Veinte mil j¨®venes cantan y bailan en Canet

?Un a?o m¨¢s Canet fue una fiesta. Lo fue su Canet Rock pero tambi¨¦n la poblaci¨®n que vio, sobre todo en las horas previas, como sus calles eran invadidas por un ej¨¦rcito de j¨®venes con atuendos llamativamente veraniegos a la caza de algo fresco con que paliar el calor. Ante la invasi¨®n, muchas terrazas decidieron adaptar h¨¢bilmente su listado de precios para la ocasi¨®n, nadie deja escapar el momento de hacer su agosto en pleno julio.

A las cinco de la tarde, hora de inicio, el centro de Canet estaba abarrotado y en las cercan¨ªas del Pla d'en Sala una muchedumbre acampaba en arcenes y parterres como si tuviera miedo de entrar tan pronto. L¨®gicamente en el interior casi no hab¨ªa nadie. Lo cool es llegar con el atardecer (se entiende porque en la campa ante el escenario no hab¨ªa ni una sola sombra). Poco despu¨¦s de las seis, cuando Animal desplegaba toda su parafernalia bailable, solo unos centenares de fieles seguidores (seguro que lo eran a esas horas) se juntaban ante e escenario.

Pas¨® igual en la edici¨®n precedente. La pregunta es casi l¨®gica: ?vale la pena, entonces, comenzar a las cinco de la tarde?

De todas formas el sol fue desapareciendo tras la peque?a colina frente al escenario, la temperatura amain¨® y el Pla d'en Sala se fue llenando de un p¨²blico eminentemente juvenil, quincea?eros en su mayor¨ªa, con ganas de saltar, bailar, cantar y pas¨¢rselo bien con total independencia del grupo que en ese momento estuviera sobre el entarimado. Todos fueron igualmente jaleados y coreados. Y, finalmente, se volvi¨® a conseguir la cifra de 20.000 asistentes (cuando a las diez comenz¨® Manel aun hab¨ªa gente comprando su entrada).

A pesar de la cantidad de p¨²blico, el recinto se mostr¨® c¨®modo. Se pod¨ªa deambular sin problemas, estirarse sobre la hierba (poca, m¨¢s bien tierra pedregosa) o escoger entre la diversificada oferta gastron¨®mica. Un food truck vegano encajonado entre filetes y barbacoas, un kebab junto a puestos de perritos calientes o de fruta fresca. Las chicas de ?mnium les pintaban la cara a los ni?os (que los hab¨ªa y bastantes) junto a paraditas de camisetas de colores. Un poco de todo y las colas tampoco fueron exageradas (las m¨¢s largas eran para conseguir los preceptivos tickets). La gente se paseaba contenta o persegu¨ªa una gigantesca pelota blanca, los selfies estaban a la orden del d¨ªa (algunos enviados a la organizaci¨®n que amenizaba los entreactos en la enorme pantalla junto al escenario.

Y con la ca¨ªda del sol llegaron las actuaciones m¨¢s esperadas. Pero antes a¨²n se vivieron algunos momentos intensos o delirantes. Entre los primeros, centenares de voces bajo sus gorritos blancos de paja cantando desaforadamente con Blaumut. Entre los delirantes, Miquel del Roig cantando el Virolai o N¨²ria Feliu exaltando los ¨¢nimos independentistas del personal (?dos cosas impensable hasta en el Canet Rock de 1975!)

Al caer la noche, Manel consegu¨ªa caldear aun m¨¢s el ya t¨®rrido ambiente. Antes de que salga en sol est¨¢ previsto que pasen por el Pla d'en Sala El Pets, Quim Mandado, La Gran pegatina, La Ra¨ªz, Itaca Band, Aspencat y, ya con los primeros resplandores solares, Els Catarres.