La cuarta vida del Hogar Social Madrid
El colectivo ultraderechista sigue con su proyecto de apoyar "s¨®lo a espa?oles"
El cruce de las calles de Joaqu¨ªn Costa y de Vel¨¢zquez est¨¢ desierto al mediod¨ªa del domingo, salvo por la veintena de personas que aguarda el reparto semanal de alimentos de Hogar Social Madrid, un colectivo ultraderechista que ha ocupado varios edificios de la capital en los ¨²ltimos dos a?os y que ha hecho bandera de su ayuda "solo a espa?oles". Las historias del grupo que espera a las puertas de la antigua sede del NO-DO, con carritos de la compra a¨²n vac¨ªos, comparten muchos detalles. A?os en el paro, desahucios, p¨¦rdida de prestaciones sociales, enfermedades, pobreza y ser de origen espa?ol, aunque en ning¨²n momento quede claro hasta d¨®nde debe remontarse el linaje para confirmarlo. Mar¨ªa tiene 55 a?os y est¨¢ desempleada desde 2010. "Me parece fenomenal que sea solo para espa?oles. Estamos en Espa?a y nos ponen a la cola", dice. Un hombre que no quiere identificarse replica: "Aqu¨ª nos apoyamos entre todos, no viene ning¨²n sudaca a ayudarnos".
Melisa Ruiz, la portavoz de Hogar Social Madrid, se mueve por el vest¨ªbulo con unos guantes esterilizados de color azul. Cuenta unas barras de pan y luego se pierde en la habitaci¨®n que hace de despensa. "No tenemos una ideolog¨ªa detr¨¢s porque la tenemos de frente y es luchar por la justicia social de nuestro pueblo, que es Espa?a, y del cual nos sentimos orgullosos", dice. "Nazis", "neonazis", "extrema derecha" son, en opini¨®n de Melisa, etiquetas que buscan criminalizarles, pero el colectivo naci¨® en agosto de 2014 inspirado en la fascista Casa Pound, con un centenar de sedes en Italia, y en el partido griego Amanecer Dorado. Todos comparten su rechazo a la Europa multicultural y abierta, a la inmigraci¨®n y a la llegada de refugiados, y utilizan la asistencia selectiva y xen¨®foba como reclamo y reivindicaci¨®n pol¨ªtica. Miembros de los dos grupos han visitado Madrid para apoyar al Hogar Social. Melisa no oculta la amistad que les une.
En la entrada de la nueva sede que han ocupado, la cuarta y antiguo edificio de RTVE en el n¨²mero 43 de la calle de Joaqu¨ªn Costa, hay un cartel con la cara de Robert Brasillach, escritor franc¨¦s que apoy¨® a la Alemania nazi y al bando nacional en la Guerra Civil. En el vest¨ªbulo, bajo el enorme mural de los artistas Jos¨¦ Caballero y Jos¨¦ Romero Escasi con escenas populares de la vida espa?ola ¡ªentre ellas, una familia reunida en torno a una mesa de comida¡ª, se inicia el reparto de alimentos. Mujeres mayores, alg¨²n joven, hombres solos de mediana edad y hasta una ni?a acompa?ando a su madre, esperan sentados. Aceite, arroz, legumbres, fruta, leche, az¨²car. Hoy se rifar¨¢ un jam¨®n y se cantar¨¢ un cumplea?os feliz. Melisa dice que ha llamado a la hija de Romero Escasi para saber c¨®mo deben proteger la obra de arte. Tambi¨¦n, que "las dos o tres veces que ha venido un inmigrante a pedir ayuda" le han derivado a organizaciones asistenciales de la Comunidad de Madrid.
Buscadas o no, las formas de Melisa son propias de una relaciones p¨²blicas: acceso total al periodista, amabilidad, buenas palabras, mejores intenciones. Algunos elementos del decorado, junto a los letreros con el logo de RTVE, se salen de esta pauta: banderas con simbolog¨ªa ultraderechista, pegatinas con cruces celtas, calaveras de las SS o el lema "metros de soga para vengar nuestro pueblo" junto a la imagen de un ¨¢rabe caracterizado como terrorista.
En el edificio, justo enfrente de la embajada de Israel, viven alrededor de treinta personas. Est¨¢ prohibido consumir drogas o alcohol y en varias se?ales puede leerse: "El Hogar Social no es una casa okupa". Hay clases de boxeo gratuitas para desempleados y estudiantes. El ¨²nico requisito para disfrutar de todo ello es estar en una mala situaci¨®n y ser, a su criterio en la entrevista de admisi¨®n, espa?ol.
El colectivo cuenta con "entre 50 y 100 militantes" y un n¨²mero variable de colaboradores. La financiaci¨®n viene de personas ¡ª"200, 300... M¨¢s de 500"¡ª que simpatizan con la causa, peque?os negocios que les ceden alimentos, regalos inesperados de alg¨²n "militante" como el jam¨®n de hoy. Un chico fotograf¨ªa la entrega de comida para publicar las im¨¢genes en el perfil de Twitter del Hogar. La estrategia de comunicaci¨®n es transparente y directa, aprendida, dicen, de la observaci¨®n de otros grupos y partidos. "Creemos que el terreno de lo pol¨ªtico est¨¢ en la calle, en los problemas reales de la gente que no se pueden debatir en un plat¨® de televisi¨®n, en un peri¨®dico o en el Congreso. Hay que generar esa convulsi¨®n social que es donde, realmente, se gestan los cambios".
Su momento m¨¢s medi¨¢tico hasta la fecha fue la manifestaci¨®n del 21 de mayo que empez¨® en plaza de Espa?a. En la celebraci¨®n en la calle de G¨¦nova de la victoria del PP en las ¨²ltimas elecciones, varios miembros del Hogar fueron detenidos. Al d¨ªa siguiente del atentado de Niza, desplegaron una pancarta y lanzaron bengalas en la Puerta de Alcal¨¢. La ¨²ltima acci¨®n fue el pasado viernes 22 de julio en la Puerta del Sol.
A las ocho y cuarto de la tarde, Melisa llega acompa?ada por un grupo de diez personas, la mayor¨ªa muy j¨®venes, a los que reparte unos monos de color naranja y cuchillos de pl¨¢stico. El objetivo es simular una ejecuci¨®n de prisioneros a manos del Estado Isl¨¢mico y desplegar una pancarta con el emblem¨¢tico edificio de Sol en el fondo: "El yihadismo destruye Europa mientras le abrimos la puerta. Pr¨®ximamente en Madrid...".
Melisa reparte octavillas y lee una declaraci¨®n para un compa?ero que est¨¢ grabando. Algunos viandantes no entienden de qu¨¦ va la cosa. Otros toman fotos con el m¨®vil. Uno de los espectadores se acerca, rompe la octavilla en pedazos y la tira contra la pancarta. Nadie mueve un m¨²sculo. Un chico empieza a alzar la voz y a discutir la conveniencia y el propio mensaje del acto. Llegan dos polic¨ªas municipales y toman los datos de Melisa. La acci¨®n llega a su fin. Se quitan el mono naranja y caminan por la calle de Alcal¨¢. "Vamos al Hogar a dejar esto y luego ya vemos", dice uno de ellos.
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