El palacio Real se rinde a su primer inquilino
Patrimonio Nacional expone hasta marzo 'Carlos III, Majestad y ornato en los escenarios del rey ilustrado'
Carlos III, nacido en Madrid en 1716, egregio alcalde de Madrid y primer inquilino del Palacio Real, ha sido considerado como el monarca espa?ol m¨¢s comprometido en la defensa de la Cultura y las Artes durante la Edad Moderna. As¨ª lo atestigua la riqueza art¨ªstica y la suntuosidad objetual de la exposici¨®n instalada por Patrimonio Nacional en el Palacio Real de Madrid e inaugurada ayer por los Reyes Em¨¦ritos, Don Juan Carlos y Do?a Sof¨ªa. La muestra permanecer¨¢ abierta al p¨²blico a partir de hoy, hasta el 30 de marzo.
¡°Carlos III, Majestad y Ornato en los escenarios del Rey Ilustrado¡±, que as¨ª se titula la exposici¨®n copatrocinada por la Fundaci¨®n Santander, re¨²ne toda una panoplia de obras de arte y objetos suntuarios, hasta 131, que esmaltaron la vida cortesana, la acci¨®n pol¨ªtica y la proyecci¨®n cosmopolita del hijo del primer Borb¨®n Felipe V. La exposici¨®n, que ocupa diez salones y saletas del ala occidental palaciega, ha sido comisariada por los conservadores de Patrimonio Nacional Pilar Benito y Javier Jord¨¢n de Urr¨ªes, as¨ª como por el historiador Jos¨¦ Luis Sancho.
Pinturas de trasunto religioso, ¨¢ulico o popular; dibujos de frescos y cartones-modelos para tapices; porcelanas; relojes; mobiliario de maderas nobles; seder¨ªas y textiles suntuosos; chiner¨ªas; piezas de piedras duras; armas y ¨²tiles de caza; objetos y ajuares de la vida cotidiana en palacio, como un dormitorio regio o, incluso, el impresionante lecho mortuorio, de dosel doble, forrado de tapices de Bruselas-Brabante por encargo de Carlos I, donde Carlos III muri¨® en 1788¡son mostrados al p¨²blico con una disposici¨®n laboriosamente cuidada que resalta la belleza de lo expuesto y da una idea de la pujanza de tales ajuares.
Las piezas mostradas proceden mayoritariamente de los fondos de Patrimonio Nacional y de un pu?ado de pr¨¦stamos, como los del Museo del Prado o de particulares, como la Stratfield Saye House, de la Colecci¨®n Wellington, que ha cedido el bell¨ªsimo cuadrito ¡°Mar¨ªa Magdalena¡±, de Ant¨®n Rafael Mengs, pintor ¨¢ulico aupado por Carlos III a la cumbre del Arte, que fij¨® los c¨¢nones pict¨®ricos y acad¨¦micos de casi todo el siglo XVIII en Europa. De Mengs, precisamente, es el retrato de Carlos III que el monarca dan¨¦s Federico V le encarg¨® en 1765 para su colecci¨®n de 12 retratos regios de monarcas europeos. En el ¨®leo de Mengs, Carlos, en pose mayest¨¢tica, luce la armadura de gala de los Austrias. Este lienzo pasa por ser uno de los mejores retratos ¨¢ulicos de su ¨¦poca. Hasta ahora no hab¨ªa sido nunca expuesto fuera de Dinamarca.
Los tapices y cartones de Goya a¨²nan en una sala las ¡°Cuatro estaciones¡±, pintadas por el aragon¨¦s para el Palacio de El Pardo, que fueron dispersados por Carlos IV y ahora son aqu¨ª reunidos por primera vez. ¡°La caza del jabal¨ª¡± se muestra acompa?ada de la factura firmada por el aragon¨¦s y por Francesco Sabatini, su empleador y arquitecto del Palacio Real cooptado por el rey carolino. Obras de maestros como Gianbattista Ti¨¦polo, Mariano Salvador Maella, Francisco Bayeu o los paisajistas Antonio Joli o Michle Ange Houasse completan la oferta pict¨®rica de la exposici¨®n que exhibe, adem¨¢s, sorpresas como la colecci¨®n de tipos populares pintada por Lorenzo Ti¨¦polo, un repertorio de caracteres donde comparecen modas como las de los lunares femeninos ¨Ctodo un lenguaje amatorio veneciano de su ¨¦poca.?
Antes, rey en N¨¢poles
Todo lo expuesto da noticia de la magnificencia de aquel reinado. Antes de hacerlo en Espa?a, el monarca madrile?o rein¨® en N¨¢poles durante 24 a?os como Carlos VII y se trajo a Espa?a su experiencia de Gobierno tras la muerte sin descendencia de su hermano Fernando VI. Sobre Carlos III, viudo de Mar¨ªa Amalia de Sajonia -que le adentr¨® en el amor a las porcelanas-, hombre austero, religioso y cazador, influy¨® poderosamente su madre Isabel de Farnesio. Con ella, su hijo mantendr¨ªa devotos v¨ªnculos hasta su muerte. De ella hered¨® sus gustos art¨ªsticos, los que le llevaron a imitar, de Italia, f¨¢bricas como la de porcelanas de Capodimonte, instalada aqu¨ª en el Retiro; la de tapices, de los hermanos Van der Gotten; la cristales de la Granja o la de relojes, de corta duraci¨®n.
Por parte paterna, Carlos hered¨® el sentido de Estado de su padre, Felipe V, y de su abuelo, el Borb¨®n ¡°Rey Sol¡± Luis XIV. Con tales mimbres, el reinado carolino despleg¨® un esplendor hasta entonces inusitado, pues supo rodearse de los mejores gobernantes de su ¨¦poca, sensibles a los cambios que en la sociedad europea se gestaban al amparo del Siglo de las Luces y del despliegue de la racionalidad frente al Antiguo R¨¦gimen.
Fue Carlos III quien, en frase de Alfredo P¨¦rez de Armi?¨¢n presidente de Patrimonio Nacional, ¡°hispanizara plenamente la monarqu¨ªa espa?ola y asumiera la conexi¨®n din¨¢stica de la Casa de Borb¨®n con la de Habsburgo, linaje reinante precedente al suyo¡±. Por ello y con tal doble legado, la excelencia de su reinado, el impulso dado a las Artes, las reformas urban¨ªsticas, hacend¨ªsticas, fabriles, acometidas bajo su mandato, perfilaron una nueva silueta de la Espa?a de su tiempo. Poderosas transformaciones sociales y econ¨®micas operadas en la Europa del siglo XVIII se?alaron el comienzo de la andadura hist¨®rica espa?ola por la senda de la modernidad, como la exposici¨®n del Palacio Real de Madrid ha querido resaltar, seg¨²n sus mentores.
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