14 a?os luchando por respirar
Un adolescente gaditano ha viajado 18 veces a Madrid para tratarse en el hospital 12 de Octubre, centro de referencia en enfermedades pedi¨¢tricas obstructivas
Darth Vader. A Carlos Villabrille, de 14 a?os, le apodan en su casa cari?osamente como al personaje de Star Wars. El motivo no es otro que el ruido que emite al respirar desde que ten¨ªa tres meses. Carlos lleva desde entonces peleando por cada gota de ox¨ªgeno. El joven sufre una estenosis subgl¨®tica, un estrechamiento de la tr¨¢quea que le impide respirar con facilidad. Desde entonces, ha viajado con su madre 18 veces desde Conil de la Frontera (C¨¢diz), donde reside, al hospital p¨²blico 12 de Octubre para que le intervengan.
¡°Es muy duro y estamos cansados¡±, cuenta su madre, Laura Garces. Aunque no lo aparenta, Carlos est¨¢ nervioso antes de entrar al quir¨®fano y se queja de que tiene hambre y sed. Lleva unas gafas de pasta negras y un par de cicatrices visibles en la garganta. No le gusta que se las toquen. Insiste en ver a su cirujano, que le lleva tratando desde que naci¨®. Entonces sufri¨® una parada cardiorrespiratoria, le trasladaron en un avi¨®n medicalizado a Torrej¨®n de Ardoz y de ah¨ª al hospital 12 de Octubre. Lleg¨® ¡°medio muerto¡±, cuenta su madre. A los pocos d¨ªas le hicieron un split tricoideo para agrandarle la tr¨¢quea. Una operaci¨®n que le ha funcionado hasta que cumpli¨® los 13 a?os, cuando la garganta empez¨® a cerrarse de nuevo.
La elecci¨®n del centro hospitalario no es caprichosa. Es especialista en este campo y este viernes celebraron unas jornadas para presentar la Asociaci¨®n de Enfermedades Pedi¨¢tricas Obstructivas. Al principio viajaban un par de veces al a?o para revisar que la tr¨¢quea crec¨ªa acorde a su edad. Cuando sufri¨® una obstrucci¨®n del 40% los doctores decidieron practicarle una operaci¨®n vital que pocos cirujanos practican en Espa?a.
Su madre insiste en sus elogios a la sanidad p¨²blica, esa que tantas cr¨ªticas recibe. Esa que sufre desplomes de techos o inundaciones por roturas de ca?er¨ªas. La de los hospitales ¡°obsoletos¡±, seg¨²n la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes. Sin embargo, para Laura los profesionales y los voluntarios de la sanidad p¨²blica merecen un reconocimiento por encima de las infraestructuras. ¡°El doctor Pacheco es el ¨¢ngel de mi hijo¡±, relata. ¡°Y es un lujo tener a una profesora particular, que no nos podemos permitir en casa. O los voluntarios que vienen a jugar, a convertir las tardes en algo m¨¢s ameno y llevadero. No veas c¨®mo nos atienden¡±, afirma.
Entre viajes y crisis, Laura no trabaja. ¡°Imposible, no puedo prever cu¨¢ndo nos tenemos que venir a Madrid ni por cu¨¢nto tiempo¡±. La familia vive de la pensi¨®n de la abuela y de subarrendar dos pisos que tiene en propiedad. ¡°Los viajes son un desgaste econ¨®mico y mental, pero que gracias al lado humano del hospital es agradable¡±. No en vano, en una de las primeras visitas a la capital acudieron con su otro hijo. El hospital le hizo un ingreso solidario y se hizo cargo de su manutenci¨®n para no separarle de su hermano.
El propio Carlos identifica los momentos en los que se acerca el viaje a Madrid. ¡°Cuando subo por las escaleras de mi casa y al llegar arriba me tengo que sentar porque me duele el est¨®mago por falta de aire. Ah¨ª s¨¦ que algo no va bien¡±, cuenta. Carlos cree que ser¨¢ m¨¦dico. Por ahora es su ilusi¨®n. ¡°Me gustar¨ªa ser cirujano; pero tambi¨¦n me gustan mucho los ni?os por lo que no descarto formarme como pediatra¡±, se?ala.
El doctor Juan Ant¨®n-Pacheco afirma que probablemente hasta los 20 a?os haya que controlar de cerca la dolencia de Carlos. Su hermano Joseba se ha quedado en Conil con su abuela y la asistenta que les ayuda. ¡°No le ha gustado nada separarse de su hermano¡±, cuenta su madre. Pese a que la entrada al quir¨®fano es inminente, a Carlos no le tiembla el pulso para discutirle a su madre cualquier cosa. Antes de ponerse en manos del cirujano de nuevo. La intervenci¨®n sale bien. ¡°No ser¨¢ la ¨²ltima, pero ya queda menos. Vamos por el buen camino¡±, cuenta esperanzada su madre.
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