Cr¨®nica de una desaparici¨®n
As¨ª naci¨® la noticia de la desaparici¨®n de Martina. ?Su caso deber¨ªa ser la excepci¨®n o la norma?
El primer mensaje es de mi jefa, que tambi¨¦n vive enganchada al m¨®vil:
¡ª Enviado en un whats de madres: ha desaparecido una menor de 16 a?os. No s¨¦ si es verdad.
Al poco le dicen que se habr¨ªa ido voluntariamente. Si es as¨ª, le explico, la encontrar¨¢n pronto. En la mayor¨ªa de las denuncias por desaparici¨®n (3.553 casos al a?o en Catalu?a) la persona vuelve como mucho en cuatro d¨ªas (75 %). Son las 21.42. Le propongo que dejemos pasar un tiempo prudencial para ver si regresa a casa, que ser¨ªa lo l¨®gico. Seguimos chateando un poco m¨¢s y ambas nos quedamos conformes con el pacto: si Martina no aparece esa noche, lo miramos.
No han pasado ni 10 minutos, que mi m¨®vil vuelve a sonar.
¡ª Me acaban de pasar esto: Martina Alemany, de 16 a?os. Desaparecida hoy en Barcelona.
En este caso es un amigo que vive en Madrid. Casi a la vez, otra persona de mi c¨ªrculo vital, que nada tiene que ver con las dos anteriores, tambi¨¦n me escribe sobre la desaparici¨®n de Martina.
Empiezo a preocuparme y hago algunas gestiones. Demasiadas v¨ªas distintas con el mismo mensaje. Todos tenemos muy presente a Diana Quer, en Galicia. Confirmo que Martina ha desaparecido (en ocasiones son bulos) y parece que es voluntario. Escribo a mi jefa cont¨¢ndoselo. A las 22.05, nos reafirmamos en dejarlo para el d¨ªa siguiente. Paralelamente, busco en Twitter y encuentro un mensaje del t¨ªo de la menor de las 21.36 que pide ayuda. Lo retuiteo.
En una redacci¨®n se trabaja, se pierde el tiempo, se discute, se r¨ªe, se llora¡ Incluso se hacen otras cosas que dicen recordar los que ya tienen m¨¢s de 50. Yo de eso no s¨¦ nada, pero est¨¢ claro que todos nos conocemos, en algunos casos m¨¢s de lo que nos gustar¨ªa. Intuyo que mi jefa no se va a quedar tranquila sabiendo que una cr¨ªa est¨¢ desaparecida y que su familia pide ayuda para encontrarla... A las 23.02 vuelve a la carga: no parece que la hayan encontrado, me dice. Debatimos y acordamos por tercera vez dejarlo para ma?ana.
Cinco minutos despu¨¦s, los Mossos publican este tuit: ¡°Estamos haciendo gestiones de investigaci¨®n para localizar a Martina Alemany Casas despu¨¦s de que sus padres han denunciado hoy la desaparici¨®n¡±. Lo miro de reojo. Y miro de reojo tambi¨¦n el m¨®vil. No falla, a las 23.47 suena de nuevo. Mi jefa tambi¨¦n ha visto el tuit:
¡ª Hemos pensado que hay que dar algo. ?Est¨¢s de acuerdo?
Convenimos redactar una pieza breve, sin demasiados detalles, con la foto de la menor. La prioridad es ayudar a la b¨²squeda. A las 00.10 publicamos la informaci¨®n, con falta de ortograf¨ªa incluida, que caza mi omnipresente jefa virtual y me lo comunica.
As¨ª nace la noticia de la desaparici¨®n de Martina.
Al d¨ªa siguiente (?8.34!), con la menor a¨²n desaparecida, mi Whatsapp vuelve a vibrar: ¡°Prioridad total para cualquier novedad relevante¡±. Las radios ya abren con el caso. Y la televisi¨®n tambi¨¦n se lanza al ruedo: la madre de la menor explica en TV3 que han encontrado una carta de su hija en el buz¨®n, y da otros detalles personales. Recogemos el hallazgo de la carta y omitimos el resto. A la vez, Mossos convoca una rueda de prensa.
¡°?Qu¨¦ tiene distinto este caso del resto? Nada¡±, afirma el intendente portavoz de la polic¨ªa catalana, Xavier Porcuna, que cuenta que se denuncia la desaparici¨®n de cuatro menores al d¨ªa en Catalu?a. El 99,9 % aparece. Pero todos sabemos que s¨ª es diferente. La capacidad de la familia para moverlo en las redes sociales y llevarlo a los medios ha convertido la desaparici¨®n voluntaria de una adolescente de 16 a?os en el tema del d¨ªa.
En el ascensor, entrando a la redacci¨®n, una compa?era me pregunta por la ¨²ltima hora del caso. Tambi¨¦n me llama un amigo de Tarragona. Hasta el becario estrella, enredado en mil temas, tiene un minuto para interesarse. Todos quieren saber qu¨¦ pasa con Martina. La noticia es de las m¨¢s vistas en la web.
A veces me gusta so?ar que soy europea y que llego a casa a las siete de la tarde. Ese martes lo hago. Tecleo r¨¢pido la edici¨®n en papel. Casi he acabado. Rozo la libertad con la punta de los dedos, hasta que a las 19.36 veo un tuit de Mossos: ¡°Localizada en San Sebasti¨¢n Martina Alemany Casas en buen estado de salud. ???Gracias Ertzaintza!!!¡±. Las redes y los medios han servido para que una mujer reconozca a Martina en un centro comercial y avise.
Ahora la familia, que acudi¨® a las redes y los medios, pide que se borre la fotograf¨ªa de la cr¨ªa. Algo un tanto in¨²til: solo el tuit de su t¨ªo tuvo m¨¢s de 6.000 retuits, y el post de su madre en Facebook se comparti¨® m¨¢s de 50.000 veces, sin contar los miles de chats de Whatsapp en los que se distribuy¨® el mensaje de su desaparici¨®n con la imagen. Tambi¨¦n hay lamentos por el ¡°circo¡± medi¨¢tico, la vulneraci¨®n de derechos y el trato preferencial del caso respecto a otras desapariciones.
?Deber¨ªa ser Martina una excepci¨®n o la norma? ?Debemos crear un protocolo para sistematizar c¨®mo tratar las desapariciones? ?Deben crearlo tambi¨¦n los Mossos? Dice el periodista Martin Caparr¨®s que hay que escribir contra el p¨²blico. ?Hay que hacerlo tambi¨¦n contra una familia que pide auxilio?
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