La madre Maravillas vista por un sobrino nieto
?lvaro Mara?¨®n y Beltr¨¢n de Lis escribe un perfil familiar de la pol¨¦mica carmelita. La santa madrile?a suscit¨® un agrio debate cuando Jos¨¦ Bono quiso instalar una placa homenaje en el Congreso
En la historia de las carmelitas descalzas -800 conventos en 120 pa¨ªses, con 12.000 monjas y 5.000 frailes en la actualidad- hay dos espa?olas de car¨¢cter, en primer lugar su en¨¦rgica reformadora, santa Teresa de Jes¨²s, que fund¨® una veintena de conventos y cuyo quinto centenario se cumpli¨® el a?o pasado con grandes celebraciones, y la madre Maravillas, hija de marqueses y fundadora tambi¨¦n de conventos, escindidos de la congregaci¨®n principal y en la direcci¨®n contraria a los principios de la temperamental santa de ?vila.
Las dos monjas vivieron en ¡°tiempos recios¡¯, como llam¨® a los suyos la gran m¨ªstica del siglo XVI. Teresa de ?vila se libr¨® de las garras de la Inquisici¨®n por muy altas influencias; y la madre Maravillas, que hab¨ªa llevado a cabo la fundaci¨®n de sus conventos sin demasiadas turbulencias, sobrevivi¨® de milagro, junto a var¨ªas de sus hermanas de congregaci¨®n, en los primeros a?os de la guerra civil de 1936, desatada por un golpe militar que muchos altos eclesi¨¢sticos hab¨ªan bendecido desde el principio.
El relato de lo ocurrido merec¨ªa una investigaci¨®n y la ha llevado a cabo uno de sus sobrinos nietos, ?lvaro Mara?¨®n y Beltr¨¢n de Lis en el libro ¡®La madre Maravillas. Del palacio al convento¡¯, editado por La Esfera de los Libros. Se present¨® anoche en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con la intervenci¨®n del autor, acompa?ado por el presidente de la Real Academia Espa?ola, Jos¨¦ Manuel Blecua; el ex presidente del Congreso, Jos¨¦ Bono, y la escritora Carmen Posadas. ¡°He podido reconstruir a trav¨¦s de libros pero tambi¨¦n de fuentes de primera mano, la vida de esta religiosa carmelita que estuvo sembrada de ense?anzas, peripecias, an¨¦cdotas, hechos terribles y otros amables¡±, dice ?lvaro Mara?¨®n.
Sobre la Madre Maravillas hay mucho escrito, no todo bueno pues su obra no fue ajena a pol¨¦micas incluso dentro de la congregaci¨®n del Carmelo. De todo ello habla Mara?¨®n, que completa el perfil m¨¢s aut¨¦ntico de una religiosa cuya exaltaci¨®n a los altares de la Iglesia cat¨®lica fue tan mete¨®rica como la de otros santos pol¨¦micos, entre otros el fundador del Opus Dei, san Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer. Entre el medio centenar de cap¨ªtulos en que se divide esta biograf¨ªa llaman la atenci¨®n los dedicados a c¨®mo pas¨® Maravillas los primeros meses de la terrible guerra incivil.
¡°?Est¨¢n aqu¨ª los de la FAI!¡±, titula Mara?¨®n un cap¨ªtulo. La monja que trae el recado a la madre Maravillas tiene ¡°el semblante l¨ªvido¡±. ¡°?Est¨¢n aqu¨ª los de la FAI¡±. ¡°Pues que pasen¡±, responde la superiora. Los terribles anarquistas del momento, con incontables cr¨ªmenes a sus espaldas en aquel momento, entran, interrogan y se sorprenden por la firmeza y santidad de las atemorizadas religiosas.
¡°Nada de violencia, son ¨®rdenes¡±, despacha su jefe. Mara?¨®n concluye, citando al historiador Jos¨¦ Manuel Riego en un art¨ªculo publicado en EL PA?S el 21 de noviembre de 2008: ¡°La mano invisible que condujo sin peligro a la madre Maravillas y sus monjas al comenzar la Guerra Civil a un piso de la calle Claudio Coello, donde permanecieron trece meses sin sufrir da?o alguno hasta que pudieron abandonar la capital¡ fue Dolores Ibarruri La Pasionaria, admiradora del trabajo y entrega a los humildes de las monjas con quienes estudi¨®¡±.
Mar¨ªa Maravillas Pidal y Chico de Guzm¨¢n, hija del segundo marqu¨¦s de Pidal, nacida en Madrid el 4 de noviembre de 1891, falleci¨® en el convento de La Aldehuela de Getafe el 11 de diciembre de 1974. Juan Pablo II la beatific¨® 24 a?os despu¨¦s y vino a Madrid para canonizarla en mayo de 2003, en una ceremonia en la que tambi¨¦n elev¨® a los altares a la tambi¨¦n fundadora Genoveva Torres, al sacerdote Pedro Poveda, a sor ?ngela de la Cruz y al jesuita Jos¨¦ Mar¨ªa Rubio.
En aquel momento, la fama de Maravillas se reduc¨ªa a los c¨ªrculos m¨¢s religiosos, o casi, pero ocurri¨® cinco a?os m¨¢s tarde un acontecimiento que la har¨ªa famosa incluso fuera de Espa?a. El entonces diputado del PP y vicepresidente primero del Congreso, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, ex ministro de Interior desde la semana pasada, solicit¨® formalmente la colocaci¨®n de una placa en la C¨¢mara Baja en honor a la carmelita con el argumento de que la Madre Maravillas hab¨ªa nacido en el solar donde hoy est¨¢n algunas dependencias de las Cortes Generales.
La Mesa del Congreso, que entonces presid¨ªa el socialista Jos¨¦ Bono, acept¨® la petici¨®n, apoyada o rechazada m¨¢s tarde, con desigual pasi¨®n, por los grupos parlamentarios. La pol¨¦mica, que se extendi¨® a todo el pa¨ªs con muy agrios debates, se sustanci¨® cuando el PSOE y el PP acordaron negar los deseos de Fern¨¢ndez D¨ªaz, notorio miembro del Opus Dei, obligando a un malhumorado Jos¨¦ Bono a proponer en la Mesa no instalar la dichosa placa ¡°ante la falta de consenso¡±. La decisi¨®n se adopt¨® ¡°por unanimidad¡±.
Concluye Mara?¨®n bajo el t¨ªtulo ¡®Entre la frivolidad y el sectarismo¡¯: ¡°Al final, se qued¨® sin placa ni homenaje en la casa donde naci¨® como Maravillas Pidal y Chico de Guzm¨¢n, pero multiplic¨® su fama¡±. Entre los art¨ªculos que se suscitaron entonces, cita varios de ilustres escritores espa?oles, tantos a favor como en contra, y alg¨²n otro en la prensa extranjera, especialmente la italiana.
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