?C¨®mo se construye una ciudad?
Un recorrido arquitect¨®nico desvela, de edificio en edificio, la historia de una capital ecl¨¦ctica


Una ciudad es una creaci¨®n colectiva que cristaliza con el paso de generaciones de ciudadanos, la mayor¨ªa an¨®nimos, algunos notables. Entre estos ¨²ltimos se encuentra Antonio Palacios (1874-1945), el arquitecto de cuyo cerebro salieron algunos de los edificios que todav¨ªa representan a Madrid en el imaginario colectivo: el Palacio de Comunicaciones (de 1919, hoy sede del Ayuntamiento), el Banco Espa?ol del R¨ªo de la Plata (1918, hoy Instituto Cervantes) o el C¨ªrculo de Bellas Artes (1919). Pero en Madrid no todo es Palacios; la capital tiene una particular relaci¨®n con lo arquitect¨®nico. ¡°La arquitectura de Madrid es de gran calidad, y se encuentran buenos ejemplos de todos los tipos¡±, dice Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.
Eso s¨ª, la urbe adolece de algunos problemas que la diferencian de otras grandes capitales: ¡°Los recursos de las colonias se invirtieron en el renacimiento de otras ciudades como Valladolid y Salamanca. En los siglos XVIII y XIX Madrid no floreci¨® como Par¨ªs o Amsterdam, tampoco hubo un fuerte movimiento modernista a principios del XX¡±, explica el decano.
As¨ª, la mayor¨ªa de los edificios del centro pertenecen a ese estilo tradicional que nos hace reconocer barrios como Malasa?a, Lavapi¨¦s, Chueca o La Latina: hileras de ventanas donde se repiten los balcones de forja, el famoso ¡°poblach¨®n manchego¡±. ¡°Madrid no es una ciudad muy monumental sino m¨¢s bien modesta. En estas edificaciones cada arquitecto segu¨ªa el patr¨®n, creando la trama de la ciudad con unas m¨ªnimas modificaciones. Quiz¨¢s lo m¨¢s monumental no sean sus edificios, sino sus grandes espacios vac¨ªos como los del eje de la Castellana¡±, dice el arquitecto Jos¨¦ Mar¨ªa de Churtichaga, del estudio ch+qs.

Pero edificios singulares hay. El eclecticismo de Palacios ¡ªautor del Hospital de Jornaleros de la calle Maudes (1916), la Casa Matesanz (1913) en Gran V¨ªa o algo m¨¢s prosaico, el logotipo del Metro¡ª se puede apreciar con el ciclo de actividades Antonio Palacios, arquitecto de Madrid, organizadas por la Comunidad (www.antoniopalacios.com; hasta diciembre). ¡°Palacios es responsable de iconos que se han convertido en se?as de identidad de la urbe¡±, dice ?ngel Garrido, portavoz del Gobierno regional. ¡°Adem¨¢s, queremos poner en valor el patrimonio arquitect¨®nico de la capital, herencia cultural que perdura en nuestra memoria y conforma nuestra identidad colectiva¡±.

A principios del siglo XX lleg¨® el racionalismo, exponente del cual es, por ejemplo, el Cine Barcel¨® (Guti¨¦rrez Soto, 1930), la Casa de las Flores (Secundino Zuazo, 1931) o el Hip¨®dromo de la Zarzuela (Arniches y Dom¨ªnguez, 1931), ¡°cuya marquesina es forma de onda es un exponente del primer modernismo¡±, seg¨²n el cr¨ªtico David Cohn. El edificio de Nuevos Ministerios (Zuazo, 1933) ¡°configura toda una nueva zona de Madrid¡±, seg¨²n Churtichaga. As¨ª, el propio Zuazo tambi¨¦n estuvo implicado en la prolongaci¨®n de la Castellana.
En Gran V¨ªa se puede ver una evoluci¨®n de las formas de construir comenzando con edificios como el Metr¨®polis (1911); los Almacenes Madrid-Par¨ªs (1924, hoy H&M y Primark) o el Telef¨®nica (1929) y acabando con el Capitol (o Carri¨®n, 1933) y la Plaza de Espa?a, con la del Edificio Espa?a (1953) y la Torre de Madrid (1960), ep¨ªtomes del desarrollismo vertical del tardofranquismo.
De aquella posguerra sale una construcci¨®n herreriana, como el Ministerio del Aire (Guti¨¦rrez Soto, 1958). ¡°Algo muy interesante de Madrid es que pas¨® por a?os de autarqu¨ªa, as¨ª que, aunque hay influencias exteriores, se hicieron cosas con estilo propio¡±, dice Cohn. Los arquitectos Corrales y Mozel¨²n, con sus leves inclinaciones vanguardistas, fueron referencia desde la posguerra con obras como el Pabell¨®n de Espa?a para la Exposici¨®n de Bruselas (1958), la Casa Huarte (1966) o el edificio Bankuni¨®n (1970). En los a?os sesenta, con el desarrollismo, tambi¨¦n llega la fuerte inmigraci¨®n que se asienta en barrios chabolistas en los barrios del sur, urbanizados luego. De ah¨ª, las viviendas obreras que los monopolizan. Se crean los llamados poblados autodirigidos en zonas como Entrev¨ªas, Fuencarral, Orcasitas, Manoteras o Ca?o Roto.

Miguel Fisac fue otro de los arquitectos que dej¨® fuerte impronta en Madrid, abandonando el racionalismo y abrazando l¨ªneas m¨¢s organicistas y humanas, con edificios como el desaparecido La Pagoda (demolido en 1999), el edificio central del CSIC (1943), el Centro de Estudios Hidrogr¨¢ficos (1960) o el Edificio IBM (1968). Tambi¨¦n S¨¢enz de Oiza, con el c¨¦lebre, y tambi¨¦n organicista, Torres Blancas (1968), ¡°que hace evolucionar la forma de entender la vivienda, aunque sea un edificio aislado que no crea ciudad¡±, opina Churtichaga. Tambi¨¦n de Sa¨¦nz de Oiza es la Torre del Banco de Bilbao (1979), en la zona de Azca donde, entre otras, se encuentra la Torre Picasso (Yamasaki, 1982). Lo que s¨ª parece integrarse perfectamente en las calles tradicionales y ¡°crear ciudad¡± son las viviendas para el Patronato de Casas Militares (Higueras y Mir¨®, 1973). ¡°Uno de nuestros desaf¨ªos es conseguir conciliar la nueva arquitectura con la tradicional¡±, explica el decano de los arquitectos. Higueras y Mir¨® tambi¨¦n hicieron la llamada corona de espinas, espectacular sede del Instituto del Patrimonio Cultural de Espa?a (1965). Las llamadas Torres KIO (Johnson y Burgee, 1996), s¨ªmbolo de bonanza econ¨®mica y pujanza espa?ola, tambi¨¦n cambiaron definitivamente el perfil de la capital.
En los ¨²ltimos tiempos cabe citar la Cuatro Torres Madrid Business Area (2004) o el posmoderno edificio de viviendas sociales Mirador (2005), en Sanchinarro. ¡°Procede de una ¨¦poca en la que se busca hacer algo espectacular con la arquitectura, y se comenten excesos¡±, opina Cohn. La ciudad se expande ahora en forma de PAUs y grandes autopistas, la ciudad difusa, criticada por su falta de humanidad y su coste ecol¨®gico. ¡°Es como si nos hubi¨¦ramos olvidado de c¨®mo construir una ciudad¡±, concluye el cr¨ªtico.

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