Una tribu muy divertida
¡®The Primitals¡¯, una comedia canalla a capela en el Alfil, est¨¢ protagonizada por cuatro curiosos ¡®abor¨ªgenes¡¯
Hubo bis en la ¨²ltima sesi¨®n de ¡®The Primitals¡¯, en el Alfil (Calle del Pez, 10), territorio de Yllana desde 1996. Y entonces ya s¨ª, ya sostenidos por los aplausos que casi imped¨ªan escuchar sus voces, los cuatro cantantes que se suben cada viernes a las 20.00 a las tablas del teatro, se permitieron saltarse el gui¨®n para, literalmente, partirse de risa. ¡°Somos una tribu de verdad, somos amigos, la comedia fluye porque trabajamos desde las buenas energ¨ªas, el buen rollo¡±. Quien habla es Pedro Herrero, rey del grupo en esta ¡°comedia musical a capela¡±. Lo hace en la cafeter¨ªa de al lado de la sala, tras el ensayo. Al d¨ªa siguiente, como cada viernes desde que estrenasen en octubre, una cola de espectadores tomar¨¢ la calle del Pez. ¡°La obra gusta a todo el mundo, a los mel¨®manos y a los que no conocen tanto la m¨²sica¡±, explica Adri Soto, responsable en la ficci¨®n de las p¨®cimas y sus subsecuentes viajes m¨²sico-narc¨®ticos.
Cuando las luces se apagan y los tambores empiezan a ganar intensidad, se descorre el tel¨®n del espect¨¢culo total. Y se sale a escena la selva que dirige Joe O'Curneen, con Santi Ibarretxe al cargo de la m¨²sica. Que en este espect¨¢culo, la m¨²sica lo es todo. Pero es tambi¨¦n clown, cabaret, circo y magia¡ Pura comedia canalla, cantada a capela de principio a fin, ¡°desde las tripas¡±, apunta Herrero. ¡°Combina las disciplinas musical y art¨ªstica, que podr¨ªan tener, en otro contexto, fricci¨®n¡±, explica. Desde el minuto uno se consigue hablar con el p¨²blico en un idioma inventado. Y se presentan los personajes, ¡°que podemos ser todos y a la vez ninguno¡±, apunta ??igo Garc¨ªa, uno de los dos guerreros sobre el escenario. ¡°Ser una tribu nos ayuda a crear un personaje indefinido, todo vale porque todo es b¨¢sico¡±. ¡°Y eso ayuda a que cada persona interprete algo distinto cuando ve la obra, cada uno busca su propia historia¡±, a?ade Manu Pilas, responsable de alguna de las escenas m¨¢s tremendas.
Para construir esta historia, los abor¨ªgenes se sirven de una m¨ªmica impecable. De un vestuario que funciona casi como un lienzo y una m¨¢scara que les lleva m¨¢s de una hora de maquillaje. Y de un lenguaje construido con onomatopeyas, sonoro, y tan eficaz que consigue que el espectador aprenda el idioma (que suena a Hawaii, Euskadi y Mesoam¨¦rica) a los pocos minutos. ¡°Las propias onomatopeyas dan paso a la funci¨®n r¨ªtmica del ¡®beatbox¡¯ [percusi¨®n vocal] adem¨¢s de los arreglos¡±, apunta Manu Pilas. Siguen un gui¨®n que tiene prohibida la improvisaci¨®n (aunque reconocen que a veces se rebelan), y que echa mano de juegos de palabras en castellano. Con eso consiguen retener al espectador y arrancarle una carcajada. Y cantan todo el rato; y el p¨²blico que no sabe si aplaudir o cerrar la boca, pues consiguen hacer de dos gru?idos la mejor transici¨®n posible a la Bohemian Rhapsody de Queen, y sin trasbordo a un aria de Puccini. Cuentan una historia en ascendente hasta el final, cuando se rompen, y estallan en el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Y entonces es cuando el p¨²blico se pregunta qu¨¦ es lo que ha visto y qu¨¦ historia se ha contado¡ pero s¨®lo le sale aplaudir como un solo cuerpo, todos de pie.
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