La Corporaci¨®n Mondrag¨®n se enfrenta a la mayor demanda acumulada de Euskadi
Excooperativistas reclaman 47,8 millones por las aportaciones que entregaron a la extinta Fagor
Un total de 959 antiguos cooperativistas de Fagor Electrodom¨¦sticos y Edesa han conseguido sentar en el banquillo a la Corporaci¨®n Mondrag¨®n, el mayor grupo cooperativo de Espa?a. Reclaman una indemnizaci¨®n de 47,8 millones de euros por la p¨¦rdida de los ahorros que confiaron a la extinta cooperativa en forma de aportaciones voluntarias y pr¨¦stamos mercantiles. La denuncia que presentaron en diciembre de 2015 es "la mayor demanda acumulada de la historia de Euskadi", aseguran los afectados. El proceso judicial comienza este martes con una audiencia previa en los Juzgados de Bergara (Gipuzkoa).
La demanda interpuesta por los extrabajadores y jubilados de Fagor y Edesa, agrupados en las asociaciones Ordaindu y Eskuratu para hacer frente a este litigio de forma colectiva, pretende recuperar las cantidades que depositaron en las mencionadas cooperativas antes de su cierre definitivo en octubre de 2013 tras declararse en concurso de acreedores. Los damnificados sostienen que la Corporaci¨®n Mondrag¨®n "a lo largo de los dos a?os previos a la declaraci¨®n de concurso de Fagor y Edesa perjudic¨® de forma directa sus intereses como acreedores".
Estos exsocios de Fagor y Edesa denuncian que la cooperativa vendi¨® aportaciones voluntarias a los trabajadores hasta unos meses antes de la presentaci¨®n del preconcurso de acreedores "a sabiendas de que el capital no se iba a devolver" y que, por lo tanto "hubo bastante mala fe".
Fagor Electrodom¨¦sticos fue embolsando en los ¨²ltimos a?os previos a su cierre un total de 45,3 millones de euros que socios cooperativistas fueron depositando voluntariamente para que la compa?¨ªa invirtiese en su desarrollo a cambio de recibir unos intereses semestrales. Esta f¨®rmula de inversi¨®n pactada entre la cooperativa y sus socios, denominada ¡°aportaciones voluntarias¡±, suscit¨® la preocupaci¨®n de sus titulares, al comprobar que los fondos estaban siendo ¡°retenidos¡± por Fagor. Los demandantes se consideran "enga?ados" por el grupo cooperativista.
Los titulares de las aportaciones voluntarias se vieron ¡°doblemente afectados¡±, porque al problema de verse en la calle y sin trabajo tras la decisi¨®n de Fagor de cerrar su negocio, se sum¨® la imposibilidad de recuperar los ahorros que hab¨ªan confiado a la citada cooperativa.
Los asociados en Ordaindu y Eskuratu aserguran que se vieron obligados a acudir a los tribunales tras no recibir "ninguna respuesta" de la corporaci¨®n a las "numerosas solicitudes" para negociar su situaci¨®n. Durante los tres a?os largo de "lucha", aseguran los representantes de este colectivo, tambi¨¦n han solicitado la intermediaci¨®n del Gobierno vasco y del lehendakari I?igo Urkullu.
La demanda contra la corporaci¨®n sugiere que Mondrag¨®n prim¨® su propio patrimonio sobre los leg¨ªtimos intereses de los socios inactivos que, con una antig¨¹edad media de 40 a?os de trabajo en las dos cooperativas quebradas, confiaban plenamente en los ideales de la intercooperaci¨®n y solidaridad inculcados por la corporaci¨®n y que esta jam¨¢s les "enga?ar¨ªa ni abandonar¨ªa a su suerte". "Lo que dec¨ªa la corporaci¨®n iba a misa", pensaban los exsocios de Fagor y Edesa que invirtieron en estas compa?¨ªas.
Acusan a la Corporaci¨®n Mondrag¨®n de transmitir a los antiguos socios trabajadores mensajes tendentes a impedir que recuperaran el dinero que hab¨ªan depositado, principalmente en forma de aportaciones voluntarias, pr¨¦stamos mercantiles y reintegros pendientes. En numerosas ocasiones, a?aden, les garantizaron que la situaci¨®n econ¨®mica de Fagor no era negativa y que la compa?¨ªa ten¨ªa un ¡°futuro cierto¡±.
Los afectados sostienen que los responsables del grupo cooperativo les aseguraron "en todo momento" que no iban a permitir que cayeran Fagor y Edesa, la primera de las cuales estaba considerada como el buque insignia de la antigua MCC. En virtud de estos mensajes, decidieron mantener "sus "ahorros de toda la vida" en la cooperativa, en lugar de rescatarlos.
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