Madrid se viste de belenes
El Palacio Real, la Casa de Correos y el Ayuntamiento muestran sus espectaculares nacimientos
Miles de madrile?os y otros tantos forasteros de todo el pa¨ªs, que visitan la ciudad se?aladamente en estos d¨ªas, hacen colas de hasta dos horas de duraci¨®n en enclaves c¨¦ntricos de Madrid. ?Cu¨¢l es el motivo de tan abnegada resignaci¨®n?: no se trata de colas para adquirir loter¨ªa, ni entradas para partidos de f¨²tbol, ni de conciertos de rock. Se trata m¨¢s bien de una estoica guardia a pie para contemplar los excelentes belenes que decoran algunos puntos cardinales de Madrid: la Casa de Correos en la Puerta del Sol, el Ayuntamiento de Madrid en la de Cibeles y en la calle de Bail¨¦n, el que atesora el Palacio Real. No obstante hay muchos otros navide?os portales de Bel¨¦n en templos y asociaciones recreativas.
Una de ellas, la Asociaci¨®n de Belenistas de Madrid, ha protagonizado la construcci¨®n del bel¨¦n de 150 metros cuadrados de extensi¨®n que se exhibe en la planta baja de la sede el Gobierno regional. Con la ayuda de numerosos colaboradores de Madrid y de Cuenca, a los que los belenistas madrile?os agradecen el pr¨¦stamo de las figuras que ocupan el primer plano de su magna escenograf¨ªa ¨Clos belenes se atienen a las leyes de la perspectiva- han erigido uno de los conjuntos figurativos m¨¢s identificativos de Madrid; m¨¢s precisamente, del Madrid de la ¨¦poca del reinado del monarca Carlos III, por celebrarse este a?o el 300? aniversario de su nacimiento y por haber sido ¨¦l -rey de N¨¢poles 24 a?os antes de ce?irse la Corona espa?ola- quien introdujera la cultura ¡°napoletana¡± de los belenes en la vida social y religiosa madrile?a y embelleciera la ciudad con monumentales construcciones.
Ante la mirada fascinada de muchos ni?os embutidos en bufandas, un Madrid figurativo en miniatura se despliega frente a ellos mostrando el relato del nacimiento de Jes¨²s de Nazaret, desplegado en un escenario que incluye reproducciones de hasta 11 hitos monumentales de la ciudad, edificados, durante o ya existentes, bajo el reinado carolino. Todos han sido reproducidos laboriosamente por los belenistas, a los que no escapa ning¨²n detalle: desde las campanas repicantes de la iglesia de San Gin¨¦s, a la gran c¨²pula, a escala claro, de la bas¨ªlica de San Francisco el Grande (una de las mayores de Europa); surge tambi¨¦n la Puerta de Alcal¨¢ -por donde penetran a lomos de dromedarios los Reyes Magos en pos de rendir pleites¨ªa al reci¨¦n nacido-, m¨¢s la propia sede de la Casa de Correos o el que, soberbiamente encaramado sobre la cornisa geol¨®gica natural a Poniente, representa el Palacio Real.
Precisamente en la considerada como mejor y m¨¢s suntuosa mansi¨®n capitalina, hist¨®rica residencia, adem¨¢s, del primer inquilino coronado Carlos III, otro bel¨¦n, mimado por m¨¢s de treinta expertos y oficiales de los Talleres de Empleo de Patrimonio Nacional, bajo la direcci¨®n de la conservadora responsable de Escultura, Mar¨ªa Jes¨²s Herrero, deleita a quienes lo contemplan dentro de la visita al interior del Palacio Real.
En un derroche de detalle, las construcciones que jalonan el bel¨¦n reproducen, por ejemplo, las ruinas de Pompeya y Herculano, cuyo descubrimiento y estudio fue promovido por el monarca Carlos VII de Sicilia y N¨¢poles, aqu¨ª Carlos III. Precisamente ¨¦l mismo aparece con su peluca blanca dieciochesca representado en otra escena del bel¨¦n no lejana de la reproducci¨®n de un colmado donde se expende loter¨ªa ¨Cjuego inaugurado aqu¨ª bajo el reinado de aquel monarca-; no falta un teatrillo donde figuras con atav¨ªos de ¨¦poca representan un entrem¨¦s de la ¨¦poca de Cervantes, cuya muerte hace cuatro siglos se conmemora tambi¨¦n en este a?o.
Para dar noticia del mimo aplicado por los belenistas de Patrimonio Nacional cabe contemplar el detalle de las cinchas de arrastre confeccionadas en cuero claro por guarnicioneros del Palacio Real para aparejar una mula de puntiagudas orejas. Buena parte de las figuras y sus atuendos fue adquirida en Italia en el a?o 2000 por Gabriel Moya Valga?¨®n, conservador e historiador de Patrimonio Nacional. Daniel Guendulain lleva desde el verano columbrando el magno espect¨¢culo brindado a los visitantes del palacio, tarea para la que ha contado incluso con una ingeniera agr¨®noma que ha supervisado la hechura de los jardines que alfombran las escenas navide?as representadas en el bel¨¦n regio.
Por su parte, el Ayuntamiento ofrece la visita a su bel¨¦n en el edificio del Palacio de Comunicaciones de Cibeles, donde el escultor y artesano Jos¨¦ Luis Mayo Lebrija atrae con su detallada obra a miles de madrile?os y forasteros, que deben sacar previamente a su entrada un resguardo gratuito para asegurar el numerus clausus de 50 personas que, cada cinco o diez minutos, tal es la afluencia, pueden visitarlo.
Como colof¨®n, un bel¨¦n articulado, con agua, molino y miniaturas deliciosamente detalladas, se muestra al nivel de la mirada de los ni?os en una esquina de la Plaza Mayor, montado por un restaurante all¨ª situado, en derredor de una de las columnas que la jalona. El brillo de los ojos infantiles parece conservar el destello de una Navidad imaginada, a¨²n presente entre aromas de musgo, corcho monta?oso y r¨ªos de espejuelos cantarines.
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