Lamentos en la intimidad
Barbara Hendricks demuestra en Porta Ferrada que su voz conserva, a los 67 a?os, su amplitud y claridad y una belleza conmovedora
Cada a?o, el festival de la Porta Ferrada regresa en alg¨²n momento a sus or¨ªgenes abandonando el amplio espacio del puerto de Sant Feliu de Gu¨ªxols para volver al monasterio en que naci¨® y que da su nombre al certamen. Esta vez, la iglesia se abri¨® para la soprano sueca de origen estadounidense Barbara Hendricks. Un acierto que tuvo tambi¨¦n sus inconvenientes (porque no todo es perfecto en la vida). Haber visto a Barbara Hendricks en el Espai Port hubiera sido un desatino, en especial por la necesidad de amplificaci¨®n. Poder o¨ªrla sin micr¨®fono (casi podr¨ªamos decir que en la intimidad) fue una maravilla que consigui¨® que la dureza de los bancos de la iglesia y el sofocante calor cayeran inmediatamente en el olvido. Una cosa va por la otra.
BARBARA HENDRICKS
Festival Porta Ferrada
Iglesia del monasterio de la Porta Ferrada. Sant Feliu de Gu¨ªxols, 2 de agosto de 2016.
Hendricks prepar¨® un curioso programa que atravesaba buena parte de la historia de la m¨²sica hurgando en su parcela m¨¢s triste, desde los Lamenti de Monteverdi hasta los espirituales negros, que tras su aparente alegr¨ªa esconden verdaderas tragedias y reivindicaciones sociales. Un viaje en el tiempo marcado en todo momento por la fuerte personalidad de la soprano y por una voz que a sus sesenta y siete a?os conserva su amplitud, su claridad y, sobre todo, su belleza conmovedora.
Barbara Hendricks no dud¨® en cargar de vibrato piezas de Purcell o Monteverdi para conseguir un mayor dramatismo, los puristas clamar¨ªan al cielo pero el resultado ante el p¨²blico fue evidentemente positivo, una sacudida, o prescindir del ritmo sincopado en un espiritual cl¨¢sico y bien conocido para convertirlo casi en un lied rom¨¢ntico con resultados espectaculares. Sin duda, fue ese sobrecogedor Nobody knows the troubled I see, rezumando sentimiento, lo mejor de una velada con el sentimiento como valor de cambio.
En la primera parte del programa la soprano estuvo acompa?ada por un ¨®rgano y una tiorba que en la segunda mitad cambiaron a piano y guitarra. Un acompa?amiento sumamente discreto cuya mayor cualidad fue no molestar en ning¨²n momento. Tal vez por ello cuando Hendricks prescindi¨® de ambos m¨²sicos para interpretar un Glory, Glory a capela le puso a m¨¢s de uno la carne de gallina. El ritmo contenido pero contagioso de Hold On! prepar¨® a los entusiasmados asistentes para un bis tan reivindicativo como emocionante al mezclar (tambi¨¦n a capela) Oh Freedom con We Shall Overcome, dos temas que aqu¨ª tambi¨¦n se cantaron mucho en las luchas por la democracia.
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