨® de suspiros las primeras filas, por cierto ocupadas en buena medida por mujeres, lo que dice mucho de la delicada fragilidad y emotividad del grupo, cuyo rock, pese a los guitarreos, tiene poca testosterona. Ser¨¢ que Tweedy tiene m¨¢s caricias de comprensi¨®n que besos de deseo y que su m¨²sica no sirve para ir en cami¨®n.
Ante su escenario estaba dispuesta esta generaci¨®n que hace del Vida, o del Primavera, su lugar de ocio musical. Profusi¨®n de coches de beb¨¦s, ni?os correteando sin que Art Of Almost lograse asustarlos con su sonido maquinal o sin que Jesus etc les enterneciese lo m¨¢s m¨ªnimo, cosa que s¨ª consegu¨ªa con sus progenitores. En fin, la nueva generaci¨®n que ya crece en bosques iluminados, ante escenarios donde no cabe Miliki sino, en todo caso, la recordada Bruja Aver¨ªa. Por lo que hace a Manel, grupo presente en casi todos los festivales de este verano, poco cabe ya decir. S¨®lo apuntar que en su presente continuo, en su constante mutaci¨®n como banda que no quiere congelarse, se ha pasado de las torrenciales intervenciones de su cantante a comentarios con tantas lecturas como ¡°sois muy amables, muy atractivos y aplaud¨ªs muy bien¡±. Antes hac¨ªan falta muchas palabras, ahora, pare seguir siendo los mismos, sobran m¨¢s de diez.
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